Ya falta muy poco para los “Domingos”; para uno, el Domingo de Ramos, que para quien nos gustan las cofradías y creemos en los Santos Evangelios, peregrinamos por aquellos templos y parroquias para ver los pasos y misterios que las distintas hermandades ofrecen al público. Es tiempo de júbilos y deseos, de sentimientos y pasiones, de silencios y alegría, de recogimientos y vocaciones, y sobre todo de muchas justificaciones.
El otro “Domingo”, es diferente pero tiene algún aroma que complemente al anterior, y es el Domingo de Resurrección. Los cerrojos del Patio de Cuadrillas de la Real Maestranza de Sevilla, de su Capilla, se abren ese día para deleitar al aficionado, a ese que horas atrás, ha sentido y vivido otra religión pero con el mismo guión de respeto y pasión.
Son “Domingos” diferentes, pero que tienen la misma virtud: El pueblo quiere vivir ese día con la misma intensidad. Se pasa de la Resurrección a la Gloria en un instante, y cuando suenen los sones de «Plaza de toros de la Maestranza», el aficionado reflexionará sobre la semana vivida y la que le queda por vivir, en dos escenarios diferentes. Por un lado el fervor de la calle, y por otro lado la pasión en un ruedo, y con un espectáculo bello, plástico y trágico, algo que lo diferencia de la Semana Santa, donde la tragedia vivida en el Gólgota por Jesús, se convierte en la calle en una manifestación religiosa pacífica y silenciosa como eje principal de honrar a la fe por las calles de la ciudad.
Debemos procurar vivir este tiempo con el anhelo siempre libre de cuidar las tradiciones y costumbres, de disfrutar el camino que ambos “Domingos” nos deparen, y valorar por ello, que un año más se disfrute con la misma intensidad y gozo que años anteriores aunque las circunstancias algunas veces no lo permitan.
De Ramos a Resurrección y siempre ¡¡de frente!!, como los buenos costaleros, aquellos que en esta semana van debajo de un paso, y que son aquellos, - ¿Verdad Matias, Christian, Carlos, etc...? - que se convierten después en auténticos “capitalistas”, con ese mismo coraje y sacrificio que se aferran a sus trabajaderas, una semana más tarde, como si fuera el palio de la Virgen de la Paz, y que son capaces, por su afición y sentir, de sacar a hombros a un torero por las calles de su ciudad. ¡¡Oleé!!.
En esta semana que se venera la tradición y el sentimiento, os deseo todo lo mejor. Vivámosla con mucho respeto.
Foto: Perez@larcon
No hay comentarios:
Publicar un comentario