Vademécum para recuperar el aforo

Lama de Góngora en Olivenza

No puedo ser muy optimista de cara al futuro de la fiesta si cogemos las cifras de aforo que nos transmiten las primeras ferias taurinas del año, más concretamente la finalizada Feria de Castellón, y las declaraciones de «auxilio» del empresario, y responsable de la gestión, el Sr. Patón, en cuanto a su lamento por las perdidas económicas. 

Son quejas que este humilde aficionado no puede compartir en cuanto que el único responsable de la gestión, contratación y publicidad de un espectáculo corre a “riesgo y ventura” del que lo ofrece para el lucro societario de la empresa y divertimento e interés del público asistente. Dos elementos que no podemos olvidar. Un ejemplo: Si una serie de televisión no genera audiencia, no está en parrilla más de dos semanas seguidas, y luego al director y productor no le queda más remedio que "amoquinar" el desastre de esa pésima jugada. En los toros no pasa lo mismo; se llora y no se corrigen deficiencias. Algo falla.

Mi inquietud y tristeza se debe al repaso de los aforos en la Feria de la Magdalena, y un dato general es que ninguna tarde se ha llenado. No solamente la crisis económica que padecemos, que también, debe justificar el escaso aforo del coso castellonense, sino existen criterios objetivos que podrían presumir que a la vista del abono, mucho cemento se podía ver en esa feria. Se da la casualidad que cuando un empresario ofrece un espectáculo de calidad y distinto de lo habitual, el público, y aficionado, responde un poco mejor. En Castellón, por los datos leidos se puede motivar este comentario; en las corridas “toristas” con toreros “apetecibles” para el aficionado (Urdiales, Gallo, Castaño..etc) se pudo ver mejor entrada (algo más de 3/4 del aforo) que con las denominadas “figuras” – que las principales han brillado por su ausencia – y donde la media entrada, o por debajo de ella, fue la tónica general. 

Cabría preguntarle al Sr. Patón, por su incidencia o malestar por los resultados económicos, si hubiera sido realmente más lógico que cuando se hubiera estado gestando la Feria no hubiera sido mejor contar con posibles matadores de toros ausentes, y con aquellos otros, que sin ser figuras contrastadas, pudieran haber hecho mejor papel que los que de forma reiterada en el tiempo lo hacen en esa plaza, con el sólo mérito de tener un amigo o un buen apoderado. Es hora de darse cuenta de que estos «detalles», y funestas gestiones empresariales, a la larga cuestan dinero y genera desconfianza en un sector de la afición, que muy a su pesar, prefiere quedarse en casa antes que pagar un abono que no le aporta felicidad y pasión. 

Ahí debemos darnos cuenta que el sistema empresarial se queja mucho pero no rectifica nunca. Y eso a mi modesto parecer es un error estulto del empresariado taurino. No es hora de lamentos sino de modificar conductas y criterios, y algunos empresarios, como los de Sevilla, por poner un ejemplo, han sabido, a fuerza de “palitos verbales” de la prensa y colectivos de aficionados, corregir actuaciones y presentar alicientes en un abono donde parece – aunque tardes muy señaladas – que las entradas se podrían agotar antes del Domingo de Resurrección. 

Y es que la lógica impera en este tipo de espectáculos, y la calidad, y la buena sintonia entre espectador y espectáculo es fruto de muchas cosas, y si no que se lo pregunten a los empresarios de Olivenza...donde en apenas 10 años han conseguido que empresariado y afición se ponga de acuerdo en ofrecer algo más que un abono taurino; calidad y buenas combinaciones, y sobre todo del gusto de todos los asistentes. Con eso lleno asegurado. Habría que repartir un Vademécum para los señores empresarios y fijar nociones para el futuro. Falta hace.

Foto: Alvaro Pastor Torres