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miércoles, 19 de agosto de 2015

Hernández Montanari: «La responsabilidad que tengo es luchar por que el espectáculo anunciado sea íntegro»

El periódico Ideal de Almería realiza de manos de Juanjo Aguilera una entrevista a Benjamín Hernández Montanari, Presidente de la Plaza de Toros de Almería. La copio y pego para su difusion:

«El comienzo del ciclo taurino almeriense está a la vuelta de la esquina. Benjamín Hernández Montanari, que afronta el tercer año de mandato, analiza lo que espera sea una feria para la que desea los mejores augurios. De todas formas, en su análisis, el presidente del coso taurino almeriense habla de dar pasos unidos, no sólo para la calidad de una plaza que fue santo y seña no hace muchos años, sino también para fortalecer la defensa de un espectáculo que se enfrenta a detractores 'anti-sistema' que emplean la violencia, ya sea física o verbal, para imponer un 'estilo de vida'. Embrujado del entorno de la plaza de Almería, de la que dice estar enamorado, sus conocimientos los ha adquirido entre Almería y Salamanca, además de basar su 'crecimiento' con sus muchos años como crítico taurino, que le permiten ver las cosas de otra manera. Considera que su posición en el palco le sitúa en un lugar de privilegio, pero de una responsabilidad enorme, por la inmediatez de sus decisiones.  
¿La feria responde a lo que se pide?  
Al haber sido crítico taurino, me cuesta diferenciar cuando hablo como aficionado a como cuando hablo como presidente de la plaza. Desde este prisma, no soy empresa, no soy quién para decir si los carteles son buenos o malos. La única responsabilidad que tengo es luchar por que el espectáculo anunciado sea íntegro, que el toro sea el que tiene que salir, que los toreros se comporten, que se den las orejas que se tengan que dar y mantener el orden público, con cuestiones previas y posteriores. 
¿Pero es acorde a lo pedido? 
Vamos a ver si es verdad que el aficionado pide lo que la empresa da este año. Se han pedido toreros locales, ha habido una aceptación por parte de los medios por el mano a mano. Hay que ver el enganche del espectador en general para justificar esta corrida y el número de festejos que se están dando. Vienen grandes figuras, está justificado el que no viene, la empresa ha apostado por rejones... Al final se verá el resultado de cara al futuro. Almería intenta recuperar el estatus que tuvo y ahí el presidente tiene una responsabilidad. La plaza de toros es lo que quiera el público. No podemos disponer a criterio de una única persona. Quiero lo mejor para Almería, lo mejor para esta plaza. Cuando vas fuera, notas un respeto hacia Almería por parte de todo el mundo. Es una plaza agradable, donde los toreros quieren venir, los triunfos tienen su repercusión, aunque no condicionen la temporada, el toro de Almería es el que es. Hace años, Almería era la mejor plaza de segunda y estoy convencido que lo que he exigido como crítico taurino se mantenga. Hay momentos que voy a ser incomprendido, quizás; que me puedo equivocar, también, pero no va a haber comportamiento de mala fe. Que vuelva a ser referencia depende de todos. Hay aficionados que exigen y otros que vienen a rentabilizar la entrada y salir diciendo que se han cortado muchas orejas. Mi obsesión es que Almería sea una plaza importante, pero no desagradable. Almería se ha ganado el matiz de plaza seria. Todo entra. La seriedad de la plaza, que los triunfos sean de verdad, que nadie los cuestione. Me preocupa que no haya un triunfo cuestionado por nadie por una oreja regalada. Preferimos quedarnos cortos que largos. Es preferible una oreja de peso que dos de más. Que los triunfos condicionen a los toreros, que triunfar no va a ser fácil.   
A lo largo de tu proceso como taurino has tenido fuentes importantes de las que beber. 
 La plaza de toros es lo que quiera el público. No podemos disponer a criterio de una única persona. Quiero lo mejor para Almería, lo mejor para esta plaza. Cuando vas fuera, notas un respeto hacia Almería por parte de todo el mundo. Es una plaza agradable, donde los toreros quieren venir, los triunfos tienen su repercusión, aunque no condicionen la temporada, el toro de Almería es el que es. Hace años, Almería era la mejor plaza de segunda y estoy convencido que lo que he exigido como crítico taurino se mantenga. Hay momentos que voy a ser incomprendido, quizás; que me puedo equivocar, también, pero no va a haber comportamiento de mala fe. Que vuelva a ser referencia depende de todos. Hay aficionados que exigen y otros que vienen a rentabilizar la entrada y salir diciendo que se han cortado muchas orejas. Mi obsesión es que Almería sea una plaza importante, pero no desagradable.  
Almería se ha ganado el matiz de plaza seria
Todo entra. La seriedad de la plaza, que los triunfos sean de verdad, que nadie los cuestione. Me preocupa que no haya un triunfo cuestionado por nadie por una oreja regalada. Preferimos quedarnos cortos que largos. Es preferible una oreja de peso que dos de más. Que los triunfos condicionen a los toreros, que triunfar no va a ser fácil. 
A lo largo de tu proceso como taurino has tenido fuentes importantes de las que beber. 
La primera vez que me impactó una plaza fue en Almería. Vi una corrida de toros de Osborne con El Viti, Paquirri y Manzanares, en 1977. Se me quedó grabado la luminosidad, la verdad, el sitio sagrado que es el ruedo. Eso es para siempre. Me enamoró este espectáculo, se me metió muy dentro, comencé a vivirlo y por el traslado de mi padre, que era funcionario, a Salamanca y ahí aparece mi relación con el campo bravo, con los toreros, con los ganaderos y empecé a escuchar mucho. Probé a ponerme delante de los animales, ver sus reacciones, comencé a escribir, fui alumno de la Escuela Taurina de Salamanca. No quería ser torero, quería aprender. A partir de ese momento hay un bagaje de 33 años escribiendo y tres años en el palco. He bebido en las fuentes de los que saben. Además, es importante el ejercicio de la crítica taurina, porque al día siguiente estás toreando. Te van a leer y tienes que ser muy fiel a la verdad de lo que hay en la plaza. 
Es de figurar que también habrás tomado buenas notas de los anteriores presidentes. 
Claro. Un presidente entra en unas esquinas en las que no entra la prensa. Siempre he dicho que ahora mismo el presidente es una figura que debe estar equidistante de todos los sectores. Guardar la misma distancia con los empresarios, ganaderos, toreros, con el público, con la crítica y con todo. Quien tiene la última decisión es el presidente y la equidistancia dará lugar a que acierte el máximo. El palco es un sitio privilegiado, pero importante porque tiene grandes responsabilidades que son más inmediatas.
¿Cómo es el día a día en la semana de la feria? 
Empieza muchas semanas antes. Si el empresario y el ganadero quisieran podría ir a ver la situación del toro en el campo, hacer el señalamiento de los toros que pueden venir. La situación de un presidente se fija en qué toreros y ganaderías van a venir, en qué momento están, qué sensibilidades hay en el público con cada torero, avisar y llevar el contacto de las corridas señaladas. 
Almería, sí es verdad, tiene muchas dificultades en ese sentido. 
En el ganado hay que advertir ciertas preocupaciones de cara a lo que es el toro de Almería, que no venga cualquier cosa porque viene el toro y entre que se desembarca, se le hacen los primeros reconocimientos y hasta la lidia no hay tanto tiempo y Almería está muy lejos de muchas ganaderías. Son previsiones que hay que hacer y hay que hablar. 
Además de mucho papeleo... 
Hay una labor previa de asesoramiento, una parte administrativa con todos los documentos, que son muchísimos, que hay que presentar para garantizar el espectáculo, con recepción de un documento que dice que ya está todo aprobado, de que está todo en su sitio. Cuando pasa a mí, hay que desembarcar los toros, con pesaje, reconocimientos... Aprobada la corrida, los profesionales enlotan, se enchiqueran y una hora antes del festejo al palco a esperar. Suelo saludar a mucha gente, pero voy al patio de cuadrillas y cinco minutos antes de la corrida me subo al palco para que empiece la corrida. Una vez acaba el festejo, en un acta se refleja todo, así todos los días de corrida.» 

Foto: Ideal

 

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