Asistíamos a la última de San Miguel,
con un cartel rematado y con toreros que en esta temporada están
diciendo algo. Y eso se ha percibido en el ambiente, con un casi
lleno en los tendidos, que dice algo del sentir de la afición de
Sevilla, que ha demostrado en esta feria que con carteles rematados
la gente acude a la plaza. Tomen nota empresa y toreros lo que la
gente quiere en cada momento. Y promocionen el espectáculo.
Sobre la corrida podemos destacar que
se ha lidiado un encierro potable en términos generales de Hermanos
Jiménez de correcta presentación - excepto el quinto, de aspecto
anovillado - con dos toros, 1º y 5º que han sido excelentes en la
muleta, y aplaudidos en el arrastre. 3º y 4º de Hermanos Sampedro
de irreprochable presentación, les ha faltado fondo en el último
tercio.
Sebastián Castella se fue a chiqueros
a recibir a su primero que fue noble y repetidor y que le permitió
cuajarlo con el capote y la muleta. De exquisita nobleza con una
pizca de querencia, le valió para cortar dos orejas por una faena
muy templada y pulcra con un toreo a derechas impecable. Las series
con la derecha tuvieron largura y ligazón. Por el pitón izquierdo
se ajustó menos por la poca codicia del animal. Faena sería y
maciza que tras una estocada algo trasera se le concedieron dos
orejas. Con una quizás hubiera sido suficiente.
Con el descarado cuarto, un toro con
cuajo corniveleto, el francés salió motivado desde el principio. El
animal, con algo de genio, tuvo su importancia en la muleta, y
Castella le recetó su temple con al mano derecha a un animal que le
costaba humillar. Protestó mucho el animal cuando el francés le
baja la mano, pero anduvo listo el torero para sacarle el partido a
una faena que tenía el objetivo de cortar la oreja que le permitiese
salir por la Puerta del Príncipe. Si lo hubiese matado, lo hubiera
conseguido. Buena disposición la del torero de Beziers.
José María Manzanares le tocó en
suerte un toro basto de hechuras que nunca tomó partido con la
obligación de embestir. Además le costaba humillar.
Manzanares tampoco apretó por el pitón más fiable que era el
derecho. Tras un aviso y dos estocadas enteras fue aplaudido.
Con el quinto, un buen toro de Olga
Jimenez, que demostró bravura, codicia y fijeza en la muleta, el de Alicante estuvo sensacional. Esteticamente perfecto, y
dándole distancia y tiempo a un toro que necesitaba el mimo
adecuado. Faena sentida y con los ajustes propios, que tras fallar
con la espada, todo quedó en una oreja. Lo mejor de la faena, dos
cambios de mano para paladares exquisitos y tres series con la mano
derecha que tuvieron dominio, poder y estética. Buen criterio de la Presidencia al no conceder la segunda.
López Simón anduvo correcto con un
toro de Sampedro que nunca termino de romper. Cumplió en el caballo
pero nada más. Ya en la muleta Simon anduvo porfion y con ganas de
someter a un animal soso y sin transmisión.
Con el último un toro Hermanos Jiménez
sin fijeza y con genio, anduvo dispuesto y su brindis al público
evidenciaban sus ganas. Pero el toro se apago pronto y se agarró al
albero con cierto peligro. Torero de cercanías acabo el toro
rajándose y el público pidiendo la muerte. Sin lote para el
madrileño.
Saludaron José Chacón en el 4º y Suso y Blazquez en el 5º, tras un tercio de banderillas vibrante. Lidió magistralmente el quinto de la tarde el subalterno Rafael Rosa, de la cuadrilla de Manzanares.
Saludaron José Chacón en el 4º y Suso y Blazquez en el 5º, tras un tercio de banderillas vibrante. Lidió magistralmente el quinto de la tarde el subalterno Rafael Rosa, de la cuadrilla de Manzanares.
Foto: Maestranza-Pagés (Twitter)
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