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miércoles, 22 de mayo de 2013

A Pepe Luis en el Recuerdo*

Ya retirado de la escritura taurina debía un artículo al Blog de mi gran amigo Juan Manuel. No podía despedirme a la francesa. Y digo yo (¿os suena?) Qué mejor despedida que decir algo a la muerte de un Torero. 
En el agro andaluz hay un dicho que reza: “viendo el chozo se ve el jabal” (campo de habas). Viene a decir que con solo ver el tipo de lugar en el que el agricultor se guarece de las calores e inclemencias se puede colegir cómo es la tierra y la cantidad de fruto que produce. También se aplica con frecuencia a que contemplando las repercusiones de su conducta es posible decir casi sin temor a equivocarse qué tipo de persona fue. 
En lo personal lo traté muy pocas veces : en la comisión del monumento que Sevilla le erigió y alguna que otra vez con su hijo mi idolatrado Pepe Luis Vázquez Silva. Viendo su descendencia se podía perfectamente saber qué tipo de padre y persona fue: sencillo, humilde, callado y preñado de naturalidad. Los pilares de la Sabiduría. 
En lo taurómaco alcancé a verlo pero no lo “vi”. Esto es estuve en la plaza cuando el toreaba, mas no tenía capacidad de discernimiento para analizar lo que hacía. Con todo basta con hablar con los profesionales de esto, los que de verdad saben, para comprender que junto a Chicuelo y Pepín Martín Vázquez formó parte de la trilogía de toreros sevillanos capaces de aficionar a los antitaurinos. “No toreaba, acariciaba” decía Rafael Fernández “Jarrillo” mientras le daban su última vuelta al ruedo en la plaza de más solera del mundo. 
Cuentan que cuando le dijeron a Manolete que a Pepe Luis lo había cogido un toro en Santander respondió lacónicamente “se habrá caído”. En efecto había resbalado. También que el Califa cordobés contestó a Arruza cuando este le inquirió sobre quien era Pepe Luis: “El que nos deja comer langostinos a ti y a mí; si quisiera …”. 
Anecdotas mil. Casi todas está contadas. Pero no puedo resistirme a citar lo que escribí como juguetillos, en 1990 cuando la tertulia poética Cuadernos de Roldán le ofreció el número 6 de su colección, titulado "El Arte de birli birloque" en los salones de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla:
 
La ilusión encarnó
En un niño rubito
De San Bernardo.
Y el toreo se puso
de traje largo.
Su capote… es melisma
Que se modula;
Su muleta mil sueños
De galanura
La Esperanza silente
Trajo un torero;
He tenido la suerte,
De niño, verlo.
Torear es doblarse por bajo
Con el miedo.
Y… vencerlo.
Y sentir quemazón de Arte
Por los adentros.

*Artículo de opinión de Luis Garcia Caviedes,  Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.
 

lunes, 16 de abril de 2012

El Adorno: «La lección del maestro Davila Miura»*

Una de las razones de no haberme adornado durante bastante tiempo ha sido los compromisos contraídos con otra de las aficiones que uno gasta: el rugby. Las otras, incluido un proceso vírico de casi un mes, no hacen al caso. Y eso que, ya jubilata, podía disponer de más tiempo. Pero no. 
No me apetecía escribir de algo tan querido que ha sido boyante y, queramos o no, anda en caída libre: la tauromaquia. Tampoco había tanta materia. Y más cuando desde todos los foros posibles se ha hablado hasta la extenuación de carteles, abonos, ausencias, cachés derechos de imagen... la Biblia en pasta. 
Para ausencia la del público en los tendidos en la corrida de Oliva Soto, Nazaré y Silveti Un tercio mal contado de plaza con un cartel a priori algo interesante. Soto el año pasado por poco abre la Puerta de más solera del orbe taurino: la del Príncipe. Nazaré triunfó cada vez que toreó aquí el año pasado y el mejicano Silveti, que siempre es atractivo un torero de ultramar, venía de cortar un rabo en México esta temporada. Pues nada. Poquita gente, lo que indica que no no hay excedente de abonados, y las reservas económicas del personal no anda en condiciones. Si de postre incluimos que las garantías de ver algo a modo son escasas, pues a quedasrse en casa. 
Comentaba un gran taurino que las retransmisiones en directo, en concreto parara la provincia de Sevilla, habría que regularlas. Que no es de recibo que un “tipo por 13´90 € al mes vea lo mismo que yo por 1.800” Otro que tampoco es dudoso de su afición, le contestó: “A lo mejor es el de la Tele el que paga el justiprecio y nosotros demasía. Para lo que nos dan un dia si y otro también”. Quizás los dos lleven razón. Exageradillo el segundo. 
Hace unos dias el maestro Eduardo Dávila Miura, aficionado también al rugby, acepto la invitación del seleccionador nacional de este deporte, Regis Sonnes, aficionado cabal del Sur francés a la Tauromaquia, para darle una lección magistral a los seleccionados españoles: una clase de toreo de salón. En el rugby como en el toreo los tiempos son fundamentales, la coordinación psicomotriz también. Además se transmite que con determinados movimientos se domeña la bravura del toro. Se puede extrapolar para atemperar la bravura del equipo contrario. A igualdad de “riles” que dicen los cayos, el más inteligente gana. Vivir el “como si”. Psicodrama quimicamente puro.
Los resultados excelentes: se hizo convivencia; se jugó al toro un montón. Alguno pudo ver de cerca por primera vez a un héroe mitológico, el torero. Gracias Maestro. Y la temporada que viene a verlo lotra vez en los partidos del Ciencias. Otra vez gracias.

 *Escrito por Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla

sábado, 28 de enero de 2012

El Adorno: «El toro de Sevilla»*

Queda rematar los carteles más las ganaderías están decididas. A más de un aficionado le produce ingentes cantidades de alegría la vuelta de los toros que pastan en Comeuñas, esto es los toros de Cuadri. Saldrán bravos o menos bravos pero seguro que íntegros y con su castita dentro.
Cuestión importante es hablar sobre lo que se ha dado en llamar "el toro de Sevilla". La frase puede ser inductora de caer en serios equívocos. El toro de Sevilla es el de todos lados y el que gusta es aquel que permita al torero realizar la definición que de toreo hacía Rafael Gomez El Gallo: Torear es tener un misterio que decir... y decirlo. Sin el toro de verdad, que no tiene por qué ser el zambombo que se puso de moda allá por los noventa en Las Ventas del Espíritu Santo. El toro, salvo determinados encastes, ha sido siempre un animal bajito.
Viene a cuento lo, cuentan, dijo en cierta ocasión Juan Belmonte a un vaquero que trabajaba en su finca de Gomez Cardeña. El buen vaquero, excelente persona y conocedor del toro como pocos y que llegó a matador de toros quería ser torero y le regaló a D. Juan dos entradas para su debut. El chaval arrojado y valiente, virtud que sobresalía sobre todas aunque no andaba carente de buen gusto en especial con el capote, mostró sus cartas pues de oficio debían estar cortito por aquellas calendas.
Al dia siguiente, ya en la finca Belmonte le dijo: “Mira muchacho cuando salga el toro te agachas y verás que le cuelgan dos cosas que seguro que son más gordos que los tuyos”. Le decía que a “riles” no le ganaba nadie al toro, que había que poderle con inteligencia.
Viene a cuento esto porque, como decía, el toro es un animal no muy grande porque “esos atributos pesaban tanto que no le permitía crecer”( frase de un mayoral). El toro creció al tiempo que laminaban, algunos, su fiereza. Curiosamente esa cualidad sigue intacta en la mayoría de los toros que se crían en Sevilla.
El toro tradicional que se cría en la provincia de Sevilla, y por ganaderos naturales o residentes en ella, no es toro, precisamente, comercial ni terciadito. Nos estamos refiriendo al toro de Miura, que pasta en La Campana, al de Pablo Romero que lo hace en Aznalcóllar, al de Guardiola en Utrera, los "Tulios" en Villanueva del Rio y Minas, Albaserrada, Villamarta, los "santacolomas" de Buendía y Felipe Bartolomé...
Y ya que citamos a Pablo-Romero pienso lo buen presidente que se pierde la Maestranza en la figura del último propietario de la vacada: Jaime Pablo-Romero de la Cámara.
Otra cosa dieferente será el toro que suele salir en la Maestranza.
Por el tipo de aficionado que la asiste, es toro que proporciona(ba) la posibilidad de hacer un tipo de toreo determinado, con más frecuencia que el mastodonte de otras plazas. Quizás por el tópico del "toreo de Sevilla" se ha buscado un toro acorde con él. Los toreros quieren el toro de poco riesgo y al que "se le pueda hacer algo importante", de ahí que sean conniventes con ese tipo de toro y, cómplices, silenciadores en el caso frecuente de sufrir las reses un disgusto en las puntas.
En la permanente búsqueda que los ganaderos hacen de un toro noble y sin picante, se ha llegado a discordar uno, bobalicón, sin raza y que puede dar al traste con el invento. Nadie quiere, porque no sirve al espectáculo, un rufián de "colmillos retorcidos", desencajado de las características de su encaste; mas tampoco se puede uno, alegremente, conformar con un toro desrazado y sin motor. El riesgo de quedarnos sin fiesta con ese toro es tan grande como el se corre con el toro mastodonte, basto y destartalado, sin casta, ni clase alguna y adoleciendo de las peculiariedades zootécnicas y psicológicas que, siempre, ha tenido el toro de lidia.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

jueves, 12 de enero de 2012

El Adorno: «Los gitanos y el toreo»*

El gusanillo taurino de los aficionados que antes se mataba con los festivales de principios de año ahora está vivito y coleando. Ya casi no hay festivales. Peor aún, casi no hay ni gusanillo. Son tan caros que no hay quien le meta el diente. Quedan en la memoria los que Diego Puerta organizaba, y costeaba, en Sanlúcar la Mayor; los de Higuera de la Sierra con José Luis Parada como factotum; los de Cantillana con Manili y tantos otros.
Por eso el anuncio del Festival que la Hermandad de los Gitanos de Utrera le frece a Curro Romero y a Rafael de Paula nos hace no salir de contento y alegría. Utrera, los gitanos, el toreo Curro y Rafael. ¿Has dicho algo?
Aunque esté feo hablar de uno, fui quien le hizo a José Monge Cruz “Camarón de la Isla”. la ultima entrevista que concedió antes de ser visitado por la Ruina Negra. A la pregunta de qué era para la él la Reina de los cantes, la soleá, contestó “la soleá es una faena de muleta de Curro muy despacio y muy a compás". También definió la siguiriya como “una verónica muy desgarrada de Paula.
 El de Jerez, gitano; el de Camas, castellano pero como si lo fuera. Y es que la relación de los cayos – que de aquesta guisa también se les denomina a los calés, y la Tauromaquia ha sido muy estrecha. Desde aquel Francisco Espeleta, matador de toros del siglo XIX, gitano de Cádiz y suegro de Enrique El Mellizo y tio abuelo del inefable cantaor Ignacio Espeleta*  hasta nuestros días el vinculo entre ambos es indisolubloe. Basta recordar la nómina de toreros gitanos para saber de su importancia: Rafael el Gallo, Gallito, su sobrino Rafael Ortega, Cagancho, Curro Puya, Albaicín, Manolo Amador... incluso Julio Aparicio Jr. que es gitano por la “manta abajo” (así denominan los gitanos a quien tiene a su madre gitana, siendo la manta arriba cuando es el padre quien lo es) Su madre, Meleni Loreto fue una bailaora gitana de las de época.
Todo ello sin contar los de plata que destacaron : El Cuco, El Almendro, el gran Gabriel Moreno y tantos otros que se me hayan podido quedar entre las teclas.
Curro y Rafael, Rafael y Curro. Utrera. Los dos despertaron pasión entre los artistas flamencos. Los había de clara predilección por Rafael, como Pedro Peña, Moraito Chico, Fernando el de la Morena... otros como Camarón, Rancapino, Pansequito ,Anzonini del Puerto (qué gran bailaor) tenías preferencias por Romero. Pero en uno y otro caso morían con el “otro”. Bienvenido sea el Festival taurino de la Tierra más cantaora del mundo después de Jerez.de la Fontera. La Hermandad de los gitanos, el maridaje tauromaquia y gitanería, y el cartel con Espartaco, Pepe Luis Vazquez, Julio Aparicio, Morante de la Puebla, Cayetano Rivera y el novillero local Fernando Gómez, bien merecen la pena.

* Ignacio Espeleta fue el que puso en circulación el tirititran tran tran de inicio de las alegrías. Cuenta Amós Rodriguez, Rey, hermano del Beni de Cadiz y estudioso que fue del flamenco, que en cierta ocasión teniendo que cantarle a la bailaora, La Argentinita, se hallaba el hombre un poco perjudicado por haber libado un poco más de la cuenta. Empezo a cantar por alegrías y no recordaba ni una sola letra, por lo que empezo así … y así terminó el cante por alegrías, sin dejarse detrás ni una sola vocal: tirititran, tiritirin, torototron....
*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

martes, 27 de diciembre de 2011

El Adorno: «Pepe Luis»*

Acaba de cumplir sus primeros noventa años. Sí sus primeros. Vendrán más porque toreros de este porte son eternos e intemporales. Alcancé a verlo, pero “no lo vi”. Era todavía pre-adolescente cuando dijo que aquello se había terminado. Sí recuerdo a mi padre, tios y hermano -que Vicente sí tuvo la dicha de “verlo”- hablando de Pepe Luis. Desde que debutara aquel quince de Agosto de novillero, Sevilla inició su peculiar romance con el de San Bernardo.
Solo su nombre es suficiente. No es preciso añadir ningún apellido. Los toreros de mote son reconocibles por el apodo. A los demás se les suele añadir el apellido. José, Juan. Pepe Luis, Curro... A otros toreros, enormes y muy reconocidos de la escuela llamada sevillana, tenían que ponerle el apellido, Manolo González, Manolo Vázquez etc.
De sus características taurinas no solo brillan su galanura, improvisación, lo airoso y grácil de su toreo y tantas cosas más. Por encima de todas sobresale su conocimiento de las reses y su enorme oficio. Otra cosa bien distinta será que nunca quiso “taparse” hacía mucho aquello de Curro cuando tiraba por la calle de en medio:"Quieren que haga como el que hago, pero yo no hago como el que hago". No es un galimatías es la mayor declaración de autencidad que pueda tener un espada. Hay que ver la cantidad de toreros que sabiendo que no podían sacar partido de un toro, hacen creer al público que se está esforzando. Vale.
Y ya que estamos con su conocimiento del oficio será bueno recordar al Califa Manolete cuando le comunicaron que un toro había cogido a Pepe Luis en Santander. Manolete se limitó a sentenciar “se habrá caido”. En efecto un resbalón fue la causa de su percance.
Hay otra anécdota de Manolete con Pepe Luis. Estaban en el patio de cuadrillas Manolete, Arruza y Pepe Luis. El mejicano le pregunta a Manolete “Quiés es este rubito”. Manolete le responde “el que nos deja a tí y a mí, comer langostinos”. El sin rival en su época torero cordobés sabía que si Pepe Luis hiciera sus cosas todas las tardes, los demás...
Lo preclaro de su mente, que lo recuerda el maestro Luis Carlos Peris en el Diario de Sevilla, no se circunscribía a la lidia. En cierta ocasión, ya en su vuelta, iba a torerar en Murcia, creo recordar porque la anécdota la contó estando yo delante, que con D. Antonio Ordóñez y Miguelín. Éstos habían decidido no torear porque el dia anterior le multaron a cada uno a un picador no recuerdo por qué; sus compañeros de cartel fueron por la mañana al hotel para que no toreara, que ellos ya habían presentado el parte facultativo tan al uso para caerse de un cartel. Pepe Luis les dijo que el iba vestido de torero a la plaza, que a la hora del paseíllo él estaría allí pero que no se preocupara que no toreaba. Cuando el gobernador civil vio que sólo estaba el rubito de San Bernardo. Lo conminó a que matara la corrida entera. El genio de Sevilla, respondió: “no señor gobernador. Mi contrato pone que materá dos toros y he venido con el valor justo para matar sólo dos, no puedo con más” Ni que decir tiene que la corrida no se celebró.
Como torero tan grandioso como humilde es como persona. No todo iban a ser malas nocias este añito de 2011. Pepe Luis llegue a nonagenario es una noticia que toda la afición tiene por narices que tener como motivo de contento y alegría.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla

martes, 20 de diciembre de 2011

El Adorno: «AFICIONADOS (2) TAUROADICTOS»*

«El buen aficionado, no el advenedizo y mayormente verbenero que casi con toda seguridad deriva en inconstante, es tauroadicto. Ya dice el refrán que quien tiene un vicio, si no se mea en la puerta se mea en el quicio. Aquel que se halla inmerso en el venenillo taurómaco es cautivo del refrán.
Por mucho que le suban los precios de las entradas; por más que cada vez sean menos los torero capaces de hacer perder a uno una buena siesta; aunque las reses que se lidien poco tengan en común con aquellas que cimentaron su afición y en palabras de Antonio Lorca den más pena que miedo, termina por acudir cada vez que puede a las plazas para ver si cae algo, aunque sea con cuentagotas, con lo que perfumarse la retina y dar pábulo a su afición cada vez mas preñada de nostalgias y recuerdos.
Ese tipo de aficionado, cada vez menos numeroso porque cada vez son menos los jóvenes que se aficionan, suele ser persona de amplios registros en sus gustos taurinos. El Maestro Vicente Zabala, gustaba de decir que el mejor aficionado es aquel a quien más toreros cabían en la cabeza. Esto es aquel a quien gustaban más toreros; y si eran de diferente corte mejor aún. Es más la variedad de estilos y modos de ser torero provocaban cantidad de aficionados y el que se acercaba a la tauromaquia veía que dentro de la variedad había elelementos comunes: eso era la esencia de la Tauromaquia; Lo peculiar de cada torero era lo esencial de éste, y la diversidad provocaba que el neófito se enganchara.
Así las tertulias se hacían amenas porque la variabilidad, de modos de comportarse las reses y de enfrentarse a ellas, era tan grande que lo que se hablaba en ellas era igualmente diferente. Hoy dia se pasa uno por las múltiples tertulias que han proliferado y los contenidos de todas son, más o menos, los mismos. Que si la falta de raza del toro, que si la Fiesta está siendo atacada desde fuera ( yo creo que desde dentro los peligres que se ciernen sobre ella son más peligrosos), que si José Tomás “para arriba” que si Morante para abajo”, que si la maestría del Juli, que si la galanura de Manzanares. Y poco más que contar. De todas formas las tertulias son en general agua de Mayo porque permiten matar el gusanillo de la tauroadicción que padece el aficionado.
A otro nivel también soy prisionero del refran del vicio. Llevaba tiempo sin escribir ni leer cosas sobre toros. Fue actividad pasada me decía. Solo mantenía la Tertulia El Alabardero con gente tirando a puretona. Gracias a Y Digo Yo, he reconquistado un gustito en condiciones: enjaretar letras y palabras para expresar cosas en torno a los toros.
Pero también me ha permitido otras. Veamos. Como tampoco leía casi nada , algún que otro titular de crónicas, nada de blogs ni de webs, andaba muy desconectado de las cosas y personas que escribían en torono a la Tauromaquia. Al cabo de los años algo veo, tampoco demasiado, de lo mucho que se publica por ahí. Así he podido constatar con fruición que sigue en activo la pluma de D. Benjamín Bentura Remacha, quien con su revista Fiesta Española era un referente para mí afición adolescente. En ella uno completaba la visión que por edad y limitaciones tenía. Ampliaba mi horizonte. En sus análisis brillaba la capacidad de valorar la variedad de toros y toreros que pululaban por aquellas calendas. Alimentó mi tauroadicción. Gracias.
También percibo que algunos críticos y comentaristas (Lorca, Crivell, Zabala, Ramon, … )no se han movido ni tanto así de cómo eran y entendían la cosa; enhorabuena. Ser crítico no ser ácido; ser insobornable no es tener el café agrio por la leche que le acompaña; ser incisivo no significa destripar personas. Son Tauroadictos. Otros no se si se han movido o “así nacieron”, pero da pena. Celebro un montón que a las páginas de Y digo yo, se sume Antonio Zoido, historiador, hombre culto y ameno conversador amén de presidente de la Tertulia Taurina El Alabardero. Ah, y ex-acomodador de la plaza más bonita del mundo. La Maestranza. Otro tauroadicto
Por cierto, ahora Jaime Malaver el 2011 no para. Descanse en paz el buen torero algabeño.»

*Luis García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

Foto: Viñeta Mingote, publicada en el ABC.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El Adorno: «Aficionados»*

El añito que llevamos con la Ruina Negra y otras actualidades ha hecho que el análisis prometido sobre la temporada pasada se haya ido retrasando. Cuando el adorno de Fígaro hablamos sobre los toros. Con el de El Escalafón lo hicimos sobre los toreros. Hoy reanudamos el analisis hablando un poco sobre los aficionados.
Cada vez hay menos festejos. La caída, imparable, tiene un cúmulo de factores entre los que no hay que desdeñar la crisis que azota la economía. Pero hay más tela en la trastienda. No podemos obviar la monotonía del espectáculo que se ofrece. Es más de tanto hablar, y buscar, la dimensión de espectáculo se han orillado otras caras del poliedro que es la tauromaquia. La Tauromaquia, entre otras cosas es: Mitología, Agricultura, Técnica, Picaresca, Empleo, Colorido, Arte, Zootecnia, Relaciones humanas, Literatura, Economía, Tertulias, Crianza, Ilusión expectante, Diversión, Rito, Pasión, lucha, inevitable confrontación entre la vida y la muerte, .....
Casi nada se habla de los elementos anteriores. Si acaso tangencialmente. Ello provoca un empobrecimiento conceptual que rema en dirección contraria a la de crear interés por la cosa. Así es complicado hacer nuevos adeptos. Sólo los aficionados acuden. Pero ¿quién es aficionado? ¿Quién da el carnet de pertenecer a tan selecta clase de espectador.
El DRAE define aficionado en su tercera acepción de la siguiente guisa: Que siente afición por un espectáculo y asiste frecuentemente a él. Según esa definición es aficionado todo aquel que acude más o menos regularmente a los toros. ¿Qué hacemos entonces con la sempiterna distinción entre público y aficionado? A lo mejor la cosa se solventa con el adjetivo de bueno. “Fulanito de copas es buen aficionado...”
Es cierto que a los toreros les ha importado mucho el público (“Los aficionados caben en una berlina” dicen que llegó a decir Manuel Caracol, el del bulto, mozo espada que fue de José Gomez Ortega “Gallito”) porque son los que llenan las plazas y hacen subir o bajar el caché. Los aficionados por el contrario son más exigentes, pero suelen ser más calladitos. Que no es preciso ponerse ultraexogente para ser reconocido como tal. No hay que estar toda la tarde gritando “cojo, cojo” “pico, pico” “fuera, fuera” para que a uno lo distingan con tan honorable calificación.
De siempre se ha dicho que el mejor aficionado es aquel a quien más toreros entran en la cabeza, debemos concluir que lo será quien sea capaz de analizar lo hecho en función de la res que el espada tenía delante, quien va “sin conceptos” a la plaza para sorprenderse cada tarde, quien sabe que a un toro con tendencia a irse hay que citarlo con la muleta un tanto dobladita, quien sabe distinguir a qué res hay que torear en los medios, en el tercio o dándole los adentros, ¿por qué no se enseña eso en las escuelas taurinas?.
El personal que se ve en los tendidos cada vez tiene mayor edad media y va mejor vestido. Eso es que a los aficionados sin posibles lo estamos echando y a los jóvenes no los atraemos. A lo mejor estamos dando algo que no interesa. Y a precio de ultramaravilla.
Por último una reflexión: Con la Maestranza llena de aficionados ¿se hubiera indultado el toro de Nuñez del Cuvillo? En su dia el Maestro D. Antonio Ordoñez mal soportó que en San Sebastián “El Cordobés” pusiera el no hay billetes y al dia siguiente él solo algo más de media plaza. Poco después anunció su retirada.
Los dos, publico y aficionado, son imprescindibles en la Tauromaquia. Los dos caben. Pero que no les den gato por liebre.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

viernes, 2 de diciembre de 2011

El adorno: «Puerta»*

Este adorno lo dicta, mejor lo  escribe,  Jarrillo. El miércoles por la noche tenía un dolor especial. Diego fue mi compañero de paseíllo en dos debut: en Aracena cuando él lo hizo de luces, que yo ya había toreado de luces en Antequera y más tarde cuando yo debuté en  Madrid en Vista Alegre, en el mes de Noviembre y con más frío que hoy”.
En Aracena, Riaño estaba con ellos en el patio de cuadrillas. Y el bueno de Rafael recuerda que lo que más le impresionó de Diego Puerta fue lo puesto que estaba y lo mucho que se arrimaba. Además que con el capote le daba un aire especial a los lances.
En Vista Alegre todavía me impresionó más. Rafael “Jarrillo” se toca los dedos y dice, una dos, tres... y cinco. Hasta cinco veces entró en la enfermería y las mismas veces salió de ellas para torear.  Eso en principio te acompleja porque no sabes si tu puedes hacer lo mismo, pero después te motiva porque no quieres ser menos y te dices si ese lo hace ¿porque yo no?”.
Ahí empezó una carrera de gloria y sangre de reconocimientos y olvidos injustos. Aunque público y aficionados alababan sus virtudes taurinas, después en corrillos y tertulias pocos hablaban que tanto en activo como retirado no había solicitud de hacer el bien que no tuviera eco en su corazón torero. No creo que haya en la historia de la ganadería española un ganadero que haya donado más reses para festivales. Todo sin contar los que ofrecía en aquellos festivales que organizaba en Sanlucar la Mayor. Embarcaba a figuras y garantizaba que habría toros. Si algún ganadero se echaba para atrás, allí estaba Diego. Como en la enfermería de Vista Alegre repetía (uno dos ...hasta siete) la donación de reses hasta que se pudiese celebrar el festejo.
Dolor especial también deberá tener Paco Camino, compadre, y posiblemente el espada que más veces repitió cartel con Diego. Toreros diferentes al cien por cien, pero que la gente los comparaba. “¿Quién es mejor Diego Puerta o Paco Camino?” En las barberías  y tabernas la pregunta era frecuente. Uno, entonces adolescente, pegaba la oreja para aprender, que de siempre se ha dicho que oyendo hablar a los antiguos se aprende cantidad. Después se reflexiona y se llega a la conclusión que lo de mejor y peor es para el deporte. En la Tauromaquia la cosa es distinta. Hay una justa o torneo en cada tarde, pero se acumulan números no cualidades. Y lo de mejor o peor pertenece al terreno cualitativo. Es cierto que pocas veces, por no decir ninguna, Diego Puerta se dejó ganar la pelea. Allí, siempre allí. Las cornadas poco influyeron en su modo de ser y estar anta el toro.
Su toreo alegre siempre asomaba por dificultosa que fuera la res. Siempre daba algo de su mucho arsenal taurino. Al boyante le dibujaba el toreo, al peligroso le daba. Siempre con pundonor. Su toreo de capa, airoso como pocos, despertaba el entusiasmo.  La carreritas de Diego en los inicios y finales de faena eran pura filigrana. Aunque se adornaba con frecuencia no lo necesitaba porque su toreo era un puro adorno.
¿Quién de los que estuviera presente en la tarde de los Benítez Cubero en plena Feria de Sevilla con Camino y Romero como compañeros de cartel no la recuerda como una de las tardes más redondas?. ¿Y la de Madrid el dia después de haberse negado Curro a matar un toro en las Ventas?. Otra vez los tres por la Puerta Grande. Tres toreos, tres estilos, tres referentes. Con ellos en activo los antitaurinos lo tendrían más difícil.
Decía el padre de los Machado, que las letras no son letras hasta que del pueblo son. Y Diego, pertenece al pueblo, al menos al sureño. En el habla popular hay una frase para decir que algo se ha acabado: “esto es así y si no, Puerta, Camino y El Viti ( de tercero también entra Mondeño). El recuerdo de Diego sigue presente en el lenguaje popular. ¿Cabe mayor gloria?
Lo del 2011, se sale del parchís. Ahora Diego Puerta y también el mismo día se nos iba, según me dijo Carlos Crivell, el italo-sevillano Carlo Crosta, presidente de los Aficionados Taurinos Italianos, asociación que jamas dejaba de hacer el paseíllo por el real de la Feria y en los tendidos de la plaza de toros más bonita del mundo.
   
*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla
Foto: Arjona.
Foto: Enrique. Archivo Perez@larcón. publicada en la revista Fiesta Española, Núm. 363 de 15 julio de 1967

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Adorno: «La tele»*

La Asociación Taurina Parlamentaria cuenta con miembros de casi todos los colores, o lo que es lo mismo, de diversas ideologías políticas. Bien. A principios de año promovió un Congreso de Tauromaquia que organizó Manuel Brenes Rivas, ex-Director General de Juegos y Espectáculos Públicos de la Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía y con la inestimable ayuda de Fernando Vázquez, taurino de pro, y patrocinado por la Caja Rural de Andalucía y con gentileza grande por parte del Hotel Colón de Sevilla. constituyó un rotundo éxito de contenidos y participación.
En el citado Congreso tuvo actuación destacada Pio García Escudero, Senador por el Partido Popular, y que ahora ha adelantado que los toros volverán a la Radio Televisión Española. Bien otra vez.
La cuestión radica no en su vuelta sino en cómo se vuelve. Como en los toreros. Hay vueltas y vueltas. Fueron de gran éxito las vueltas de Juan Belmonte, Antonio Bienvenida, Rafael Ortega, Luis Miguel, Manolo Vázquez, Pedrés, José Luis Parada y alguna más. Otras no lo fueron tanto. La vuelta a los ruedos de la Tele ha de ser chachi*; no vale de cualquier manera.
La relación toros-televisión lleva así como tres décadas parraleando, “que sí que sí, que no que no, que a la Parrala... ; con eso hay que acabar. No se trata de presentar fulgores sino de encender una antorchita incombustible. Crear tal nivel de interés que sea la audiencia la que exija su presencia. Y eso es un camino largo y dificultoso. Hacer laqs cosas muy estudiadas y con mucho tiento.
El asunto no es solo que vuelvan a televisarse corridas, sino que se informe en todos los telediarios de los resultados de, al menos, las ferias y festejos más importantes,teniendo además algún espacio semanal sobre los toros y no limitarse sin más a meter las cámaras en corridas sin interés y dar noticias de cogidas gordas y demás morboseo. Eso no ayuda ni aficiona a quien ya no lo sea. También sobran las corridas organizadas para la prensa cardíaca. Esos escaparates de famoseo no hacen bien alguno.
Podemos tener varios referentes de verdad. En baloncesto se televisa la liga ACB y los torneos europeos, en el fútbol tres cuartos de lo propio, en rugby el torneo de 6 naciones, el de tres naciones, los mundiales y la Liga de División de honor A; y en este plan con los toros debería suceder lo mismo. Que se televisen corridas celebradas en plazas de primera o de segunda categoría y donde estén garantizadas, ¿es posible?, la integridad del toro en todos su atributos, la presencvia de toreros con ineterés y donde los comentaristas ayuden a ver y comprender lo que está pasando en el ruedo. A mi personalmente me gusta mucho la forma de analizar del Maestro Emilio Muñoz. Jamás hace sangre (que la mala leche siempre está de más y desacredita en mayor forma a quien ataca que al atacado) pero sabiendo escuchar uno se percata de lo bien hecho, lo regular e incluso lo chungo.
Sin señalar hay cadenas que televisan corridas que jamás debieran ofrecerse porque la cara que ofrecen de la Tauromaquia no es precisamente la más bella del poliedro y más producen detractores que conseguir atraer nuevos adeptos.
Que sí, que es un camino largo y lleno de zarzales espinosos. Merece la pena recorrerlo.

*Chachi viene de chachipém que significa, en el idioma caló, bueno, auténtico, genuino, magnífico.

*Luís García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Adorno: «El oficio»*

El Gran Maestro D. Antonio Ordóñez gustaba mucho de aseverar que en el toro si vales y tienes suerte, sales hoy; si vales y no tienes suerte sales mañana... pero sales. Eso fue así. Ha llovido y la cosa cambió en demasía.
Esto viene a cuento porque hace dos o tres días que la Maestranza de Sevilla -que no la Empresa Pagés- ha entregado el premio de las novilladas de promoción a un novillero extremeño de la Escuela Taurina de Badajoz: Tomás Campos, y la reflexión sobre qué camino deben recorrer los aspirantes se hace casi necesario estos tiempos de horas no demasiado boyantes para la Tauromaquia.
Hace tiempo que se orilló la frase de Rafael Guerra Guerrita de más cornás da el hambre. Desde hace algunas décadas los novilleros tenían que gastarse, bien los padres bien los ponedores, un dinero curioso para que el chaval despuntara. O sea que si antes los jóvenes se hacían toreros para ser ricos después había que ser rico para llegar a toreros. Ahora casi ni así. Por eso es de alabar la tarea y el vacío que rellenan las escuelas taurinas. Con todos sus defectos y limitaciones que no son pocas.
El recorrido fue cambiando a lo largo de la historia, pero siempre con un denominador común: ver torear. Casi todos los maestros ya retirados con los que uno hable te dirán que como más se aprende a torear es viendo torear. Y eso se hacía cuando para ser matador tenías previamente que ir en una cuadrilla al servicio de un espada o más tarde en los tentaderos donde les daban vidilla a quienes sentados en la tapia de la placita de tientas no perdían puntada de lo que los toreros hacían en el ruedo antes de bajar ellos a dar unos muletazos, casi siempre corregidos por el director de tienta correspondiente.
Rafael Fernanández Jarrillo se vanagloria más que de lo que hizo con capote y muleta de la gente a la que vio tentar. Yo he visto, decía, a Fuentes Bejarano, Chicuelo, a Pepin Martín Vazquez, Pepe Luis Vázquez, Antonio Ordoñez, a Rafael Ortega y tantos otros. Nos merecía la pena ir andando a lo de Pablo Romero, a lo de Perez Concha, a lo de Benitez Cubero o a donde fuera, porque aunque no pudiésemos bajar de la tapia, que casi siempre se podía, era mucho lo que aprendías de ellos. A partir de ahí a curtirse por esos pueblos de Iberia donde echaban reses que sabían lo suyo y lo de un amigo, sobre todo en el llamado Valle del Terror.
Eso pasó a mejor vida. A los tentaderos van pocos becerristas y por desgracia ya no están los anteriormente citados. Maestros auténticos cada uno con su sello, su sabiduría y su forma de estar en la cara del toro. Hubo un tiempo en que se aprendia el oficio a base de comprar novilladas porque ese tipo de festejos no es rentable para los empresarios y para montarlas había que buscar a tres “ponedores”. Nunca falta el espabiladillo de turno que hace su negociete -pequeño, pero negociete- con aquellos que pagan por torear. Por eso hay que aplaudir a las empresas que montan novilladas aunque sean deficitarias y hacen las cosas como tienen que ser.
Esto se ha intentado arreglar con las escuelas taurinas. Ventajas bastantes; inconvenientes también. Entre las cosas positivas están que los jóvenes aprenden pronto la colocación y cómo vaciar la embestida de las reses. Ya no se ven tantas volteretas en las novilladas sin caballos. Es cierto que algunos aprenden la ratonería antes que el oficio, pero bueno...
Otras virtudes de las escuelas son que ponen a tu disposición cierto número de reses a las que torear, que te llevan a algún que otro tentadero, que estás entrenando mucho, que es obligatorio seguir con los estudios porque se sabe que de esto no van a comer muchos, que se crea bastante compañerismo … hasta que eligen a otro antes que a tí para la novillada que se va a televisar.
Inconveniente básico: que solo suelen captar el concepto de la tauromaquia que tienen sus profesores. Así suele darse el pret a porter taurino. Esto es que todos andan cortados por la misma tijera. Son pocos los que se salen del encasillamiento y aportan su sello. Los hay pero son la excepción. Basta que te des una vuelta por cualquier escuela cuando están entrenando para darte cuenta que estás viendo varias fotocopias de la misma imagen o de la misma forma de torear.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El Adorno: «La temporada. El Escalafón»*

Antes de hablar sobre otra cosa recordar que el hombre propone, Dios dispone y … (en este caso) la gripe descompone. Ello ha provocado el retraso en este adorno.
Una temporada se puede seguir en vivo, por la tele o por las crónicas. Las dos últimas pueden llevar a engaño por la subjetividad del que valora tanto en crítica como en comentarios televisivos. Por eso es preferible ceñirse a lo que uno ha visto o quedarse en la fría realidad de los números. Prefiero lo primero.
A la hora de valorar a los toreros no vale aquello de “Fulanito de Copas es el mejor”. Eso tiene vigencia para el deporte donde el mejor es el que más veces gana. En la torería son otros los parámetros. Por supuesto no es el mejor el que más corridas torea ni el que más orejas corta. Pero no quiero restar importancia a tales hechos pues significa que tienen tirón, que saben conectar con el público o que su campaña de marketing es categoría.
El escalafon es el escalafón y hay por ahí quien, con mucho mérito, pero cargado de subjetividad, construye un escalafón con otros criterios que no dejan de ser simpáticos e incluso orientativos para determinado tipo de aficionados. Que si una oreja en Villacorcojo de Abajo, vale 2´6 veces lo que otra en Villacorcojo de Arriba y en este plan. Así que nos ajustaremos a la temporada sevillana. En ella han actuado casi todos los líderes del escalafón y han triunfado otros que andan por el pelotón, como en ciclismo.
El maestro Diaz Cañabate no tomaba ni una sola nota en las corridas. Decía “cuando llego a la redacción, de lo que me acuerdo es lo que, para mí, ha pasado”. No es mala forma de hacer un resumen.
Ha sido de resultado algo interesante si no fuera por la comodidad del ganado ante el que se produjeron los triunfos. La importancia de lo realizado la da el enemigo al que tienes que vencer. Los toros con dificultad, difícilmente provocan triunfos gordos; mas cuando se producen el eco es mucho mayor. Las reses colaboradoras también son una dificultad si no se las ven con un torero en condicionas. Sería bueno recordar aquello de Juan Belmonte cuando un torero de algo menos que de medio pelo, le dijo “Juan es que todavía no me ha salido un toro bravo. El Pasmo de Triana le contestó “ Pídele a Dios que no te salga ninguno.
Bravo fue Arrojado el toro de Nuñez del Cuvillo al que José María Manzanares le hizo faena para el recuerdo la tarde del polémico indulto. Quien lo hereda no lo hurta y Manzanares, hijo, tiene todos los ingredientes para marcar una época. Que lo haga o no, sólo depende de él mismo. También El Juli dejo sello de su maestría. Torero al que casi todos los toros le valen. Con esa técnica y el valor que gasta puede seguir así hasta que quiera.
Morante es otra historia. Es de los pocos toreros que con el capote es capaz de formar una guinea y con la muleta puede poner a hervir el cotarro, dándolos de uno en uno. Si el toreo es ligazón desde Chicuelo para acá, hay espadas que no lo necesitan para seguir estando en el machito. El genio de La Puebla es uno de ellos. El toreo de capa, que en otro tiempo era una de las señas de identidad de la Tauromaquia, cada vez está más adocenado. David Mora también anda bien en este palo.
El Cid está poco a poco remontando el pandero y Daniel Luque se cubrió. Esaú Fernandez en su alternativa proclamó que puede navegar bien en esto. Los demás casi no tuvieron género. No hubo grandes petardos aunque en el apartado del ganado los pegaron de todos los colores y tamaños. A final de temporada, Nazaré pregonó bien a las claras que habrá que contar con él. De todas formas no es una temporada para enmarcar.
Otro año más sin José Tomás.
Al escribir este adorno se me vino a la memoria una frase de Ángel Labruna, el mítico jugador de futbol argentino,refiriéndose al fútbol moderno: “Lo que veo ahora ya lo he visto. Lo que veía no lo veo”. Cualquier tiempo pasado no fue mejor; pero que fue distinto.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.
Foto: Blog Aula Taurina de Granada

jueves, 3 de noviembre de 2011

El Adorno: «Los de Plata»

Vaya tela el añito que llevamos. Ahora Almensilla. El 2011 está señalado en negro en todos los calendarios que tengan que ver con la tauromaquia. Como el que no quiere la cosa la inevitable se ha llevado por delante al genial Pepín Martín Vázquez y al maestro Antonio Chenel Antoñete. También le dejó su tarjeta de visita a tres grandes de plata: Manolo Carmona, Luis González y Antonio Fernandez Almensilla.
Cuando uno de plata alcanza el nivel que tuvieron éstos su recuerdo hay que grabarlo con letras de oro. Y viene a cuento escribir un poquito sobre lo que ese tipo de subalternos son para la Fiesta.
Rafel Fernandez Jarrillo, los compara con los guitarristas flamencos. Una buena guitarra da los acordes, los tiempos y acompaña, como meciendo, el hacer del cantaor. Por ello no solo están en el recuerdo los grandes artistas como Tomás Pavón, Manuel Torre, Juanito Mojama, La Niña de los Peines, Manuel Vallejo, Antonio Mairena, Caracol, Juan Talega, Perrate, Fernanda y Bernarda de Utrera, Borrico de Jerez , Antonio Nuñez Chocolate, La Perla de Cádiz, María La Perrata, Fernando Terremoto, Camarón de la Isla y tantos otros que, ya sin estar entre nosotros, plasmaron en sus cantes todo el caudal de sentimientos de una raza y un pueblo.
Para los aficionados casi igual consideración merecen quienes con la bajañí * en la mano facilitaban el cante. Así los nombres de Perico el del Lunar, Melchor de Marchena, Niño Ricardo Manolo de Huelva, Manuel Morao, su sobrino Moraito Chico, Pedro Peña (que gracias a Dios continúa entre nosotros pero ya no acompaña), Pedro Bacán, Diego el del Gastor....
Con los subalternos pasa tres cuartos de lo propio. La historia guarda un lugar de privilegio para aquellos que, sin estridencias, sabían dar los capotazos justos, indicar los terrenos, ahormar la embestida, encontraban toro en cualquier parte a la hora de los palos y , en general, su labor consistía en hacerle mucho más fácil la tarea a su matador.
Sin meternos en los tiempos en que para ser matador de toros era imprescindible haber formado parte de la cuadrilla de algún torero, recuerdo por haber visto u oido hablar de ellos a toreros como Blanqué, El Cuco, El Almendro, David, Michelín, El Vito,, Chavez Flores, Honrubia, Almensilla, Tito de San Bernardo, Bojilla, Antonio Luque Gago su hermano Andrés Luque Gago, José Alvárez El Andaluz, Joaquin Camino, Luis González , Alfonso Ordóñez y cantidad ingente de toreros.
De todos quien más me impresionó fue Gabriel Moreno, aquel torero de Tomares, gitano y familia de cantaores. Vestido de caña y azabache en las corridas y novilladas que allá por los años sesenta se daban en Sevilla toreaba con un capotillo tan pequeño y lacio como las mantitas que daban las lineas aéreas en vuelos de muy larga distancia. Una edad curiosa, pelo muy cano y cargado de hombros de tanta torería como soportaban sus espaldas. No había tarde en que no mostrara los tirantes. De siempre se ha dicho que el peón debe enseñar los tirantes; y que el matador que los enseña... estará pronto con los palos.
Gabriel Moreno en cierta ocasión en que Curro Romero desgració un toro con la espada, se acercó a él en la barrera y le dijo “Curro, cómo vas a matar bien si tienes las muñequitas rotas de torear despacio”

* Guitarra, en caló
*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla

sábado, 29 de octubre de 2011

El Adorno: «De Figuras y Maestros»*

El fallecimiento de Antonio Chenel «Antoñete», aun a costa de cambiar un poco lo previsto sobre resúmenes de la temporada, invita mucho a reflexionar sobre la torería. Son muchas las tipologías que se han descrito sobre los toreros; que si toreos de arte y toreros de valor; que si rondeños y sevillanos, que si clásicos o tremendistas. Estas se quedan cortas. ¿donde dejaríamos a D. Antonio Ordóñez? El Maestro de Ronda tenía un arte excepcional y un valor de idéntico nivel al de su arte.
Hay otras por ahí danzando que definen más la situación real. Las dejaremos para otro artículo y nos ceñiremos solo a una de ellas: Maestros y Figuras. Figuras son aquellos que vivaquean por las alturas del escalafón, son conocidos por el gran público y suelen tener honorarios de cierta envergadura.
Los Maestros son aquellos que aportan cantidad, son reconocidos por los aficionados y, sobre todo, por los toreros. Son aquellos que no precisan torear ciento y pico de corridas y andar de feria en feria como los turroneros para que en las tertulias de aficionados y conversaciones de profesionales se les nombre mucho más que a los figuras. Sería el caso de Rafael El Gallo, Chicuelo, Pepín Martín Vazquez, Pepe Luis Vázquez, Rafeal Ortega, Romero... Son los llamados toreros de toreros.
Si por un casual un espada pertenece a los dos conceptos nos hallamos ante un torero de época. Aquí se encuadrarían a Rafael Guerra Guerrita, Gallito, Juan Belmonte , Manolete y, otra vez hay que citarlo, D. Antonio Ordónez.
Que si, que no se olvidaba. A la categoría de Maestro perteneció Chenel. Guadianesco desde sus inicios pero siempre con el mismo aroma. Con un valor excepcional, que por desgracia se orilla muchas veces cuando se hace su semblanza, tenía una hondura, un saber estar y una torería que hace imperecedero su recuerdo. Además tuvo una cosa importantísima: al rebufo de una de sus vueltas, allá por los ochenta, consiguió aficionar al toro a una serie de gente de la cultura que antes muy poco habían tenido que ver con la Fiesta.
Sabor añejo el de su toreo; saber estar en torero dentro y fuera de la plaza, profundidad, humildad y compañerismo. Maestría.
No me resisto a describir, otra tipología, sui generis, de los toreros. No es la prometida más arriba, pero viene al caso. En una de las tertulias que había a media mañana en el desaparecido “Los Tres Reyes” de Sevilla, un cierto crítico que más allá de sus gustos, tenía que defender a quien le “encargaba” hacer la temporada, no hacía más que nombrar a un determinado torero, importantísimo que conste, pero que nunca salió de la clasificación de figura. Cada dos por tres, otra vez la insistencia en fulanito. Se hablaba del toreo de capa, fulanito al aparato, se hacía mención del toreo en redondo, otra vez la misma tabarra, a la hora de platicar sobre la forma de matar, más tela. Un torero de plata, cuyo nombre omito, con más de teinta años de profesión, estaba como como el resto de los contertulios, hasta la coleta del buen hombre y ya sin poderse aguantar le dice: “D. Fulano, déjese usted de pamplinas; hay matadores de toros, buenos toreros, figuras del toreo y toreros de m....o. Y de estos, Ordóñez y Romero”. Creo sinceramente que se le olvidaron Paula y Antoñete.

*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla

viernes, 21 de octubre de 2011

El Adorno: Suerte de varas*

Iniciamos un recorrido por los diversos aspecto de La Fiesta como resumen de la temporada. Es obligado empezar por el tercio de varas. Los inicios de la Tauromaquia están ligados con lo ecuestre y no en vano los picadores son los únicos subalternos que visten de oro en recuerdo de su pasado. Pensé principar hablando sobre los toros, su juego en la temporada, mas parecio interesante hacerlo con la suerte de picar.

Esos tiempos que se fueron
de los campos de sevilla;
eran anchos los sombreros
y cortas las chaquetillas.
fumaban tabaco negro
y eran hombres tan cabales
que se les veía de lejos
su respeto y sus modales.
y esa estampa tan campera,
lo mismo entre los trigales
que a caballo en las veredas.

Así reza una letra de Juan de Dios Pareja Obregón y Jose M. Moya preñada de añoranzas.La obra es de 1975. Ya llovió.
Los aficionados maduritos al toro también tenemos las nuestras sin recurrir a ese tópico, engañoso, de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Lo que sí es seguro que fue un tiempo distinto.
Para tener nostalgia no es preciso retrotaerse a los tiempos en que aquel picador de Currito de la Cruz decía que los varilargueros “solo tienen seguro la bronca o la costalada”. La bronca porque a los publicos nunca les gustó que a los toros se les picase en demasía – quizás también porque en aquella época el minipeto hacía que se picara en cualquier parte, todo es toro- y la costalada estaba bien garantizada. Aquello ya pasó. Además no eran varas de las de ahora. Serían lo que que hoy decimos un picotazo; la res entraba al caballo, recibía el castiguito, derribaba y a otra cosa. Volvía a entrar porque, aunque fuera manso -que casi siempre lo era- tenía la sensación de “haber ganado” Eran los tiempos de El Badila, Camero El Máquina..
Los recuerdos son esos puyazos certeros de Saavedra, Los Atienza, Navarro, Cabello, José Morales Chocolate Curro Reyes, Ambrosio, su hermano Francisco Martín, hasta los lejanos Cuatro Gordas, y tantísimos otros , en que el toro empujaba y ellos lo medían cantidad de bien. Derribos y quites a punta pala.
Lo que si se echa de menos es que a causa de la poca pujanza, en general, del muy quebrantado toro de hoy se hurte la posibilidad de ver una pelea de bravo en el caballo donde la destreza del picador y la bravura poderosa de la res, colisionen. El monominipuyazo y el simulacro de segunda entrada al caballo ha sido la fruta del tiempo en las corridas presenciadas. Eso no es suerte de varas ni es nada. En la mayoría de toros pasó aquello de El Avispa : “Dice un crítico que he masacrado al toro y no le he hecho sangre ni para un análisis”
Los defensores de la pseudoestética dicen con frecuencia que si el toro ya sale picado no hace falta más. Solo les interesa cuarenta muletazos al natural, otros tantos en redondo, no se cuantos cambios de manos, paes de la firma y del garabatillo también. Puestos dar pases....
Más de uno piensa que el dia que salga siempre ese toro estaremos en la antesala del tanatorio taurino. No preocuparos antitaurinos, ya falta poco.
Sin suerte de varas en condiciones no se puede establecer con exactitud la raza que tiene el toro, no se le puede quitar el genio que pueda gastar, ni es preciso ser buen caballista para picar. Con el caballo Potenkim más lo poco que el toro empuja cualquiera puede ser picador.
Con todo hay un rayito de esperanza, si es que las figuras no se oponen abiertamente; con la crisis se dan menos festejos cada vez por ello los ganaderos tien stock de sobra y tienen que mandar reses al matadero. Que en la selección se queden con los mejores. Pero lo que ocurre es que si actuan de semejante guisa, cual yo lo hacen Cuadri, Miura, Cebada y varios más... también se los puede tragar en el campo, pues los líderes del escalafón quieren un carretoncillo de entrenamiento con apariencia de toro.

El embarque de ganado levanta una polvareda
los toros son negras sombras que avanzan por las veredas.
Van a las ferias de España,
San Isidro y San Fermín
y los de mas confianza
siempre los mas elegidos
mueren en la Maestranza.

*Artículo de Luis García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

sábado, 15 de octubre de 2011

El adorno: Juan José Padilla*

Es casi obligado escribir sobre Juan José Padilla. La tremenda cornada, de un toro en puntas, que sufrió el jerezano nos devuelve una doble actualidad: su figura torera, su tauromaquia... y lo que es torear toros “íntegros”.
Alguien recordando a Juan Antonio Romero lo llamó el ciclón de Jerez. Juan Antonio Romero fue un novillero puntero en la década de los 50, que después tuvo varios años medianitos como matador de toros y que al final hubo de coger los palos para ganarse la vida a las órdenes de toreros de la talla de Antonio Bienvenida, Ordóñez, Litri, Miguelín y alguno más. Como su paisano Juan José Padilla, sirva este recuerdo como pequeñín homenaje al primer “ciclón de Jerez.
Juan José Padilla es ante todo un torero honesto. Sabe lo que hace y hace lo que sabe. Esto es no intenta filigranas y arabescos con capote y muleta, aunque no anda excento de buen gusto y una técnica más que depurada. En su etapa de novillero, ya se le veía un valor indudable y una cabeza algo más que clara para saber qué hacer con cada res. Siendo aun novillero, Rafael Fernández, Rafemo en la fotografía y Jarrillo en los carteles, dijo :”este va a comer de esto; se coloca bien, sabe coger los avíos y se pone muy de verdad”
Explotó sus cualidades para llegar a ser algo más que “torero de quince al año” que escribió Perez Lugín para referirse a los espadas que no cuajaban en figura del toreo. Su carrera está llena de obstáculos a sortear. Siempre, o casi siempre, le tocó bailar con la más fea; pero eso hace que aprendas bien los movimientos y pasos de cada baile. Se aprende más que bien el oficio. Es a raiz de un triunfo en Pamplona frente a un miura que consigue colarse, y no de rondón, en el circuito. Pero ya el cartel de torero que apechuga con lo que sea y da espectáculo, no se lo quita de lo alto ni a la de tres. Es su sino y su grandeza. Es lo que le hace jugarse la vida, de verdad, no de camelo, pero lo que le ha encumbrado y le ha dado un sitio en las ferias.
Tener que lidiar un dia si y el otro también corridas de semejante condición lo van forjando y llega a tener un sitio más que respetable. Lo que más impresiona de este torero que todo lo que hace en la cara del toro tiene importancia. Tanto cuando ha de lidiar sobre los pies como cuando se queda taco de quieto porque la condición del toro lo requiere. Por eso el publico lo aplaude y el aficionado lo respeta. Ahí es nada la relación de hierros con los que se ha tenido que jugar los cuartos: Miura, Cuadri, Victorino, Cebada Gago , Pablo Romero, Conde la Corte, Guardiola y demás ganaderías que dan importancia.
Padilla ha triunfado con tales astados en toda la piel de toro, Francia y las Américas. Sevilla, Jerez, Madrid, Pamplona, sobre todo San Sebastán, Santander, Málaga, Valencia, Nimes, Arles, Beziers, La Monumental Méjico.. fueron testigos de su toreo.
Puede que no tenga un concepto exquisito de la tauromaquia – no abundan toreros del corte de Chicuelo, Pepín Martín Vázquez o Pepe Luis Vázquez- pero si un concepto valeroso. Y a la larga, eso es lo que hace perdurar a la fiesta. Lo bonito hecho sin emoción se convierte toreo de cámara que dijo Javier Villán es el futuro de la Tauromaquia como eso del fraude siga campando por sus respetos.. La emoción que ha hecho pervivir el toreo la aporta el toro íntegro : en su casta, en su fuerza y en sus pitones.
“El trayecto de la cornada era muy limpio, como disecado con un bisturí” afirmó el equipo médico que realuizó la intervención del torero. Ay, los toros en puntas. Dicen los defensores del afeitado que los toros afeitados cogen igual que los otros; y de postre, te hacen una relación interminable de toreros cogidos, algunos muertos, por toros que habían pasado por donde jamás deben pasar. Si eso es así, si es verdad que es igual si los tocas que no... pues que no los toquen.
Maestro, suerte. Estoy seguro que alguna vez lo veremos de luces. Una cornada más es poco para terminar con una historia de lucha, sangre y victorias.

*Luis García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

jueves, 6 de octubre de 2011

Sección «El adorno»: Fundamentalismo taurino*

«Faustino Ortega, emparentado con los “Gallos” y primo segundo de Manolo Caracol, me contó un dia que su tio Rafael Ortega, poco antes de ser visitado por la Ruina Negra, le dijo “Qué de cosas buenas me he perdido por ser tan gallista. Me he perdido las grandes faenas de Juan porque aun estando en la plaza no disfrutaba con ellas; solo quería buscarle defectos y que fracasase”. El hombre andaba preso de un fundamentalismo gallista frente a lo que podía representar la revolución iniciada por Juan Belmonte.
La historia de la Tauromaquia está llena de situaciones similares. Amén de la de Gallito y Belmonte, las rivalidades entre Lagartijo y Frascuelo, Guerrita y El Bomba, y mas cercana,y reducida al ámbito camero entre curristas y caministas, nos ilustran que el talibaneo no es solo moneda de cambio en estos tiempos. Siempre lo fue.
Afortunadamente en la crítica taurina los miembros de tal postura vital han sido pocos y no muy bien considerados. No ser radical no es sinónimo de tibio; se puede ser firme y tolerante. Lo que pasa es que quien está inmerso en semejante tesitura talibanera se mueve más por la pasión y las creencias que por la razón y la cultura. Suele ser resentido y acomplejado; destila más odio a quien ataca que amor a lo que defiende. Es irreductible, como el delirio y la neurosis obsesiva, al razonamiento. La ignorancia se le ve a leguas. Y es que ya dice el refrán que el amor, la ignorancia y el dinero no pueden estar mucho tiempo ocultos. Además nombran e incluyen en guerras que no son la suya a gente que no tienen nada que ver con lo que de ellos se afirma.
Los antiguos críticos y escritores taurinos , como Avenamar, Natalio Rivas, El Barquero Peña y Goñi, D. Criterio, Gil Gomez Bajuelo Discóbolo, Kahito etc tenían conocimiento y gracejo. Gastaban, como todos, de filias y fobias, mas nunca usaron del café agrio, por aquello de tener la leche un tanto mala, para denostar a nada ni a nadie. Denunciaban pero lo hacían con el mismo estilo que se le atribuye a Wenceslao Fernandez Flores cuando dijo a quien lo había ofendido: “Lamento que su madre sea honesta porque me priva del placer de molestarla”. No perdían el estilo ni a la de tres.
Recuerdo, uno ya es pureta, las crónicas de escritores de fuste que, al tiempo, eran aficionados señeros: Corrochano, Diaz Cañabate, Cossío... Otros hubo que movían la pluma algo más que bien pero no tenían el nivel de conocimientos taurinos de aquellos. Los había también que las criaturas se expresaban como podían pero sabían de toros lo suyo y lo de un amigo. Me estoy refiriendo a criticos señalados como sobrecogedores, tendenciosillos con los que les daban el famoso sobrecito pero que no hacían daño porque todos sabían de sus andanzas. Uno llegó a decirme “ jamás puse mal a quien no me daba; lo que sí hacía era tapar y ensalzar a quien tenía sus atenciones conmigo”
Más tarde, ya por los ochenta y noventa aparecieron una serie de criticos y comentaristas unos mejores escritores y/o aficionados que otros pero siempre por encima del aprobado en “el palo” que flaqueaban. O eran fenómenos como aficionados, o eran magistrales como escritores. Recuerdo las crónicas de Vicente Zabala (padre), Emilio Parejo, Carlos Crivell, Joaquín Vidal, Javier Villán, Rubén Amón, Barquerito y tantos otros que hacer la relación de todos sería larguísimo. Ninguno de los citados andaba por el fundamentalismo. Ninguno era dudoso de no ser firmes contra a adulteración de la Fiesta.
Hoy gozamos en la prensa escrita de excelentes escritores como el maestro Andrés Amorós y de excelentes aficionados como Luis Nieto, José Luis Benlloch, Crivell que continua, Antonio Lorca y otros.
Pero la red... La red es otra cosa. En sus ramas anidan todo tipo y tamaño de aves: majestuosas, rapaces, benéficas, carroñeras, avutardas y gorriones. Es afortunadamente libre pero, como en todo, corre riesgo cierto de alumbrar cualquier cosa. Quien quiera , sea persona o grupo, tiene acceso, y hay que alegrarse de ello, a montar su pagina web o su blog donde pueden exponer sus opiniones y vivencias. Lo que ocurre es que no tienen que pasar por el cernidor que la prensa escrita exige tanto de conocimientos con respecto a la Fiesta como relativos a la forma de redactar. Y todo cabe. Por ello uno se topa con aficionados , con gente que se maneja bien con el estilo literario y con gente que va a construir. Pero también es asiento para gentes de otra calaña. Uno lee blogs en los que se afirman cosas que mueven a la hilaridad, que ni siquiera molestan a causa de su escasa información y modo de contarlo. Y por desgracia, no sé qué me duele más, de sujetos que solo son arrejuntaletras. Aportan poco y cualquier parecido con un escritor es pura coincidencia. De todas formas bienvenidos sean también.
Que sea el internauta quien discrimine y les otorgue más o menos credibilidad.»

*Luis García Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla.

Foto: Blog Larga Cordobesa.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El adorno: Fígaro*

«En psicoanálisis una de las vías regias para explorar “la verdad” que hay en el sujeto, en su inconsciente, es la llamada asociación libre. Dicho término hace relación a todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, sin restricción o filtro, aun cuando el material le parezca incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés, que al paciente se le vengan a la cabeza durante la sesión. La asociación libre, ni que decir tiene, que ocurre también fuera de la sesión de psicoterapia, esto es en la vida cotidiana.
Viendo los toros lidiados en las sevillanas Ferias de Abril y San Miguel, alguno asoció libremente y varias veces, sin venir a cuento ni buscarlo, con Fígaro, ese barbero de ¿ficción? que dio pie a la trilogía de Beaumarchais, llevada con tanto éxito a la ópera. La ópera y los toros sin que tuviera que andar la sempiterna e imprescindible Carmen en ella. Barbero, mucho barbero como contenido de asociación libre.
Pero es que hay más tela. Otras tardes los contenidos asociativos que se le venían a la cabeza tenían que ver con el flamenco. Este también, y bastante más que Fígaro, está vinculado a los toros.
Los contenidos flamencos que se imponían en la mente de nuestro hombre era por Tangos y por Tientos. Unas veces por tangos del Piyayo y otras veces por tientos flamencos. A lo mejor era porque al buen hombre lo estarían tangando y se tenía que andar con tiento para la próxima vez que pasara por taquilla. A lo mejor no, y eran asociaciones que tendría que descubrir su contenido. Lo cierto era que las letras que asociaba eran:
Por tientos:
                                                    Barbero, Barbero de lengua larga
                                                    tu pare municipá,
                                                    de las barbas que no afeites
                                                    tu pare se encargará.

Por tangos del Piyayo:

                                                   Adiós patio de la carcel
                                                   Rincón de la barbería
                                                   que quien no tiene dinero
                                                   se afeita con agua fria.

Ay pena, penita, pena que las otras barberías, las de verdad, aquellas en las se formaban muchas tertulias de toros, hayan derivado en peluquerías. Como las barberías se resisten a desaparecer, funcionan las otras. Aquellas en las que te toman el pelo.»

*Luis García Caviedes, aficionado de Sevilla

viernes, 23 de septiembre de 2011

«Ya huele a figurones»*

Cabecera de la Sección
Desde hoy, este modesto blog cuenta con una nueva sección de opinión, - «El Adorno», y es para mí, un honor y un lujo, tener la colaboración y magisterio de una persona singular, entrañable por muchos aspectos, y sobre todo por ostentar la condición de buen aficionado al mundo de los toros. Es sevillano, su nombre es D. Luis García Caviedes, y tiene la dicha de ser «Currista» - del que escribió un libro sobre el faraón de Camas -  y «Paradista», - su entrañable amistad con el torero sanluqueño, José Luis Parada, daría para escribir otro -,  además de ser un activo importante para el mundo del flamenco, que lo compatiliza con su amor al deporte del rugby, lo que le hace ser una persona hábil de pensamiento, y culto de palabra. 
La sección «El Adorno», nace por él, y para él, y se titula como aquella que Luís tenía en Radio Vitoria  hace ya algunos años. 
Fue cronista taurino del Diario "El Mundo", hasta que se cansó, y dejó patente su concepto de tauromaquía en las crónicas (de Sevilla, Huelva, Jerez, Puerto, Málaga.....etc)  y su visión particular del mundo de los toros. Hombre sabio, con multidudes de anécdotas, sobre personajes sevillanos, que se medirán en esta sección una vez a la semana.
Agradezco de todo corazón a Luis el que haya aceptado, y sugerido esta sección - sin contraprestación alguna ya que reciprocamente no aceptamos «limosnas» -, y nos honre con su verbo y alma taurina , para que los usuarios, y destinatarios anonimos y aficionados de este blog disfruten con la maestría y afición de Luis García Caviedes
¡¡Gracias, Maestro!! 

«En la Chipiona de los años sesenta El Quitoli, un pescador que se ayudaba enseñando a   los veraneantes,los rudimentos de la pesca y la navegación. Poco después de los dias de la procesión de la Virgen de Regla, Septiembre, solía decir en la bodeguita del Castillo tomándose un vaso de moscatel “Ya huele a pan fiao”. Con tan desesperanzada frase predecía un invierno duro de muchas redes y poco rédito. Tenía que comprar a base de un  crédito, que nunca faltaba pues  su palabra era sinónimo de cumplimiento, hasta que los albores de Junio le devolvían  la sonrisa, la liquidez y los muchos amigos que se fue granjeando a lo largo de varios decenios.
Pues bien, en la Maestranza ya huele a figurones. Espécimen esta que aparece por Resurrección y con asiduidad en torno al viernes de pre-feria;  mas  cuando el sexto miura busca las tablas pasa a hibernar hasta que  las ultimas calores lo invitan a reaparecer por San Miguel,  mayormente en la corrida fuerte del miniciclo.  A partir de ahí emigran de la Maestranza hasta el Domingo de Resurrección. Un ciclo vital completo.
Los miembros de la figurantía se acercaron a la Fiesta por la misma época en que hicieron desertar  por falta de posibles ante el encarecimiento de las entradas, a los muy taurinos, y sabios, aficionados del Aljarafe, la Campiña y todas las zonas del agro sevillano. Son gente que no saben distinguir un cárdeno entrepelao de un jabonero; y a veces les cuesta saber si ese pase fue un natural o una gaonera. Pontifican, ronean de conocer a la madre, a Dios y a los pastores. Y aunque se ubiquen detrás del reloj, en la Puerta del Príncipe están ultracontentos de haberse conocido. Allá ellos.
    Lo que molesta  de verdad es lo que han degradado a la Plaza de más solera del orbe taurino. Los toreros de temporada, saben lo difícil que es Sevilla. Los de Feria con tantos individuos de la citada especie diseminados por los tendidos lo tienen más fácil. En las novilladas, Corpus y Dia de la Virgen, la plaza está llena de profesionales y aficionados de verdad.  Siempre están de parte del torero, pero saben qué se ha hecho bien y qué no. Además rara vez expresan sus apreciaciones. Ese silencio es el que “mata”  y engrandece la plaza no el archimanoseado silencio de la Maestranza.
    Los citados figurones son fácilmente reconocibles: llevan un abono  bien visible en el bolsillo superior de su americana de punto verde o azul, sonríen a diestro y siniestro,    gesticulan con las manos más que un traductor de signos, hablan un poquito subidos de decibelios y suelen ir, cuando menos, por colleras. Su frase más común es: “a la salida nos vemos”. Una vez dentro se sienten más protagonistas que los del ruedo. No paran de hablar en voz nada baja y, en vez de fijarse en como es toro y qué están haciendo los que de verdad son protagonistas, suben cada vez más el tono de voz para que se oigan sus comentarios tres o cuatros filas arriba y seis o siete abajo.
Por desgracia son, junto a muchos taurinos,  los que están haciendo que la Tauromaquia haya tomado un viaje sin retorno hacia la degradación. Les importa un bledo qué pasa con la cabaña de bravo; les importa un rábano si el toro está manipulado  o no, les importa un pimiento la suerte de varas. Solo quiere muchos muletazos por vulgares que sean, para después criticar al presidente por haber concedido una oreja que, casi con seguridad, ellos habían pedido. Pero son los que con su “pastora” mantienen, por ahora, el tinglado mercantilista de la Tauromaquia.»

*Luis Garcia Caviedes, aficionado de Sevilla

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