A modo de símil deportivo, ahora tan de moda en la prensa
deportiva de definir a los suplentes que juegan mejor que los titulares y “millonarios”
compañeros futboleros, han decidido denominarlo la “unidad B”. Son nuevas ideas
que yo quiero entender que pueden tener cierta interpretación en el mundo del
toro. Me explico. Ayer se publicaba una noticia taurina que quizás informativamente
no aportaría mucho más de lo que se sabe en los objetivos e independientes “corrillos taurinos“, pero por su trascendencia futura pudiera
tener cierta importancia a corto o medio plazo. Ese teletipo decía que
determinados empresarios piden a su
cúpula empresarial, es decir ANOET, una asamblea extraordinaria con el
objetivo de unificar planteamientos ante
el sector público y según el texto, y por una «regeneración de la prehistórica
y descapitalizada organización». No se puede decir más claro. La «unidad B» del
colectivo empresarial que han suscrito ese escrito – que la componen empresarios
como Alberto García, José María Garzón, Maximino Pérez, Oscar Polo, entre otros - han alzado la voz contra los “titulares” – Casas, Valencia, Chopera, Matilla,
- para poner orden en el "equipo empresarial"
y provocar cambios y/o ajustes en la cúpula directiva de la entidad asociativa.
Esta Pandemia mundial nos está cambiando el rumbo y las
ideas de muchas cosas, y como aficionado de más de 40 años, entiendo que este
es el momento para generar confianza y obtener planteamientos nuevos, y esa
ansiada regeneración empresarial. Si no se hacen cambios en la estructura de la
fiesta, con nuevas alianzas y proyectos no podemos pensar en el futuro. Es cierto que las prioridades en esta crisis sanitaria deben ser otras,
pero no podemos escudarnos en esta cruel Pandemia para negar la voluntad de aquellos
empresarios - todos los de la «unidad B» -
que quieren apostar por otra fiesta, por otros proyectos, y con la finalidad de
dar festejos taurinos en esta difícil, otra vez, temporada taurina de 2021.
Cualquier empresario taurino, por muy mala
situación económica y sanitaria que exista, en esencia tiene un instinto empresarial que no puede
ser otro que intentar celebrar espectáculos taurinos. ¡Ojo, ofrecer y diseñar
un nuevo espectáculo con estas circunstancias!. Y me consta que existen
empresarios que están trabajando en eso, y por tanto ese mérito, trabajo y constancia
ha provocado que aquellos empresarios, muy criticados algunos por aquellos que se
han puesto de perfil en 2020, tengan ahora la honda preocupación de caer en el
inmovilismo del sector. Y es que quieren otro modelo.
Hacían falta este tipo de noticias, y por qué no decirlo,
que esa unidad inferior se revelase contra los Valencia&Matilla&Chopera&Casas,
para que despertasen de un ese caduco modelo empresarial con nuevas
herramientas y estándares de producción, con directivos responsables y eficientes
que provocan algo de ilusión a la deprimida afición taurina. Estas reivindicaciones,
a pesar de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, son compatibles con
la idea de trabajar en la unidad y fortaleza de un sector que lo necesita,
y ofrecer toros en esta situación debe
ser prioritario, siempre que las autoridades sanitarias lo permitan, porque a pesar
de todo, los toros son cultura y en estos tiempos, otros sectores productivos de la cultura y el
arte, están apostando por esos espectáculos. La «Unidad B» quiere la
titularidad; bienvenida sea, si es bueno para todos. Como aficionado aplaudo
esta acción y así lo escribo.
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