Dice la alcaldesa de Gijón que no habrá más feria taurina y a la señora le han
caído palos a derecha, a izquierda y hasta en el mentón. Pero todo muy suave,
porque ahora toca Afganistán, el barbudo talibán y sabe Dios qué más. La edil es
muy servil, pero a los taurinos ajo y agua, porque a ella, que es tan pancha,
tan huraña y tan reacia, los toros no la atrapan. Y ha dicho que no hay derecho
a un toro Feminista y otro Nigeriano, como si fueran un desecho o peor aún, ¡un
despecho! Pero ella no comprende que en el ganadero no hay inquina ni tampoco es
sibilina su maña para nombrar fieras.
Victorino Martín le ha contestado por
carta muy cortés y muy educado. Ahí que se fajado, el hijo del Paleto, ese
hombre que era un sabio. Y ella no ha contestado. Ni siquiera ha amagado. Será
que no ha visto a Morante o a Tomás ensayando un natural con aires de pedernal.
No hay arte más bello que veinte pases en los medios ante un bicho embistiendo
detrás de un trapo rojo a manos de un valeroso diestro.
Alcaldesa, ándese con
tiento que los toros son del pueblo y la gente de Gijón paga con sudor
impuestos, recibos, facturas, la luz, el gran lujo de este tiempo. Hay miles de
personas viviendo de la dehesa, pero las van a dejar tiesas a poco que se den
cuenta. Quíteles el pan mientras prohíbe a su antojo, como si fuéramos un
despojo los aficionados al toro. Siga con su visión y su moral superior,
diciéndonos qué es mejor, si el tofu o un chuletón.
Para el presidente Sánchez
¡no hay discusión!, aunque quién sabe qué dirá mañana nuestro amado director.
Déjennos tranquilos a los aficionados a la Fiesta y dedíquese a los suyos, los
vecinos de Gijón.
Y voy terminando este texto no sin antes dedicarle este
sentido deseo: visite una ganadería, hable con un matador, comprenda la ecología
que anida en cualquier finca y vaya a los toros un día. Si no quiere hacer eso,
que bien entendería, aparque entonces su celo y abra la plaza de nuevo. Y no se
irrite tanto, que le va a dar una arritmia. Con todo afecto, desde Almería.
*Articulo publicado en el diario “La Voz de Almería” y es escrito por Alberto Gutierrez Delgado, periodista, empresario y escritor.
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