Centrándonos en lo ocurrido en el ruedo, decir que Daniel Luque con su primero solo pudo estar decoroso y tirando de oficio para justificarse porque la poca raza y clase del animal le impedía mayor lucimiento. Faena de arrimón y mucho criterio pero sin llegar a nada.
Con el cuarto, un toro que empujó en el caballo en los dos puyazos que recibió, Luque anduvo en todo momento actuando de enfermero ante un animal que se apagó muy pronto y que se puso a la defensiva en el último tercio. Tras una estocada entera se le pidió una oreja que la Presidencia con criterio no otorgó.
Alvaro Lorenzo, con el segundo de la tarde, aprovechó las pocas embestidas que tenía un toro sin alma y de escasa fuerza, mientras la lluvia se hacía presente en la plaza.
Con el quinto, y con él animal más colaborador de la “juanpedrada” - con el hierro de Parlade - esbozó una faena que se dejó en las primeras series con la mano derecha que tuvieron profundidad y empaque. Faena efectista y de toques, que tuvo una generosa recompensa por el palco al concederle una oreja sin la petición mayoritaria. Incomprensible se oyeron palmas para el toro en el arrastre. ¡Felices todos!
Gines Marin solo pudo lucirse con el capote con suaves verónicas ante otro toro soso y sin transmisión de Juan Pedro. Faena voluntariosa y sin nada destacable más que algunas series templadas por el lado derecho. El toro no tenía nada.
Con el último de la tarde, - de Parlade - un toro que empujó en el caballo y que desarrolló genio en la faena de muleta. Marín se peleó y fajó con el toro, e importantes fueron las dos series mandonas por el derecho, pero quizás la faena no tuviera la rotundidad deseada al no darle los toques y la distancia precisa al toro. Faena de altibajos ante un toro que pedía toques precisos y temple. A ratos lo consiguió Marin. Al natural vinieron también momentos importantes. Tras estocada y mayor petición se le concedió una oreja. ¡¡Periferia total!!
Foto: Twitter Maestranza
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