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miércoles, 7 de julio de 2010

Paco Cañamero: «A la Fiesta se le critica, pero no se ofrecen soluciones»

REGENERAR LA FIESTA*

«Vivimos en una época en la que frecuentemente la Fiesta se critica y es zaherida, pero nunca se ofrecen soluciones. Se pone en duda al sistema y a la organización, o lo que es igual a los propios profesionales que guían sus pasos. Y frente a sus desgaste hay un montón de frentes que nadie es capaz de equilibrar. Y todo ello contra un espectáculo vivo, con mucha grandeza en su historia y una belleza a la que ningún espectáculo puede igualar.

Por ejemplo, ahora mismo, hay muchas vías de agua abierta. Una, la más importante, es que Administración nunca ha puesto orden con un reglamento hecho a modo para toda la geografía nacional (no dicen que los toreros dependen de Interior, ¿a quién quieren engalar?). Ni el de Corcuera de 1992, ni el resto, ni mucho menos la panfletada que intenta adaptar ese niño tonto de este país, como son las diecisiete comunidades autónomas que no es más que un ridículo. Y un 'tocagüevos' con el puntito que cada una de ellas se quiere diferencias del resto.

Y todo ello es como una cuña que, a medida que pasa el tiempo, va haciendo más grande la llaga, como sucedió en Cataluña, que es un claro ejemplo. Allí hace unos años, no más de 20, era impensable que se fuera al garete la Fiesta. Entonces, a los políticos nacionalistas no se les ocurriría ir contra la Tauromaquia. ¿Pero qué ha pasado? Pues que los mismos profesionales hicieron la herida y los políticos separatistas se han encargado de que no cicatrice. Por ejemplo, en Barcelona comenzaron a hacerse montajes y se convirtió en el pasto de los ponedores de la mano de Manolo Martín, que gestionaba La Monumental durante media temporada, lo que dio comienzo al despretigio de esa plaza. A todo ello se unió la dejadez de la familia Balañá, que no tuvo provecho más que para subir alocadamente el precio de las entradas y lidiar toros desmochados, con lo que echó a la gente de la plaza, entre ellos a la sabia y fiel afición catalana, que desde entonces es mucho más feliz atravensando los Pirineos para disfrutar de la Fiesta en Francia con todo su esplendor.

Y hay mucho casos más, como infinidad de ferias que, si no se actúa sobre ellas, en pocos años, en muy pocos, se verán diezmadas o desaparecidas por los abusos de los taurinos. Entre ellos los garantes de las figuras que cuando finalizar San Isidro no se preocupan más que de lidiar el toro chico, masacrado por los pitones, que no moleste y de esa forma, los matadores, puedan mantener su estatus laboral de toreros-trabajadores. Porque esa es la única forma de torear todos los días y evitar el riesgo para llevárselo en crudo. Ahora todos los toreros y los taurinos no piensan más que en llenar su bolsillo cuanto antes, por si viene mal dadas. Ojo, es digno y ley de vida ganar dinero, pero con un dignidad y que no se dejen ver tanto para acapararlo de cualquier forma y darle todas las ventajas a los matadores, sabedores de que la autoridad mira para otro lado cuando hay fraudez tan claros como los que se ven todos los días y nadie dice nada.

Por eso no me extraña que cuando llegó José Tomás y se quedó quieto asumiendo el riesgo y poniéndose donde otros ponen la muleta llegase el reventón y las plazas volvieran a ser un hervidero de gente que se sentía desde el tendido algo mucho más importante que en las cansinas faenas del resto de los toreros. José Tomás trajo emoción, frescura y profundidad (frente a las cansinas e interminables faenas de la mayoría de los llamados figuras...), por lo que la Fiesta volvió a ser el gran acontecimiento de siempre.

Seguiremos con ese asunto tan espinoso cualquier día. Pero es lamentable que ahora se 'rompe' Cataluña y nadie dice nada. Ni la Mesa del Toro más preocupada en obtener subvenciones, en la promoción personal de sus dirigentes y en los patrocinios escudándose en la Fiesta que en ayudarla. Ni los propios profesionales (en la mayoría de los casos pendientes de llevárselo cuanto antes), ni muchos ganaderos (que se prestan a todos los juegos), ni los políticos (cuyo afán es chupar callejón y molestar a los toreros-figuras con fotos improcedentes antes dehacer el paseíllo). Y tantos otros que no van más a chupar de la teta, despreocupándose de todo lo demás. Sin tener en cuenta que para que la teta de leche a la vaca hay que darle de comer y cuidarla.»

*Publicado en el blog Glorieta Digital (www.glorietadigital.blogspot.com) 6-07-2010, por Paco Cañamero, periodista y crítico taurino de Salamanca.

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