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jueves, 2 de enero de 2014

El último «capotazo de Curro Romero» en Sevilla.

Dicha foto me ha traido recuerdos de la siempre agradable y nostálgica vuelta a Sevilla para ver a Curro Romero. Decir que solamente tuve la oportunidad de ver a Curro en Sevilla, dos tardes, una en el año 1997, un Domingo de Resurrección, y otra en 1998, y siento decir que no tuve la suerte de verlo bien. Sí en otras plazas y en otros momentos pero en Sevilla......no tuve esa ocasíón.
Cuando por motivos laborales me vine en enero de 2001 a Sevilla, el destino de la Algaba me dejó mi anhelo de verlo por lo menos despedirse en la Maestranza en ese año....pero la estrella no quiso....y me quedó con ese paseillo de luces en Murcia.
Cuando doy con el libro Maestranza de Sevilla, de Carlos Crivell, sobre el resumen de la temporada del año 2000 en la biblioteca, me detengo en esa temporada, y en una foto que ilustra la página "-9-", realizada por J.F. Ferrer, y que corresponde a un capotazo del Faraón de Camas el dia 2 de mayo de 2000, en Sevilla. Actuaba junto a Curro Vazquez y Finito de Cordoba, ante reses de Juan Pedro Domecq, y su balance fue silenciada. Finito (que ya remontaba) cortó dos orejas con el famoso toro "opiparo", - premio al mejor toro de esa feria, por la Real Maestranza de Sevilla -, y fue lo más notable de ese 2 de mayo.
Me gusta la foto porque simboliza esa última tarde en Sevilla, y porque demuestra que el "capotillo" de Curro era único y singular, y hasta la forma de cogerlo trae recuerdos que todavía hoy son motivo de comentarios. Me gusta la foto, y lo quiero compartir con todos vosotros.

Foto: J.F. Ferrer

2 comentarios:

Enrique Martín dijo...

Perez@larcón:
Yo sí le vi bien, en la plaza más currista del mundo, la de Madrid; perdona la broma pero él mismo dijo en alguna ocasión que Madrid pudiera ser la plaza más currista. El caso es que todo se transformaba, no iban demasiados domingueros, y la gente iba con una sonrisa de oreja a oreja. Yo llevé a la que hoy es mi mujer, que no sabía nada de toros y me decía que era distinto hasta moviéndose. Luego le explicaba yo eso de que valía la pena pagar para verle hacer el paseíllo. Pues bien, yo le ví cortar una oreja una tarde que Antoñete cortó tres, pero yo me quedé con lo de Curro ¡enorme! Y no me enrollo más.
Un saludo

Perez@larcón dijo...

Estimado Enrique: Usted nunca se erolla porque como aficionado y docto en la materia tiene este blog a su disposición.
Lo de Curro era diferente....y sobre todo natural.
Un saludo

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