16ª de abono en Sevilla: La tradicional corrida de Miura "pone en jaque" a la terna.

Se termina el ciclo abrileño con la tradicional corrida de Miura y con una terna interesante a priori. José Luís Moreno, Rafaelillo y el mejicano Israel Tellez, que debutaba en Sevilla.

José Luis Moreno estuvo con oficio y profesionalidad, con un toro que pedía el carné en cada muletazo. Desarrolló sentido al final de la faena, incluso se puso incomodo para matar. Con el descabello para matarlo.

En el segundo de su lote, que era incierto por ámbos pitones, arreó de manso en el caballo, y demostró templanza el el quite de Moreno, con tres verónicas y una media de indiscutible firmeza. Buena lidia de Rafael Figuerola. En la muleta estuvo muuy bien en dos series con la derecha, con templados pases y muy largos, hasta que el toro se enteró de lo que había. Al natural echaba la cara alta y no le dejó estirarse.

Rafaelillo lanceó bien de capote a su primer toro, con suavidad y criterio. Después en la muleta estuvo muy firme, y plantándole cara en cada muletazo. Al final se entendió con el toro, que acortaba distancias por el izquierdo, y donde el diestro murciano se vació mucho con el. Al final una vuelta al ruedo recompensaba su esfuerzo.

Con el quinto, le arrolló de salida por el pitón derecho y le rajó parte de la taleguilla. Un toro alto y con peligro, que se acostaba por el derecho. Se desmonteró Abraham Neiro. Con la muleta, desarrolló más peligro, y no tenía ni un pase. Así lo entendió Rafaelillo que se fue corriendo con la espada. Lo mejor era matarlo, y por lo criminal porque el toro era de hule.

Israel Tellez se le ha notado que era su primera miurada por la falta de técnica para lidiar estos toros. Le tocó un primer toro que no le dejó lucirse con banderillas, y que no estuvo comodo en la muleta. Para mi el mejor toro de la corrida, que no le sacó todo el partido suficiente al mismo. Mal colocado y con precauciones fue una constante en la lidia.

El ultimo de la feria se quedaba cortito, y Tellez puso voluntad. Banderilleó sin demasiada fortuna y sin el eco deseado, exponiendo más corazón que cabeza. En la muleta, porfió sin confianza, hasta que el toro se rajó. Faena sin planteamientos y sin la continuidad deseada, quizás por la poca calidad del animal, y que con esos argumentos, y la "rajada" del toro a la hora de cuadrar la muerte, le perjudicó al torero, y tuvo que escuchar los tres avisos ante las dificultades del animal para matarlo.