A todos los que nos consideramos aficionados a la fiesta de los toros, desde una edad muy temprana de nuestra vida, nuestro mayores, nos han enseñado, y todavía consiguen hacernos cumplir con ello, las directrices y elementos culturales de un espectáculo muy singular como es el de una corrida de toros. Es importante este detalle para la generación venidera, y seguir trabajando en ello por parte de asociaciones y poderes públicos, para que la afición se instale en el punto de partida de esa generación que ahora empieza, y que ahora aprieta. Los toros son cultura, pero para ello debemos ser educados, y debemos promocionar y difundir esos valores.
Existen muchos medios para ello, y para eso es importante trasladar a los Poderes Públicos que el instrumento esencial para promocionar la fiesta nacional, entre otros, sea la televisión junto con las prácticas habituales de la actividad de fomento, como pueden ser las ayudas al sector, o el régimen jurídico de las subvenciones –ahora escasas – pero que en otro momento económico puedan ser aplicadas, - con absoluta discrecionalidad y rigor técnico de publicidad y libre concurrencia – para favorecer esa educación taurina.
Hace pocas semanas era público un comunicado en el que por parte de una televisión autonómica pedía la “unión” entre todas para ofrecer espectáculos con la única pretensión creo yo que de “abaratar” costes, y provocar un ahorro en las cuentas públicas, deficitarias ya de por sí en todas las Comunidades, y que como consecuencia de una nefasta política taurina anterior donde la educación taurina televisiva no se llevó con la diligencia debida, lo que ha motivado que ahora pida el “auxilio” de todas las demás para que la finalidad se divida entre 17 partes iguales.
Todo es discutible, y negociable, pero quizás ahora es el momento de pedir responsabilidades, y los Poderes Públicos sean conscientes del momento actual, y desde el punto de vista taurino, se acuerden de los malos ejemplos, y desechen modelos y planteamientos, y apliquen aquellos que favorezcan la educación y la productividad, e incluyendo en esa oferta, la apuesta firme de que las retransmisiones que se hagan, sean coherentes con la calidad y cantidad que la afición demanda. La afición demanda y opina, y eso parece que algunos políticos, no todos a Dios gracias, no lo entienden.
La sensatez y el sentido común que impone la sociedad actual demanda que las Comunidades Autónomas, y los dirigentes que gobiernen en ellas, en materia taurina, deban conocer que la fiesta vive un momento especialmente tenebroso, y en lo que la televisión se refiere, la promoción y difusión de la misma deja mucho que desear al aficionado, lo que provoca que la educación taurina se vea mermada por la nefasta calidad de los comentarios o de los programas, que provoca que el dia de mañana tengamos la peor generación de aficionados. ¿Eso es lo que queremos?
Celebro que se haya designado a Pio García Escudero, como Presidente del Senado, digno defensor de la fiesta, y donde ha garantizado que removerá todos los obstáculos para que la televisión pública vuelva a retransmitir uan corrida de toros, de donde nunca debieron salir, y que por caprichos electorales los designios no fueron ni los deseados ni lo políticamente correcto.
Pues bien, ahora que presumiblemente vuelvan los toros a una televisión pública, exijamos los aficionados que lo haga con aquellos estándares de calidad que sean óptimos para una mejor educación taurina de nuestra generación más joven, y con las directrices y criterios que nos enseñaron nuestro abuelos. Será con aquellos elementos cuando nos demos cuenta de que algo ha cambiado.
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