Interesante reportaje que hace el periodista Juanjo Aguilera para el periodico Ideal de Almería, sobre una persona con una discapacidad visual, y que ha cumplido un sueño, torear de salón, y como titula Aguilera, torear con el alma. Desde aquí mi más sincera enhorabuena a la Escuela de Aficionados Prácticos de Almería por su trabajo y fomento.
«Se torea con el Alma.
Hace unos años tuve la ocasión de escuchar a José Tomás decir que él no le tenía miedo a la muerte, que era amigo de ella, que lo que hacía en el ruedo lo hacía porque cuando salía dirección a la plaza el cuerpo lo dejaba en el hotel y toreaba con el alma. Cuando José Tomás habla del 'alma' se debe referir a un principio o entidad inmaterial e invisible que poseerían algunos seres vivos cuyas propiedades y características varían según las diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas. Etimológicamente, la palabra del latín 'anima' se usaba para designar el principio por el cual los seres animados estaban dotados de movimiento propio. El alma, dicen, incorpora la esencia interna de cada uno de esos seres vivos.
Hasta ahora, la investigación científica no ha podido establecer la existencia del alma al no haber pruebas concluyentes al respecto. Y digo yo, que los científicos investigadores no han visto torear ni a José Tomás ni a Eva Cabot, ni a quienes forman parte de esta escuela de aficionados prácticos que cada martes, a las 5.30 de la tarde, se cita en la plaza de toros de Roquetas de Mar para torear con el alma.
El alma, aseguran, es una de las tres entidades
del hombre. En el alma se hallan los instintos, sentimientos y emociones
del hombre. El alma es más sensible que el cuerpo -por eso se explica
lo que dice el de Galapagar-, ya que está en un grado mucho mayor.
Aseguran que el alma es la conciencia del hombre. ¿Para torear hay que
estar locos? José Tomás, Eva Cabot o cualquiera de esos aficionados
están cuerdos y conscientes de que lo que hacen solo lo pueden hacer con
el alma, solo así se puede sentir, solo así se puede emocionar. Torear
con el cuerpo solo lo hacen aquellos que no tienen alma.
La hora de la verdad
Son las cinco de la tarde. A esa hora, la sede de
la Peña Taurina de Roquetas se abre para un grupo de aficionados que
toman un café y hablan de toros, exclusivamente de toros. Poco a poco
van llegando hasta completar la cifra de quienes han confirmado estarán
en el albero del coso de Las Salinas.
Todos llevan el gusanillo del toro metido, no en
el cuerpo, sino en el 'alma', frustrados toreros de luces, aunque no en
la vida, algunos hacen suya la frase de Joaquín Sabina: «Yo soy cantante
por cobardía; yo quería ser torero... Preguntadle a mi mujer: por las
noches nunca sueño que canto, sueño que toreo».
Se siente capaz
Eva, que perdió la visión hace tres años, no ha
perdido nunca sus ganas de torear. Solo una pequeña lesión le ha
impedido estar este año en una actividad que le concede la libertad de
expresarse tal y como es, sin complejos.
«Aquí soy una más, no hacen falta los ojos para
ponerte delante de un toro o en este caso delante de una vaquilla. Aquí
es el único sitio donde no se me ha discriminado ni por mujer ni por mi
discapacidad. Aquí todos somos capaces. Las sensaciones que hay aquí,
fuera no las hay».
Su amor a los animales le condujo a coger un
capote o una muleta cada martes para torear. «Aquí, todos los que
estamos amamos los animales. No hay ningún torero, ninguno que ame la
fiesta de los toros que maltrate ningún animal».
No tiene queja de lo que vive desde que comenzó
las clases como aficionada práctica en Roquetas. «Todos los mitos que
hay son mentira, los del machismo en los toros, por ejemplo».
Eva no puede explicar con palabras lo que siente
cuando pisa el albero. «Me aporta libertad, a nivel de salud física
también me está ayudando a coordinar mis movimientos, a ser consciente
de mi propio cuerpo, que es importante, orientación espacial».
Un reto
Eva califica como «muy duro» el simple hecho de
dar un muletazo. «Me enfado mucho conmigo. Hoy estoy muy enfadada porque
parezco un pato, después de dos semanas sin venir. Me voy mal porque
soy muy exigente conmigo». Decía que en casa trataría de entrenar con
una toalla mojada cada pase no dado, con Marcos, su marido, que es
también su apoyo. «También lo son todos mis compañeros».
No es una familia que lo esté pasando bien. De
hecho le tienen que dejar el material para saciar sus ansias de torear.
«No lo estamos pasando bien, pero ellos nos ayudan. También nos aportan
apoyo psicológico y estas dos horas me llenan la tarde, pero se me
quedan cortas».
Eva tiene un 84% de discapacidad, solo ve un 2% de
resto visual en un ojo y fotofobia. «Ahora, cuando vosotros dejáis de
ver, es cuando yo empiezo a ver. Cuanto menos luz haya, mejor es para
mí».
Eva dice morir por ir al campo, ponerse en medio
de la plaza. «El silencio es algo que no se puede explicar. Aquí no
siento los coches. Estar aquí donde solo oigo a mis compañeros es algo
que no se puede explicar».
Esta almeriense aficionada a los toros se guía por
el sonido y los olores, que explican el metro a metro de su vida. «El
tacto, contar..., son cosas que con el tiempo vas aprendiendo»,
explicaba. Mientras relataba sus experiencias no perdía la sonrisa. «Ya
no saludo a los extintores, porque una es muy educada y saluda a todo»,
comentaba irónicamente.
Sus ojos
Cuando habla de Marcos, que es su pareja, lo hace
con aires de admiración porque «es mi todo. Sin su ayuda no podría hacer
nada», recordó, mientras alrededor sus compañeros de afición daban
pases y pases, puliendo sus defectos para sentirse toreros.
Esta sagrada profesión se practica con el alma.
«El cuerpo está prestado». Ella se siente cómoda con el suyo, hasta el
punto de que incluso no quisiera recuperar la vista si fuese posible.
«Si me lo dijeran diría que no. Ahora es cuando estoy viendo. Suena
extraño, pero los ojos no son tan importantes».
El pasado 23 de septiembre se cumplieron tres años
de su discapacidad y anima a que «quienes ven se pongan un antifaz y
que no vean, pero sí que sientan. No es lo mismo ver que sentir». Porque
ella siente los toros y se guía por lo que Marcos le cuenta. «Lo
importante no son los ojos, es el alma».»Foto: Ideal.es
1 comentario:
Buenas!! acabo de conocer tu blog y lo he enlazado al mío. Creo que los bloggers taurinos tenemos que apoyarnos.
Si quieres echar un vistazo al mío y enlazarme es: www.terciodevaras.es
Saludos
Ignacio Sáez
@maestrovalencia
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