
Agustín de Espartinas apenas pudo destacar con el capote al que recibió en su primero con voluntad. Después el toro apretó en el caballo pero su baja casta y poca bravura restó mérito al torero. Desparramó la vista en la muleta y el de Espartinas mostró firmeza sin recompensa.
Con el cuarto, al que recibió en chiqueros, manejo con soltura el capote sin llegar a romper del todo. Toro que bajó de presentación y que se salvaba por la cara. El toro cantó pronto su falta de casta y condición y su voluntad y disposición no fue suficiente para levantar la faena. Leves palmas.
Antonio Nazaré, que reaparecía tras su lesión en San Isidro, lidió un sobrero de Cayetano Muñoz que se apagó pronto pero que le dejo practicar el toreo largo y poderoso que atesora el de Dos Hermanas. Faltó continuidad, a un toro que aunque tenía poca de fuerza, tuvo clase y condición que se fue apagando tras dos series muy firmes con la mano derecha. Con la izquierda inédito y siempre nos quedara la duda.
Con el toro de Cayetano Muñoz - al que brindó al público asistente -, Nazaré no se sintió a gusto ante la poca acometividad del toro y su constante desconcertada embestida que impidió el lucimiento. Otro toro con falta de raza y clase.
Pepe Moral se le vio suelto toda la tarde, y muy templado, con naturalidad, y ello tuvo su recompensa. Con el capote, al que practicó un toreo cadencioso, se le vio suelto y con mucho temple, gustándose a la verónica, y con una media de exquisita ejecución. Cuidó al toro en el caballo y se desmonteraron Agustín González y Pérez Valcarcel. En la muleta gustaron las primeras series por la derecha de buen trazo y ejecución hasta que el animal perdió fuelle por su escasa raza. Gustaron esas series donde práctico un toreo de cierta clase. Tras una estocada caída dio una vuelta - casi por su cuenta - que apenas fue protestada.
Con el sobrero de Conde de la Maza bordó el toreo al natural. en los primeros tercios el toro no demostró gran clase, pero en la muleta, despertó tras una discreta serie , y se observó la nobleza del animal. Virtud la del torero que supo lidiar y tocar los engaños en su debido momento. Moral aplicó una receta básica; disposición, firmeza, serenidad, naturalidad, colocación y muy buenas maneras. Y encima ha toreado al natural. Faena corta pero intensa que tras una gran estocada se le otorgaron las dos orejas al torero palaciego. Y es que con esa disposición se puede reinar en Sevilla, y en España.

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