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Aguado |
En esta época estamos viviendo quizás el mejor momento de la novillería con destacados nombres que están irrumpiendo con activa fuerza en el escalafón, y donde el aficionado está poniendo sentido y espacio cuando habla de la cantera. Y es que la implantación y acomodo de las redes sociales, y la expansión informativa que ello conlleva, provoca que lo que antes se hablaba en los "mentideros taurinos" - esos lugares físicos donde aficionados y gente del toro "chismorreaban de las alegrías y penurias" de los profesionales - ahora con la tecnología la inmediatez y la difusión genere otro espacio donde hablar, discutir o interpelar sobre el futuro.
Quizás en este año, donde las figuras del torero aparecen y desaparecen por esas ferias, - a Sevilla la obviaron - y tal vez exista un cierta «desconexión mediática» con el aficionado, ese tiempo está siendo de vital importancia para descubrir a jóvenes novilleros, que pueden ser "usados" como reclamo para que el público y aficionado regresen a las plazas de toros.
Y es que en las últimas semanas están apareciendo nuevos novilleros que vuelven a florecer aquellas campañas donde los Finito, Chamaco, Chiquilín a finales de los 80 ponían a cabilar a más de una figura.Y eso era con el «boca a boca»; ni les cuento ahora.
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Ruiz Muñoz |
Y es que existen unos ramilletes de chavales, como
José Garrido - muy cuajado -
Lama de Góngora - tras el indulto del Puerto coge aire
- ,
Borja Jiménez - triunfador en Sevilla -
Posada de Maravillas - lesionado en Pamplona,
Ginés Marín, - triunfó en Mont de Marsan -
Espada- destacó en San Isidro -
Angulo - corto oreja en Madrid -, y ese "sobrino-nieto" de Curro,
Ruiz Muñoz, que con tan sólo dos novilladas picadas ha puesto a las redes sociales y la prensa escrita de total acuerdo, en una tarde en la Feria de Santander.
Todos esos nombres supone un aval más que suficiente para pensar que la tauromaquia tiene futuro, pues existe cantera, y además con muy buenas sensaciones para el aficionado.
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Lama de Góngora |
Pero existe otra cantera inferior, que tampoco se queda corta, y es la referida a los pupilos de las diferentes escuelas taurinas, y en ese sentido este verano están saliendo nombres que dan lugar al optimismo. En las novilladas de promoción en Sevilla, un sevillano llamado
Pablo Aguado, ha tenido el privilegio, no sólo de cortar dos orejas, sino de imponer su toreo puro, mandón y con buen gusto en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Ese chico respira y anda en torero. También han gustado las formas de otro sevillano,
Carlos Corradini y del extremeño
Carballo, que han puesto criterio y sabor a este ciclo de julio.
Apostemos por esa cantera, de ella dependerá nuestro futuro (el de la tauromaquia). Ahora es momento de sembrar para recoger el fruto dentro de unos años. El sector se debería preocupar por ello y ofrecer más espectáculos de es te tipo, con garantias y recursos para que esos chavales puedan torear y adquirir el oficio deseado. Por el momento hay razones para ser optimistas.
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