Promoción en el Pto. de Sta. María: González y Serna puntúan en la nocturna.

Había cierta expectación en el aficionado por ver este festejo de promoción y la verdad que algunos se han desplazado desde Sevilla para ver al futuro de la novilleria pero quizás no tantas como se esperaba. Pero tan sólo 1/4 de plaza para ver al futuro. Los novillos de Santiago Domecq de excelente presentación dieron un juego variado y les ha faltado un poco de raza y transmisión. 
Alejandro Gonzalez cortó una oreja al encastado primero en la que tuvo buen aire toreando con el capote. En la muleta dejó destellos con la mano derecha con series de mano baja y poderosas. Al natural bajo la intensidad y el oficio. Tras una estocada certera una oreja por el paisanaje.
Alfonso Cadaval tuvo su impronta tanto en el capote como en la muleta pero le faltó relajo y oficio. Desajustes propios del que empieza en una faena que no tuvo intensidad ni continuidad. Mato mal y se llevo una ovación del público portuense.
Pablo Aguado puso el toreo caro en la nocturna. Recibió a su novillo desde el centro del ruedo de rodillas y enjaretando cinco faroles y una media de rodillas que levantaron al personal. Luego Serna por chicuelinas ánimo la rivalidad. Después Aguado quiso responder por verónicas pero un enganchon no término de romper ese quite. Brindó a su apoderado Enrique Peña la muerte de un animal que tuvo menos acometida que sus hermanos y bajo de raza. Faena compacta donde Aguado desarrollo su madurez y templanza. Faena basada en la inteligencia que tuvo momentos buenos al natural y con pases de pecho de buena plasticidad. El fallo a espadas le impidió un triunfo mayor. Cariñosa ovación.
Rafael Serna tuvo un novillo noble que le permitió lucirse con el capote y en la muleta. Faena con viento, en cercanías y muy poderosa, pero le faltó dejar un poco de distancia al novillo. Lo pedía pero quizás Eolo tuviese la culpa. Tuvo algunos compases templanza y cierta cadencia, y algunas series rápidas y sin el reposo suficiente.  Novillero en progresión ascendente. Tras una estocada caída una oreja que fue pedida por unanimidad del público asistente. 
Javier Orozco saludo de forma suave al que cerraba la nocturna que fue el que menos se empleó por su falta de fuerza y apenas transmitió. Dejo detalles en algunas series muy estimables por el pitón derecho. Después llegaron los enganchones y los atropellos ante un animal que pedía la muerte. El fallo a espadas dejó todo en una generosa ovación de despedida.