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domingo, 5 de mayo de 2019

6ª de abono en Sevilla: Cuando los toreros la entienden, Victorino Martín (y la afición) lo agradece

Casi lleno en los tendidos de la Maestranza para presencira la tradicional corrida "torista" de la feria, "la de los Victorinos", que desde que debutase allá por el año 1996 no ha faltado a  la plaza de Sevilla. Y es que el hierro de la "A" coronada, con sus altibajos, siempre crea expectación y devoción y se pudo apreciar muchos aficionados de toda España que recorrieron muchos kilometros para ver la sexta de abono. No se aburrieron, por la corrida de Victorino Martín, bien presentada, con cuatro toros muy interesantes (1º, 3º, 4º y 5ª) con su lidia y matices, pero que motivaron a toda la tarde a un público que nunca se aburrió.
Antonio Ferrera dispuso un primer toro de bella estampa que fue noble y franco en los primeros tercios. El extremeño lidió a capote con lances muy firmes para sacar al toro a los medios. Se midió mucho en el caballo donde tomó dos puyazos bien medidos. En el tercio de banderillas destacaron Javier Valdeoro y Fernando Sánchez. Faena entonada del extremeño ante un animal que acusó los puyazos y se puso a la defensiva, sobre todo por el pitón izquierdo. Faena de valor y cierto aliño donde dejó detalles de toreo caro. Fue ovacionado tras un pinchazo y estocada. 
Con el cinqueño corrido en cuarto lugar Antonio Ferrera estuvo en torero y en su papel de torero profesional que sabe entender y torear a este tipo de toros. Con un toro que apretó en el caballo y que mantuvo la boca cerrada hasta su muerte, el diestro supo darle la distancia y el sitio que necesitaba el toro. Tandas cortas, muy sinceras, de mano baja y sometiéndolo en cada lance fue elaborando una faena muy compacta que fue rematada con una estocada entera. Mayoría de pañuelos en los tendidos fue motivo suficiente para darle una oreja. El toro fue aplaudido en el arrastre. 
Manuel Escribano se fue a chiqueros a recibirlo y solventó a su primer toro con solvencia que fue desarrollando mucho peligro a lo largo de la lidia. En el caballo empujó con mal estilo y dejó algo más en banderillas. Escribano toda voluntad y oficio quiso buscar triunfo ante un animal que pedía el carnet de lidiador. Le dio un susto, sin consecuencias, al someterlo por la derecha. Una res mala que nunca se entregó en la muleta. “Alimaña” le llamaban a este tipo de toro. Pues eso faena de mucho mérito. 
Volvió a repetir guión y se fue a chiqueros a esperarlo. Tensa espera que fue rematada con lances a la verónica con un toro que salió con muchos pies. En el caballo perdió las manos y tomó dos varas justas pero bien ejecutadas. Bajó de nivel Escribano en el tercio de banderillas donde estuvo discreto y sin brillo ante un animal que nunca se entregó. En la muleta el toro se desplaza sin alegría y con ese punto de sosería y sin humillar que pone en alerta a cualquier torero. Escribano estuvo dando pases sin apretar o mandar y eso provocó que la faena no cogiese el vuelo deseado. Quizás en otro momento de su carrera ese toro lo hubiera entendido mejor.
Emilio de Justo dejó una magnifica impresión en su presentación en la plaza de toros de Sevilla. Con un toro sin fijeza, buscando los entresijos de los engaños y desparramando la vista en cada lance, el extremeño dejó patente su naturalidad y valor no exento de toreo clásico. Faena exigente y eficiente con dos derechazos de mano baja y dos naturales que provocaron el éxtasis en el público. Faena medida y provocando emoción en el público ante otra “alimaña” donde el diestro le plantó su tauromaquia. Lastima que la espada no funcionase. Gran ovación desde el tercio. 
Con el sexto, un toro que salió con muchos pies y con genio en las embestidas, Emilio de Justo quiso dulcificar esos problemas poniendo criterio y templanza. Se le pegó muy fuerte en el caballo y el toro lo acusó perdiendo las manos a la salida del encuentro con el caballo. Se quedó parado en la muleta e incluso terminó por rajarse en zona de tablas. Porfió el torero y lo mejor vino al final de la faena con dos series al natural de mucho mérito ante un toro que no pasaba. Se puso en el sitio y dio emoción a los tendidos. Con la espada se entretuvo. Ovación de despedida a un torero que ha dejado buen sabor de boca por el oficio demostrado y la calidad de su toreo.

Foto: Maestranza-Pagés
 

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