Pasaban las semanas, meses, días y los distintos afectados no encontraban respuestas y soluciones para empezar una actividad taurina acorde con las circunstancias. Unos pocos empresarios, quizás por su afición, por su juventud, y lo más importante, por su generosidad y sacrificio por desear que este año no se quedasen sin festejos, evitaron que la temporada taurina en Andalucía pasara en blanco. El resto de la película y la temporada desde agosto a noviembre ustedes la saben, se ha “salvado” una temporada en Andalucía y en España, por el impulso de unos pocos: Sí, unos pocos, por no ponerle nombre y apellidos.
Pero aquello pasó, y aprovechando que ya transitamos entre la segunda ola y el bendito nacimiento del Niño Jesús, fundamento de la Navidad y del comienzo de un nuevo año, el esperado y ansiado año 2021, debo reflexionar sobre mi inquietud como “cliente taurino” - que diría el amigo Ignacio Sanchez-Mejías - y el anhelo que supone pensar que en esa carta especial a los Reyes Magos de Oriente haya un pequeño deseo para ver un futuro mejor a la fiesta de los toros.
Desde el punto de vista de aficionado, considero que hoy no existen síntomas positivos que reflejen que mi inquietud se vea pacíficamente calmada por los actos y movimientos que los empresarios están haciendo de cara al próximo año taurino. Pocos indicios y poca voluntad existe sobre lo que piensan realizar la "élite" de los empresarios taurinos en España. Se les oye argumentar que están preocupados, tensos por este “bichito” que no se va, y haciendo sus cálculos ante eventuales aforos autorizados por las autoridades sanitarias, pero nadie se mueve o presenta alternativas de gestión o de cambios. ¿Por qué?
Señores de la patronal y profesionales taurinos; ¿A que esperan para redefinir la estructura de la fiesta?¿Por qué no empiezan a diseñar un cambio de modelo de producción?¿Por qué no se realizan gestiones para reconsiderar que el actual Convenio Colectivo de los profesionales taurinos, no tiene fundamento técnico?. son muchas preguntas que deben tener respuestas adecuadas, en los foros adecuados y en el momento adecuado. Soy de la humilde opinión, que hay que aprovechar esta horrible situación para realizar cambios sustanciales. No se puede quedar uno encerrados en el despacho esperando que alguien llame a la puerta. Todavía no he visto a ningún empresario taurino hablar sobre los planteamientos del año que viene. No será un año fácil, pero algo diferente al año que se nos va, pero hay que buscar alianzas, compromisos y obligaciones para que la dificultad de 2021 se convierta en ilusión y esperanza. No queda otra, pero hay que arriesgar en aquellas plazas donde no se ha gestionada nada este año. Otro año sin ideas, sería un error que sólo se puede permitir otras artes, pero no el toreo.
Para finalizar, ese afán por el cambio de mentalidad y perspectiva, solo se consigue apostando por la transparencia en la gestión empresarial, por la voluntariedad en ofrecer soluciones apropiadas al momento actual e impulsar acciones productivas al espectáculo, tales como el diseño y marketing. Muy pocos empresarios están trabajando en esa linea - quizás haya alguno- pero quien lo haga desde ahora, tendrá desarrollado algún trabajo que de no hacerlo de forma inminente pondrá en peligro el futuro de la fiesta.
¡Pónganse a trabajar!
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