Terminó la Semana de Pasión y es el momento en el que muchos hacen balance. Comentario aparte merece la inclemencia meteorológica que hemos padecido y que ha imposibilitado que en gran parte de Andalucía, y en los días de mayor trascendencia, muchas de las imágenes no pudieran siquiera pisar la calle. Una auténtica lástima, sobre todo para tantos y tantos hermanos que durante meses prepara con denodado esfuerzo su salida procesional.
Pero, aparte de lo desafortunado de la meteorología, esta ha sido una Semana Santa de polémicas. Fundamentalmente dos han sido los motivos de la discordia en la capital hispalense: El pregón, aunque más bien habría que aclarar que la polémica la constituye la designación del pregonero en si mismo, y sobre todo, y fundamentalmente para quien esto escribe, por tratarse de Quien Es, y de todo lo que suscita a su paso, la túnica de los cardos que este año ha portado el Señor de Sevilla.
Por lo que respecta al primero, pienso sinceramente que debe huirse de la crítica sin fundamento, la demagogia y del encasillamiento ideológico en el que se ha situado al pregonero de 2008 y centrarse, sobre todo y fundamentalmente, en el pregón en si como elemento de exaltación de la Semana Santa. Y, desde ese punto de vista, para mi el pregón de Antonio Burgos fue un alegato de sentimiento cofrade y sevillanía, donde destacaron algunas de las recopilaciones de sus recuadros y que se refieren a la Semana Santa, como "Las manos del Gran Poder", o "Domingo del Gran Poder", sin olvidar referencias a artículos tan magistrales como "Farol de Cruz de Guía", escrito en honor a su padre, y que mereció el galardón Romero Murube. Se le podrán discutir muchas cosas al Maestro Burgos, pero en absoluto su dominio y sabiduría de la Semana Mayor, perfectamente plasmada en un pregón repleto de gracia y sentimiento, y que a nadie ha dejado indiferente.
Y por otro lado, y como el otro elemento que ha generado opiniones y debates para todos los gustos, está la Túnica de Los Cardos que en la madrugá portó el Gran Poder. De todo se ha dicho y escrito, pero a quien esto escribe le maravilló la estampa del Señor por la noche sevillana, con esa túnica que, aun mas si cabe, contribuía a aumentar su imagen divina. Absolutamente portentosa aparecía la efigie que esculpiera Juan de Mesa por La Campana, con esa auténtica maravilla que ha sido restaurada recientemente. Si es cierto que el Gran Poder es más el Gran Poder con su túnica morada, que a buen seguro volverá a portar en años venideros, no es menos cierto que, precisamente por ser excepcional el hecho de que saliera a la calle con la túnica de los cardos, con ocasión de la restauración a que ha sido sometida y merced también a las peticiones de numerosos hermanos, quedará en el recuerdo como una estampa excepcional y que merecerá ser tenida en la memoria. Es verdad que dicha túnica confería mayor rigidez al caminar del Señor, privándole e parte del movimiento genuino de la túnica morada, pero no es menos cierto que lo insólito de la estampa vivida en la madrugá de este año hará que permanezca en el tiempo con caracteres indelebles. Por lo pronto yo voy a comprar una estampa del Señor con esa túnica, merece la pena verle aún más majestuoso.*
Pero, aparte de lo desafortunado de la meteorología, esta ha sido una Semana Santa de polémicas. Fundamentalmente dos han sido los motivos de la discordia en la capital hispalense: El pregón, aunque más bien habría que aclarar que la polémica la constituye la designación del pregonero en si mismo, y sobre todo, y fundamentalmente para quien esto escribe, por tratarse de Quien Es, y de todo lo que suscita a su paso, la túnica de los cardos que este año ha portado el Señor de Sevilla.
Por lo que respecta al primero, pienso sinceramente que debe huirse de la crítica sin fundamento, la demagogia y del encasillamiento ideológico en el que se ha situado al pregonero de 2008 y centrarse, sobre todo y fundamentalmente, en el pregón en si como elemento de exaltación de la Semana Santa. Y, desde ese punto de vista, para mi el pregón de Antonio Burgos fue un alegato de sentimiento cofrade y sevillanía, donde destacaron algunas de las recopilaciones de sus recuadros y que se refieren a la Semana Santa, como "Las manos del Gran Poder", o "Domingo del Gran Poder", sin olvidar referencias a artículos tan magistrales como "Farol de Cruz de Guía", escrito en honor a su padre, y que mereció el galardón Romero Murube. Se le podrán discutir muchas cosas al Maestro Burgos, pero en absoluto su dominio y sabiduría de la Semana Mayor, perfectamente plasmada en un pregón repleto de gracia y sentimiento, y que a nadie ha dejado indiferente.
Y por otro lado, y como el otro elemento que ha generado opiniones y debates para todos los gustos, está la Túnica de Los Cardos que en la madrugá portó el Gran Poder. De todo se ha dicho y escrito, pero a quien esto escribe le maravilló la estampa del Señor por la noche sevillana, con esa túnica que, aun mas si cabe, contribuía a aumentar su imagen divina. Absolutamente portentosa aparecía la efigie que esculpiera Juan de Mesa por La Campana, con esa auténtica maravilla que ha sido restaurada recientemente. Si es cierto que el Gran Poder es más el Gran Poder con su túnica morada, que a buen seguro volverá a portar en años venideros, no es menos cierto que, precisamente por ser excepcional el hecho de que saliera a la calle con la túnica de los cardos, con ocasión de la restauración a que ha sido sometida y merced también a las peticiones de numerosos hermanos, quedará en el recuerdo como una estampa excepcional y que merecerá ser tenida en la memoria. Es verdad que dicha túnica confería mayor rigidez al caminar del Señor, privándole e parte del movimiento genuino de la túnica morada, pero no es menos cierto que lo insólito de la estampa vivida en la madrugá de este año hará que permanezca en el tiempo con caracteres indelebles. Por lo pronto yo voy a comprar una estampa del Señor con esa túnica, merece la pena verle aún más majestuoso.*
(*). Articulo de opinión de Juan Gonzálvez García. (Amigo y buen cofrade)
1 comentario:
pues a mi me parecio un tostón de pregón. Estoy de acuerdo con lo del Gran Poder, esa túnica fue la sansación cofrade de nuestra Semana Santa.
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