La séptima de abono ha empezado con un bonito gesto con el torero Antonio Barrera, que ha tenido, quizás, el compromiso más importante de su vida, y es torear el día que su padre estaba velándose en el pueblo sevillano de Alcalá de Guadaira. Los toreros son diferentes, y este detalle lo hacen únicos y universales. Ese gesto del público de Sevilla pegándole la primera ovación de la tarde ha puesto la sensibilidad, bravura y casta a la tarde, y que los toros del maestro Cesar Rincón han carecido en toda la tarde. Corrida excesivamente bien presentada para el encaste de la ganadería, y con la raza justita para salir al albero maestrante. Si Antonio Barrera quería honrar a su padre, y dedicarle un triunfo en esta tarde gris y aplomada "en cuerpo y alma", tenía que haber buscado otra ganadería u otro sitio. Hoy no era su día. Con el primero, un toro sin raza, y desparramando la vista de forma ostensible, estuvo digno y con las precauciones debidas. Para colmo de males, el cuarto, de mejor condición de salida, tuvo la desgracia de partirse un pitón contra el burladero de la segunda suerte, e intuyo que era un toro con posibilidades. Después salió un "marrajo" del Conde la Maza....fiel a su estilo, que tuvo peligro notorio por ambos pitones. Sin opciones en definitiva para Barrera en esta trascendental tarde personal en la Maestranza.
El colombiano Luis Bolivar quiso lucirse con el capote en sus dos toros, y quizás tuvo las mejores opciones con el primero de su lote, con una faena intermitente, de más a menos, y donde lo mejor vino con dos series de derechazos muy templados y firmes. Con el segundo de la tarde, un burel de escaso juego y lucimiento, impidió que Bolivar estuviese comodo delante del animal. Abrevió lo que se aplaudió por el respetable.
El sevillano Salvador Cortés, tuvo el mérito de irse a recibir a sus dos toros de rodillas frente a chiqueros, con mayor o menor lucimiento en su ejecución. Sigue sin gustarm el fondo artístico de este torero, al que respeto como a todos, pero que no me llena plenamente, quizás también por la envergadura del torero. Le ha correspondido, a mi modesta opinión, el toro más potable del encierro. El tercero de la tarde, tenía un tranco bueno por el pitón derecho, y que Salvador no ha terminado de entender. Si uno no quiere dos no se pelean.....La faena empezó vibrante por el pitón derecho, pero tras dos enganchones la vibración y empuje decayeron y el tono gris de la tarde se trasladó al espiritu del torero. Tras matarlo de uan estocada algo desprendida se le obligó a rendirle una generosa ovación desde el tercio. Con el último de la tarde, más de lo mismo. Le correspondió un toro soso, y sin raza alguna, y que no motivó ni la ilusión de la gente, ni la del torero.
Un fiasco de ganado para una tarde en la que había que honrar a un padre.
Saludó en banderillas Luis Mariscal, con música incluida.
Foto: sevillataurina.com
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