Así era el titular de la revista Fiesta Española, del 30 de octubre de 1968, tras su actuación el dia 12 de octubre de ese mismo año. "A la tercera fue al vencida otra vez, porque Rafael Torres volvió a cortar orejas en la Maestranza".
En Sevilla, en tertulias y ambiente taurino he oido hablar bien, como persona, y como profesional de Rafael Torres. Como banderillero siempre lo he tenido como eficaz y buen profesional, pero quién le conoce me ha advertido de su clase y humildad. Y eso gusta.
Yo les rescato un artículo de Victor Garcia-Rayo donde le dedica un artículo muy sevillano.
"Y es que No puedo evitarlo. Siento cómo Sevilla galopa por mis venas. Me huele a incienso cada golpe de aire, comienzo a ponerme nervioso y recuerdo que jugaba con mis padres la mañana del Domingo de Ramos. Ganaba quien veía al primer nazareno. Acabo de pasar por la Puerta del Príncipe, por el Arco del Postigo, por la calle Arfe... y quiero escribir de alguien que sienta a Sevilla en el corazón. Pero dentro. Alguien con tono de Sevilla, con andares sevillanos, con amor por esta tierra, con ese don natural que regala la primavera cuando le da la gana.
Hay quien le dice Rafaelito. Yo no me atrevo. Es tan grande el respeto que le tengo que sería incapaz de utilizar diminutivos para hablar de un hombre tan grande. Rafael Torres es muy sevillano, como su toreo, como su forma de andar y sentir, como sus ojos cuando derrama las lágrimas que los sevillanos entendemos. Dicen que pudo ser figura del toreo. Yo aseguro que su toreo fue de figura. De figura de bronce fundido en la fragua de unas llamas tan poderosas que terminaron por cincelar un cuerpo de gracia y finura que el cielo sólo regaló a los toreros sevillanos. Se escribieron crónicas que comparaban a Rafael con Pepe Luis, con Pepín Martín Vázquez, incluso con Chicuelo. Con los más notables del arte. Rafael no llegó tan alto, pero triunfó a lo grande en torería, en el ruedo de la amistad y en el primer coso del mundo: el de la familia. Lo apoderó Manolo Vázquez, abrió la Puerta del Príncipe y llevó a la plaza a miles de devotos de ese toreo que sólo se explica en la media verónica de un camero elegido por unanimidad Faraón de las tardes de toros. No me gusta la sabiduría de muchos, sino el ingenio de uno. Por eso siento que el torero nacido en Vara del Rey, en el corazón de Sevilla, es capaz sólo con un lance de mantener viva la ilusión del amor por el arte. Siento como Sevilla galopa por mis venas, torero, y por eso estoy pensando en ti. Porque comienzo a ponerme nervioso cuando me acuerdo de mi padre y lo mucho que le gustaba tu toreo al natural. Rafael, tú eres, sin túnica, el primer nazareno de Sevilla."*
*Víctor García Rayo es periodista taurino sevillano de Sevilla TV y Punto Radio-Sevilla. / Publicado en ABC-Sevilla
3 comentarios:
A Rafael Torres le vimos aquí en México un par de ocasiones solamente en 1976, en una feria que se dio en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México y que fue televisada.
El que hablaba maravillas de él era Rafael Toscano, que fue mozo de espadas aquí de Miguel Armillita y que allá lo fuera, entiendo, de Manolo Vázquez y que siempre se lamentaba de que no cuajara en la gran figura que decía debió ser.
Saludos desde Aguascalientes, México.
A Rafael Torres, Rafaelito Torres, siempre dió gusto verle, de matador, que era de los artistas, y de banderillero, que fue de los grandes.
Un saludo
Rafaelito Torres me dijo un día, en una Feria del Toro y tomando una manzanilla, que lo más grande que le había pasado era hacer el paseillo con Curro Romero un domingo de Resurección.
Que para entenderlo había que vestírse de torero y hacer el paseillo detrás del Faraón.
Sentimiento es eso, no.
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