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martes, 28 de junio de 2011

La fiesta, (lamentablemente), presente en el «Caso Malaya».

Genealogía de la ganadería "Malaya"
Lamentablemente la fiesta (y gente del toro) es noticia, por algo tan lamentable como verse implicada en un sumario tan penoso para España, como el "Caso Malaya". Confiemos en la Justicia, y esperemos que todo se aclare.

Lo Publica el «Diario Sur», de Málaga, que expresa lo siguiente: 
 
«Juan Antonio Roca, principal imputado en el 'caso Malaya' contra la corrupción en Marbella, no solo tenía negocios en el ámbito inmobiliario u hostelero. También estaba muy metido en el sector ganadero, con la crianza de caballos de pura raza o la explotación de toros de lidia.
Ayer declararon ante el tribunal dos empresarios que vendieron su ganadería a Roca y que están acusados de ser presuntos testaferros por seguir, tras su venta, administrando la empresa «por cuenta y beneficio de Juan Antonio Roca, el cual quedaba oculto bajo el manto societario de la entidad», según el escrito de acusación.

Los hermanos Manuel e Ignacio González Sánchez-Dalp, muy conocidos en el mundo del toro, aseguraron que los negocios que hicieron con Roca fueron legales. En palabras de Manuel González, «mis asesores me dijeron que todo era dinero lícito», en relación a la venta de su ganadería familiar a Roca.
La empresa Perinal fue creada por la familia en 1997 con centenares de cabezas de ganado y dos años después fue vendida a una sociedad de Roca. Sin embargo, los empresarios fueron figurando como administradores de la empresa a pesar de que ya no eran propietarios. Los hermanos González Sánchez-Dalp argumentaron que siguieron al frente de la empresa por exigencias de la Unión de Criadores del Toro de Lidia -los fundadores tenían que seguir en la ganadería tres años después su creación- y por su estrecha «vinculación familiar» con la empresa. Los ganaderos declararon que ellos no llevaban la administración económica de la sociedad: «La capacidad económica de Roca no era de mi incumbencia», declaró Ignacio González. El empresario relató que quiso quedarse al frente de la ganadería pese a su venta porque le «tenía cariño, por la amistad de Roca y por hacer las cosas bien». González dijo que cobraba 1.800 euros por su gestión, pero insistió que no sabía quién llevaba las cuentas ni la gestión económica.
Manuel González reconoció que su padre, el torero Manolo González, fue el que le presentó a Roca: «Sabía que era un señor inquieto y con muchos negocios y que hacía urbanizaciones», relató. «No podía imaginar que aquí había nada ilícito», dijo respecto a sus negocios con el «grupo Roca».»

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