Apurando los relajados descansos que me concede este verano, - de playas, amigos y por supuesto de familia -, creo conveniente dedicar un "post" a un concepto que para algunos aficionados, es un tema muy controvetido y polémico, y para otros es más que un dogma de fe y/o de culto. Sobre esta cuestión hay muchas tesis, o teorías que según la tauromaquia de cada profesional se puede esgrimir.
Hoy quiero hablar de algo que me parece fundamental, y es del concepto de cargar la suerte.
Muchas definiciones y comentarios que se han vertido sobre este concepto. Expongo aquí, algunos de ellos:
Según diversos tratados, el cargar la suerte consiste en alargar los brazos el torero a un lado, ante la embestida de un toro, para dar salida a la res con mejores opciones de ligar pases sin rectificar ni perder pasos.
Para otros, es adelantar la pierna atrasada después de citar cuando el toro está en carrera con el objetivo de acercarse y estar situado para el siguiente pase. Por desgracia cada vez se ve menos, y Emilio Muñoz nos la enseño en todas sus actuaciones.
Joaquín Vidal, en el libro "El toreo es grandeza", ha dado numerosas razones o explicaciones sobre este concepto, y ha admitido que "La acción de cargar la suerte es la piedra angular de la técnica del toreo. Cualquier arte o acción que se ejercite suprimiendo la cargazón de la suerte no es toreo. Durante toda la historia de la tauromaquia han surgido numerosos espadas pretendidamente revolucionarios, que modificaban, descomponían o suprimían las reglas del arte de torear y ninguno de ellos produjo revolución alguna, precisamente porque el edificio de sus invenciones prescindía de cargar la suerte. Es decir, que eliminaba su cimentación."
Pepe-Hillo decía que cargar la suerte es aquella acción que hace el diestro con la capa, cuando sin menear los pies, tuerce el cuerpo de perfil hacia fuera, y alarga los brazos cuando puede, y José María de Cossío comentaba que cargar la suerte es la acción de torcer el diestro de perfil, alargando los brazos y teniendo los pies en la mayor quietud para llamar al toro y hacerle la suerte a un lado.
Así el periodista Gregorio Corrochano lo definía asi: “Cargar la suerte es indicarle al toro el camino y obligarle a seguir el camino. ¿Se puede torear sin cargar la suerte?. Aparentemente sí, en puridad, no. Torear es mandar en el toro. y para mandarle el torero tiene que cargar la suerte. ¿Cómo? Adelántandole la pierna por donde ha de pasar y salir el toro, sin mover la otra. ¿Cuánto? Lo que haga falta, según las condiciones y estado del toro. Pero siempre hacia delante, nunca hacia atrás.”.
El matador de toros, Domingo Ortega, dijo en una entrevista con Vicente Zabala (padre) que "Cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no profundiza; la profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacia el costado".
Mi modesta opinión, es que en la actualidad se torea descargando la suerte más que nunca, y pocos toreros exponen en su tauromaquia este criterio. Manzanares hijo por ejemplo, esta olvidando este concepto cada vez más, y eso me preocupa, porque su concepto de tauromaquia me encanta cuando lo hace con pureza, y sobre todo porque "pellizca", pero últimamente se olvida de lo esencial. Como conclusión, cuando se carga la suerte, se expone y todo es más puro, produce mayor mando y mayor belleza, y en eso Morante de la Puebla, o el mismo José Tomás, pueden dar lecciones....aunque a veces se le olviden.
Foto y montaje: Perez@larcon
4 comentarios:
Juan Manuel: Esta entrada me trae a recuerdo algo que dijo Manuel Capetillo a mitad de la década de los 60 y que es de esta guisa:
"Mi manera de pararme ante el toro es contraria a los cánones clásicos. La escuela rondeña especifica que torear es cargar la suerte, echando la pierna contraria para adelante. Mas yo toreo descargando la suerte. Con la pierna que cita por delante y la otra un poco atrás.
- ¿Con qué objeto?
Alargar el muletazo a una dimensión tal, que se puede hablar del cuarto tiempo. Además, la fuerza inicial del toro se aminora con esa vuelta, con ese consentirlo, con ese curvarlo. El paso del toro se vuelve mas lento y su lentitud consiguiente es que me permite templarlo con una suave cadencia que de otro modo no conseguiría. (Revista Toro y Fiesta. – Fascículo 26, Editorial Codex, Madrid, 1966, Pág. 425.)".
Se sacrifica la verdad en aras de una pretendida belleza, según parece. ¿Será válido?
Saludos desde Aguascalientes, México.
Interesante, como siempre, tu aportación amigo Xavier.
Saludos desde Sanlucar de Barrameda (España)
Paisano, en http://www.toreoenredhondo.org/
en el foro TOREROS hay una suculenta "discusión" sobre el tema.
Acabó como el rosario de la aurora pero creo que merece ser leido.
Saludos.
Paco Abad
muchas gracias a ti.
un saludo afectuoso
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