Aspectos de la Maestranza. Foto: Perez@larcon |
Con escasa media plaza nos rencontramos con la hermosa plaza de toros de Sevilla, y pudimos apreciar su aroma, su clase, y sobre todo el calor....que también se asomó a los tendidos de la Maestranza.
Se ha lidiado un encierro de Villamarta, manso, sin clase, y sin la raza suficiente para embestir. Se salvan de la quema el 2º, 3º y 4º, con matices, pero en líneas generales han sido malos.
Gomez del Pilar debutaba en Sevilla y topó con un primer novillo que manseó en todos los tercios. Lo recibió a portagayola, y en la muleta, tras un tercio de varas muy malo, apenas pudo lucirse, ante las nulas embestidas del animal, que demostró su falta de raza y clase. Tras una horrible estocada, haciendo guardia, se le silenció su labor.
Con el cuarto demostró la misma frialdad que con el primero, ante un novillo que aunque fue noble, echaba la cara alta en los embroques. Faena larga, sin contenido, y con un toro sin raza y con una sosería que aburría al personal.
Damián Castaño, nuevo en esta plaza, demostró clase con el capote y gusto y poder con la muleta. El animal tenías las fuerzas justitas, pero su nobleza y acometida fueron bien entendidas. Series con la mano derecha muy firmes, y con mucha trasmisión. Al natural dejó destellos de mucha calidad, en una faena medida y con mucho oficio. Pecó en las postrimerías de la faena de acorta distancias, renfriando un poco al personal. Tras una estocada caída fue recompensado con una generosa vuelta al ruedo.
Con el manso quinto poco pudo hacer que estar voluntarioso con el animal, y solventar la papeleta con un manso que desarrolló peligro.
Emilio Huertas, otro que se presentaba, lidió un primer toro que manseó y tuvo genio en la muleta, pero que tuvo la virtud de que cuando se le atacaba embestía con largura. Tres tandas con la derecha duro donde el novillero dejó muestras de un buen concepto. Después se afligió el toro y Huertas sólo pudo evidenciar mucha voluntariedad. Entro a matar sin voluntad pero recetó una buena estocada, con muerte rápida para el animal, que motivó que la gente pidiera la oreja que se le concedió, algo benevolente, para el novillero. Una autoridad sin criterio tiene eso.
Otro manso de libro le tocó con el que cerraba la tarde, y solamente la voluntad y decisión del novillero pudieron para acometer las embestidas del animal que no era tarea fácil. Muchos pases pero sin fundamento alguno.
Saludaron en banderillas, David Adalid en el segundo, José Otero en el tercero, y en el último, Ricardo Cendejas.
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