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miércoles, 5 de octubre de 2011

«La alarma de la desilusión»

En los últimos días hemos asistido a un hecho singular, y lamentablemente penoso para la imagen de la fiesta, como es la suspensión de un espectáculo, reglamentariamente autorizado, en la localidad andaluza de Ubeda, dentro de su feria patronal en honor de San Miguel.
La suspensión siempre es desagradable, pero más lo es, si se produce al mediodía, y sin apenas 500 localidades vendidas, y con un cartel de «supuestas figuras», con la presencia de los siempre teloneros/mediáticos, - al menos de taquilla como «Fandi» y «Cayetano»-, y como reclamo principal de la corrida. ¿Qué esta pasando, aficionados?.
Todo sería coherente, y además incluso teóricamente justificado, si dicha circunstancia dolorosa se produjese en alguna población cuya incidencia taurina estuviera salpicada por la propaganda animalista o por los perjuicios de su identidad nacionalista. Nada de eso ocurre con la bella y eterna ciudad de Ubeda, tierra de toros y toreros, y cuya afición ha velado durante mucho tiempo por tener una figura del toreo, como en los años `60, con el malogrado «Carnicerito de Ubeda», o en la década de los `90 con el fino torero, Paco Delgado. Existe arraigo y tradición.
Sin perjuicio de la valoración negativa que puede merecer la determinada actuación de un empresario, - como el de Ubeda -, podemos valorar que muy mal se tienen que hacer las cosas para que en Ubeda, las cosas no hayan funcionado. Esto no es nuevo, pero si llama la atención.
No pintan las cosas bien para el sector, las nuevas tendencias se imponen, y los empresarios taurinos modestos, y sin recursos suficientes, se alían con una parte del sistema para ofrecer “pliegos a medida” y “ofertas a la baja” sin tener en cuenta al aficionado, y por ende, al público que le da de comer. Esa simple lectura trae como consecuencia que en Ubeda se haya suspendido una corrida de “farolillos”, sin apenas público y con un escándalo en la taquilla, tras la negativa del empresario a devolver el dinero como preceptivamente impone la normativa vigente.
Pero de todo ello, podemos achacarle gran parte de la responsabilidad a esa Administración Local que licita plazas sin acercarse a su pueblo, y sin apreciar la realidad social.
Estos hechos provocan que la otra sociedad, - aquella que maltrata e insulta a los que somos aficionados a los toros – se vanaglorien de sus cortas o simples teorías de que aquello no es rentable por su escasa afición.
El sector empresarial no quiere darse cuenta de estos detalles, - graves detalles diría yo – y solamente se dedica a difundir mensajes contradictorios y que nada tienen que ver con el paisaje actual de la fiesta. La crisis económica actual no debe ser la causa que justifique tanto error, y tanto desastre organizativo en el entramado empresarial, con una política de precios totalmente desfasada, y ultrajando la honestidad del aficionado. ¡¡Señores aficionados!!; las alarmas se pueden ir encendiendo con actuaciones, qué como ésta, para nada reivindican que la fiesta goza de buena salud; todo lo contrario, ya que los motivos de la suspensión obedecen a otros planteamientos, que deberían ser analizados por los que tiene verdadero interés sobre el espectáculo, y no lapidar la voluntad de los que pasan por taquilla.
Estamos a tiempo de reflexionar, y buscar soluciones, porque de otra manera, sinceramente, y con el arbitrio de un empresariado inocuo para defender sus intereses, provoca que la fiesta de los toros se resienta con este lamentable espectáculo, y se enciendan las alarmas de la desilusión.

Foto: decatafalcoyoro.blogspot.com

3 comentarios:

Enrique Martín dijo...

Pérez Alarcón:
Unos porque se creen que esto es eterno y que jamás desaparecerá, otros porque se piensan que esto es su cortijo, el caso es que parece que no hemos escarmentado con lo de Barcelona. Hay muchos esperando que haya más Cataluñas y nosotros no nos queremos enterar. Bueno, el aficionado sí.
Un saludo

el cortinar dijo...

creo que tampoco nosotros nos queremos enterar,mas que me pese,ESTO SE ACABA.
una pregunta,¿nuestros hijos van a los toros? ¿hablamos con ellos de toros?¿de toros,hablamos en los bares tomando un vino?por lo menos yo veo que la "cosa" va para abajo,y esto no lo arregla nadie.
en el colegio dan la asignatura del bienestar animal,y me pese lo que me pese,el toreo no es un ejemplo de bienestar animal.Cada año que pase tendremos algo menos de la aficion taurina,lo unico que nos queda al aficionado,es que los del "clavel" esten en las plazas de toros,aunque yo no trague a ninguno,pero es la unica forma de que se nos alargue la muribunda fiesta.

el cortinar

Montes dijo...

Y digo yo, o mejor dicho, y repito yo, Si no le preocupa el problema a aquellos que viven de esto, si los empresarios no cuidan su negocio, ni cuidan su clientela, si los taurinos no se aprietan los machos para buscar a los problemas que tienen en su mundo profesional, la mejor de las soluciones, si aquellos que programan festejos se olvidan de ir buscando una "simiente" en los chavales para que mañana sean nuevos clientes de esos espectáculos que montan. Si a ellos no les importa nada de eso, el problema del "antitaurinismo, está dentro de los taurinos.
Pues muy bien. Si en las plazas de toros a las que he asistido este año, he visto pocos chavales, entre otras cosas es por que la entrada es igual de precio y eso, claro, no lo soporta un debilitado bolsillo. El padre, va a los toros, el hijo se distrae con otras actividades más baratas y ajenas a la fiesta y luego se quejan de que ese espectáculo no interesa a la juventud. Siempre será mejor una localidad de niño a mitad de precio ocupada que una de adulto vacía.

Realmente, tenemos un problema, la cantidad de "simples" que no tienen más miras que lo que hoy tienen sobre la mesa, luego vendrá el lamento y los cantos de sirenas, pero a la pregunta de como han intentado uds, solucionar el problema, pocas respuestas darán. Con decir que la afición no ha luchado por defender la fiesta, el problema al de siempre, al que paga.

Ah, bueno, eso sí, los ganaderos, han puesto fundas a los pitones ( que particularmente, pienso que empobrece y debilita el hueso que es el cuerno.... anda que no hay toros que pierden las puntas de los pitones sin motivo...) los empresarios dirán que solo JT es el torero de tirón y que la fiesta es muy costosa y que está cargada con un 18% de IVA... que los honorarios de los toreros son muy altos....etc, etc y los toreros, con decir esa manida frase de : "uds, sos haveis puesto delante? No?, pues no sabeis ná de lo que se pasa, pá vení jablando " como si estuvieran obligados a eso de ser toreros...

Cada día hay menos toreros y más operarios del toreo.

Personalmente, creo que el que de verdad, sienta pasión por el mundo de los toros, tiene que estar INDIGNADO.

Usando y ajustando el titulo de una película de Barden, alguien dirá que la fiesta de los toros "Es una fiesta para viejos"

Así lo pienso y a si lo escribo.
Saludos.
Montes.

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