Acaba de cumplir sus primeros noventa años. Sí sus primeros. Vendrán más porque toreros de este porte son eternos e intemporales. Alcancé a verlo, pero “no lo vi”. Era todavía pre-adolescente cuando dijo que aquello se había terminado. Sí recuerdo a mi padre, tios y hermano -que Vicente sí tuvo la dicha de “verlo”- hablando de Pepe Luis. Desde que debutara aquel quince de Agosto de novillero, Sevilla inició su peculiar romance con el de San Bernardo.
Solo su nombre es suficiente. No es preciso añadir ningún apellido. Los toreros de mote son reconocibles por el apodo. A los demás se les suele añadir el apellido. José, Juan. Pepe Luis, Curro... A otros toreros, enormes y muy reconocidos de la escuela llamada sevillana, tenían que ponerle el apellido, Manolo González, Manolo Vázquez etc.
De sus características taurinas no solo brillan su galanura, improvisación, lo airoso y grácil de su toreo y tantas cosas más. Por encima de todas sobresale su conocimiento de las reses y su enorme oficio. Otra cosa bien distinta será que nunca quiso “taparse” hacía mucho aquello de Curro cuando tiraba por la calle de en medio:"Quieren que haga como el que hago, pero yo no hago como el que hago". No es un galimatías es la mayor declaración de autencidad que pueda tener un espada. Hay que ver la cantidad de toreros que sabiendo que no podían sacar partido de un toro, hacen creer al público que se está esforzando. Vale.
Y ya que estamos con su conocimiento del oficio será bueno recordar al Califa Manolete cuando le comunicaron que un toro había cogido a Pepe Luis en Santander. Manolete se limitó a sentenciar “se habrá caido”. En efecto un resbalón fue la causa de su percance.
Hay otra anécdota de Manolete con Pepe Luis. Estaban en el patio de cuadrillas Manolete, Arruza y Pepe Luis. El mejicano le pregunta a Manolete “Quiés es este rubito”. Manolete le responde “el que nos deja a tí y a mí, comer langostinos”. El sin rival en su época torero cordobés sabía que si Pepe Luis hiciera sus cosas todas las tardes, los demás...
Lo preclaro de su mente, que lo recuerda el maestro Luis Carlos Peris en el Diario de Sevilla, no se circunscribía a la lidia. En cierta ocasión, ya en su vuelta, iba a torerar en Murcia, creo recordar porque la anécdota la contó estando yo delante, que con D. Antonio Ordóñez y Miguelín. Éstos habían decidido no torear porque el dia anterior le multaron a cada uno a un picador no recuerdo por qué; sus compañeros de cartel fueron por la mañana al hotel para que no toreara, que ellos ya habían presentado el parte facultativo tan al uso para caerse de un cartel. Pepe Luis les dijo que el iba vestido de torero a la plaza, que a la hora del paseíllo él estaría allí pero que no se preocupara que no toreaba. Cuando el gobernador civil vio que sólo estaba el rubito de San Bernardo. Lo conminó a que matara la corrida entera. El genio de Sevilla, respondió: “no señor gobernador. Mi contrato pone que materá dos toros y he venido con el valor justo para matar sólo dos, no puedo con más” Ni que decir tiene que la corrida no se celebró.
Como torero tan grandioso como humilde es como persona. No todo iban a ser malas nocias este añito de 2011. Pepe Luis llegue a nonagenario es una noticia que toda la afición tiene por narices que tener como motivo de contento y alegría.
*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla
*Luis Garcia Caviedes, Psicoanalista, escritor y aficionado de Sevilla
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