El asunto gallego no es una inocentada

Hoy asistimos con absoluta normalidad a que las noticias universales, y taurinas por supuesto, se asomen al balcón de los periódicos, y a los distintos portales de Internet, - unos más originales que otros, y algunos con menos brillantez que mal gusto – con las “famosas erratas” del Dia de los Santos Inocentes, pero quizás la mayor «inocentada invernal», (que se transformará en realidad, si nadie con la sensatez y sentido común pertinente dice lo contrario), es que en la región gallega se prohiba a los jóvenes menores de 12 años asistir a la celebración de un espectáculo público.

Esta medida administrativa llega otra vez, y es mi perplejidad – de la mano del bipartidismo PP-PSOE-gallego, y se esconde otra mano negra, la del “animalismo” que con su propaganda y actos mediáticos edulcoran el debate taurino en la comunidad gallega, y en definitiva en la sociedad civil. Y claro, la noticia esta en la calle, y esto no es una inocentada.

Al G-10, y al sector empresarial taurino esto le puede aparecer otra inocentada, porque sobre este asunto no han sido capaces de emitir una ¿escueta? nota de prensa, ni realizar alguna declaración de intenciones sobre la controversia planteada con la limitación de edad para presenciar un espectáculo taurino. Puro cachondeo, y así nos va. ¿Y que dice los ganaderos? ¿Y la Mesa del Toro?. Nada de nada.

Asombra esta actitud, porque en la blogosfera es todo lo contrario, y con escritos, argumentos y opiniones que podrían ser motivación suficiente para contrarrestar la sinrazón gallega. Pero el sector taurino calla, y el que silencia su acción otorga la confianza del más débil.

¡¡Menuda inocentada más realista!!; el asunto gallego es lo bastante serio para que la oleada “animalista” infrinja un correctivo al bien jurídico protegido del ordenamiento jurídico y que por la misma fundamentación tengan que adaptar su normativa específica, - por considerarlo un “espectáculo cruento” - y a poco que los Juzgados y Tribunales les dé la razón con esa simpleza emocional, no quiero ni imaginarme el desaguisado jurídico que se va a liar por actos contrarios a nuestra Constitución Española, y más concretamente a los Derechos y Libertades de la Sección Primera, Capítulo Segundo del Título I, y  a los recogidos en la normativa europea sobre los Derechos de los Niños. Esto es muy serio, y debe provocar una reacción del sector menos superficial que la de Barcelona, teniendo en cuenta que si relativizamos una cosa u otra, el matiz jurídico de la «prohibición gallega» (asistir los menores a un espectáculo taurino), por inercia en la motivación de defensa, puede activar la alarma en las otras 16 Comunidades Autónomas, ya que la «cultura de Bambi» es igual en todas las Comunidades, aunque la competencia última la tengan la voluntad decisoría de un gobierno.Y baste eso para que los "caprichos" del poder público se cumplan para alegría de ciertos electorados proclives a la desaparición del espectáculo taurino.

¡¡ Basta Ya de Inocentadas, y pongansé a trabajar en la defensa y promoción de la fiesta!!