El Maestro Fray Domingo
va a hacer un sutil distingo
al definir su toreo:
Cambia la aguja al correo,
para, carga, templa y manda,
y si el tren te duda y anda,
aguanta, quieto y torero
(el fraile fue cocinero)
y échatelo a la otra banda
(Gerardo Diego "Cargar la suerte")
Joaquín Vidal, en el libro "El toreo es grandeza", ha dado numerosas razones o explicaciones sobre este concepto, y ha admitido que "La acción de cargar la suerte es la piedra angular de la técnica del toreo. Cualquier arte o acción que se ejercite suprimiendo la cargazón de la suerte no es toreo. Durante toda la historia de la tauromaquia han surgido numerosos espadas pretendidamente revolucionarios, que modificaban, descomponían o suprimían las reglas del arte de torear y ninguno de ellos produjo revolución alguna, precisamente porque el edificio de sus invenciones prescindía de cargar la suerte. Es decir, que eliminaba su cimentación."
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