Cayetano a portagayola |
Tras un breve descanso, de un día por supuesto, me reencontraba con los aficionados que me contaban la tediosa tarde de ayer. Yo había leído ya lo que decían mis críticos de culto sobre la tarde de ayer: Crivell, Lorca, Zabala, y algún blog independiente de lectura obligada. Y no se han equivocado mis amigos Manuel y Pedro al explicarme, con muchos matices por ambos, lo ocurrido, y refrendar en parte lo escrito por los profesionales citados y los aficionados blogueros. Es decir, un desastre. Regresaba con la intención de quitarme el sabor de boca de lo leido, y mire usted por donde que si no quieres un caldo.....¡¡Pues toma dos tazas!!. Insoportable corrida bañada por el tedio de ver una corrida de toros falta de raza y clase, y de ver a toritos moribundos y sin criterio lidiador algunas veces por la terna actuante. Seria y preocupante alarma en la fiesta tras ver este triste espectáculo, y sobre todo ver que la plaza de Sevilla se cubre- un lunes de farolillos - con casi 3/4 de aforo, y con algunas calvas muy significativas en los tendidos de sombra.
Se han lidiado toros de Daniel Ruiz, de juego y presentación desigual, destacando, por decir algo, 2º 3º y 5º. Se lidiaron dos sobreros, uno de Parladé, y otro de Montealto, que no han dado tampoco mucho juego.
Castella lidió el sobrero de Parladé, que no le dio opciones con el capote y que recibió una buena suerte de varas a cargo de José Doblado. No se empleó pero de ejecución fue aplaudible. En la muleta fue noble pero sin el motor y raza que debe tener un toro bravo. Un toro sin fondo ni contenido. Con ese material era difícil que Castella sacara algo positivo.
Con el cuarto de la tarde, un toro que fue protestado por flojo, que lo fue, pero su raza y nobleza se incrementó en la faena de muleta. Un detalle chulesco del torero francés no me gusto, y es cuando se se dirigía a brindar al público, parte del sector de sol le recriminó tal decisión que en el tercio, y con muy malas formas, tiró la montera de manera airada hacia el centro del ruedo como forma de protesta por los silbidos recibidos para tal acción. Una chulería impropia de un torero. Feo detalle para el recuerdo. Gustó más Castella cuando hizo las cosas bien y despacio. Faena de todas formas intermitente, que caló más con la mano derecha, con unas tandas de transmisión y poderio, pero que no terminó de tener mayor eco en los tendidos cuando falló con la espada.
Cayetano se fue a recibir a portagayola a su primer enemigo, y tras la ejecución de la misma lo lanceó a la verónica con decisión y toreria, con dos lances y una media muy clasica. El toro tuvo algo bueno en banderillas y le obligó a saludar a José A. Carretero. El toro tenía la acometividad y la fiereza suficiente para mostrarse con prontitud en los engaños En el caballo se le mimó para practicar el toreo moderno. Faena larga que no terminó de romper hacia arriba. El toreo moderno tiene ese defecto que se eternizan las faenas con muchos pases y sin tener la chispa suficiente. Faena sin el acople deseado, donde destacan pases aislados pero sin tener relevancia artística.
Con el quinto, Cayetano no se llegó a acoplar con un toro bonito de presentación, y que tras un comienzo de faena esperanzador, y con cierto gusto y torería, tras cambiar de mano, y no ajustarse demasiado con el pitón izquierdo, la faena perdió intensidad. Mal planteamiento y analisis del toro la que realizó Cayetano, que terminó por aburrir al respetable. Con la suerte de matar se eternizó.
Daniel Luque, tras sortear un inválido de Daniel Ruiz, le tocó en suerte uno de Montealto, que apenas sirvió, ante la desclasada y poca raza del animal. Con el caballo, una tediosa suerte de varas. Daniel Luque no se cansó de porfiar pero tampoco aquello despegaba ante las nulas embestidas del desclasado sobrero.
Con el último de la tarde, otro toro que no encontró el camino de la bravura, ante la soseria del animal, y la poca emoción existente. Parecía que en la muleta la cosa iba a cambiar tras una buena lidia de Antonio M. Punta, y la acometividad en el tercio de banderillas, pero tras la segunda serie aquelló no despegó. Lo mejor una serie con la mano derecha muy,templada y con empaque. Después vinieron arreones de manso y toreo de cercanías de Luque que aumentaron el tedio de la tarde, y que provocaron algunos pitidos en los tendidos. En resumen tarde para el olvido, para la desesperación de muchos aficionados a la fiesta que no ven motivos para la esperanza, tras ver como tras dos tardes infumables, las cosas van a peor.
Foto: Diario As.
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