El toro "Vivero" que hirió a Nazaré |
La corrida de Fuente Ymbro, correcta de presentación, tuvo toros que aportaron fondo y nobleza (1º, 5º y 6º), sin fuerza y desrazado el 2º, sin clase y raza 3º, 4º.
Salvador Cortés saludó tímidamente con el capote sin acelerar su contenido artístico, con un toro que se empleó poco en el tercio de varas y en el banderillas. Nazaré se gustó en ese toro en un quite por chicuelinas rematado con una media. El toro tenía un tranco importante para embestir, y Cortés decidió brindar al público la faena. Lo llamo desde el centro, y la fijeza y empuje del animal hacia presagiar su disposición. Cortés tardó en encontrar el buen fondo del toro, y a base de darle la distancia y el sitio, la faena subió de intensidad. Pero «jopeo» - así se llama el toro - se quedó sin tener la mejor lidia por conformarse con lo realizado, que para el aficionado fue más bien poco. Mató de una estocada algo desprendida, y al toro se le aplaudió en el arrastre. Debió estar mejor con ese toro, que se vino arriba en la muleta.Con el cuarto de la tarde, un toro que no tuvo mucha acometida con el capote, y que al último tercio de la tarde llegó algo parado. En este toro Cortés estuvo poco acertado en definir lo que el toro quería, y quizás hubiera requerido distancia y sitio, elementos que el diestro nunca supo ofrecer algo para garantizar un ritmo óptimo a la faena. Silenciada su labor, y futuro incierto el de Salvador Cortés tras su actuación en la feria.
Antonio Nazaré tuvo a un primer toro que salió con muchos pies, lo que impidió ajustarse a la verónica con él, y con el caballo no tuvo la pelea deseada por la flojera demostrada en esos primeros tercios. Al comienzo de la muleta manseó en sus primeras embestidas y la falta de fuerza, y la incomodidad del viento, impidió que la faena cogiese altura. El toro protestaba en los engaños y Nazaré aburrió al personal. Con su segundo, un toro que nunca se definió, y que le costaba humillar. Nazaré brindó al público un toro que por la raza, se vino para arriba y hasta que se dio cuenta de las bondades del animal, transcurrieron series sin sentido. Después hubo series con la derecha muy firmes y poderosas que gustaron mucho al respetable. A base de distancia y tesón el torero nazarí pudo justificar su momento actual. Tras un enganchón, la música paró de tocar incomprensiblemente, y tras el enfado de la gente por ello, surgió una colada, por no estar en su sitio, al pegar un pase al natural, y le pegó una cornada en la pantorrilla. Tras una estocada se le pidió, sin excesiva fuerza, una oreja, que la Presidencia otorgó. El toro fue aplaudido en el arrastre.
El camero Esaú Fernández, recibió a portagayola a us primer enemigo, y un desarme impidió verlo torear con el capote. Recibió dos mini-puyazos, y con la muleta el toro no humillaba con la franqueza deseada. Un toro soso y con la raza justa que no tuvo el recorrido suficiente en la muleta de Esaú Fernández. Muchos pases que aburrieron al respetable, que culminó con una estocada caída. Silencio para el torero. Con el último de la tarde, Fernández se fue a porta gayola otra vez, con un toro que demostró su clase y condición en el último tercio de la lidia. En la faena de muleta, la virtud de Esaú fue mantener la firmeza toreando al natural, con dos series muy poderosas, algunas veces sin apreturas, pero subrayando que la faena ha tenido la importancia por las ganas e ilusión del joven torero camero. El toro mantenía una embestida noble y alegre por ambos pitones, y tras secundar una nueva serie por la mano derecha, y con el público caliente, el torero decidió irse a por la espada para asegurar el premio. Faena vulgarota e intermitente, donde se conformó con una oreja tras una estocada levemente caída, y tras la petición, no mayoritaria, de los asistentes. Oreja que no honra a un buen toro. Después el toro se le aplaudió en el arrastre.
Interesante encierro de Fuente Ymbro que ha premiado a los toreros con un encierro que ha servido para ver las posibilidades de cada uno, y donde se concluye para observar el estado artístico y anímico de cada uno.
Antonio Nazaré tuvo a un primer toro que salió con muchos pies, lo que impidió ajustarse a la verónica con él, y con el caballo no tuvo la pelea deseada por la flojera demostrada en esos primeros tercios. Al comienzo de la muleta manseó en sus primeras embestidas y la falta de fuerza, y la incomodidad del viento, impidió que la faena cogiese altura. El toro protestaba en los engaños y Nazaré aburrió al personal. Con su segundo, un toro que nunca se definió, y que le costaba humillar. Nazaré brindó al público un toro que por la raza, se vino para arriba y hasta que se dio cuenta de las bondades del animal, transcurrieron series sin sentido. Después hubo series con la derecha muy firmes y poderosas que gustaron mucho al respetable. A base de distancia y tesón el torero nazarí pudo justificar su momento actual. Tras un enganchón, la música paró de tocar incomprensiblemente, y tras el enfado de la gente por ello, surgió una colada, por no estar en su sitio, al pegar un pase al natural, y le pegó una cornada en la pantorrilla. Tras una estocada se le pidió, sin excesiva fuerza, una oreja, que la Presidencia otorgó. El toro fue aplaudido en el arrastre.
El camero Esaú Fernández, recibió a portagayola a us primer enemigo, y un desarme impidió verlo torear con el capote. Recibió dos mini-puyazos, y con la muleta el toro no humillaba con la franqueza deseada. Un toro soso y con la raza justa que no tuvo el recorrido suficiente en la muleta de Esaú Fernández. Muchos pases que aburrieron al respetable, que culminó con una estocada caída. Silencio para el torero. Con el último de la tarde, Fernández se fue a porta gayola otra vez, con un toro que demostró su clase y condición en el último tercio de la lidia. En la faena de muleta, la virtud de Esaú fue mantener la firmeza toreando al natural, con dos series muy poderosas, algunas veces sin apreturas, pero subrayando que la faena ha tenido la importancia por las ganas e ilusión del joven torero camero. El toro mantenía una embestida noble y alegre por ambos pitones, y tras secundar una nueva serie por la mano derecha, y con el público caliente, el torero decidió irse a por la espada para asegurar el premio. Faena vulgarota e intermitente, donde se conformó con una oreja tras una estocada levemente caída, y tras la petición, no mayoritaria, de los asistentes. Oreja que no honra a un buen toro. Después el toro se le aplaudió en el arrastre.
Interesante encierro de Fuente Ymbro que ha premiado a los toreros con un encierro que ha servido para ver las posibilidades de cada uno, y donde se concluye para observar el estado artístico y anímico de cada uno.
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