Crónica de Román Fernández Rubiales.
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla.
Más de media entrada. Es decir unas 6000 personas.
6 toros de Montealto bastos, descastados, sosos y sin clase.
Sergio Flores. De lila y oro. Silencio y silencio
Rafael Cerro. De celeste y oro. Ovación y vuelta al ruedo por su cuenta.
Juan Ortega. Palmas y palmas de despedida
Al llegar a la plaza nos hemos encontrado a una docena de anti-taurinos protestando con las consabidas consignas habituales. Hasta aquí, a mí como si se fustigan. Lo que no entiendo es como cada vez consiente la autoridad que se coloquen más cerca de la plaza. Hoy estaban a unos escasos 5 metros del vallado exterior de la plaza. Presionando e increpando a los aficionados que acudimos a una actividad totalmente legal. Además y aprovechando esta cercanía se tiran parte del festejo molestando con sus gritos amplificados por megáfonos. No creo que una molestia así fuera permitida en el exterior del Teatro Lope de Vega durante la representación de alguna obra. Menos aun en el exterior del Teatro de la Maestranza durante la representación de una Opera. Parece que el publico que acudimos a los toros tenemos menos derechos. Desde aquí pediría a la Delegación del Gobierno que tome las medidas necesarias y desplace estas protestas a la otra acera del Paseo de Colón, y que allí griten todo lo que quieran.
Sergio Flores se encontró con un primer novillo precioso de estampa. Salió galopando con muchísima clase. Metía la cara en los capotes de forma extraordinaria. Lo malo es que tenía poca fuerza, pero ante la clase que atesoraba el publico aguantó sin protestar. Sorprendentemente la presidenta Anabel Moreno decidió cambiar al toro. A partir de ahí entre los otros seis toros que salieron al ruedo no sumaron la clase que tenía el devuelto. El novillero mejicano no aportó tampoco nada por lo que fue silenciado en sus dos toros.
Rafael Cerro muestra ganas y decisión. Recibió a su primero con dos faroles de rodilla en el tercio y a su segundo a portagayola recibiendo un susto al golpearle el novillo. El novillero mostró mucho temple ante sus dos novillos. Mató bastante mal y recibió una ovación en su primero y dio una vuelta al ruedo en su segundo después de media estocada pescuecera, una estocada y tres descabellos.
El debutante Juan Ortega tampoco pudo lucirse con su lote pero demostró muy buenas maneras, torería y personalidad, cualidades bastante escasas hoy en día en los novilleros. El aficionado sevillano se ha quedado con las ganas de volver a ver a este novillero.
Foto: Sevillatoro.
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