Futuro para una cubierta

El tema principal de la semana esta siendo la «fallida» estructura que como cubierta se había instalado en la Plaza de Toros de Las Ventas. Una presunta prueba de carga, o la incesante borrasca de la madrugada del lunes han provocado el citado hecho, y han levantado «ampollas» y «suspicacias» en los blog´s y redes sociales con algunas difamaciones o mentiras que son difíciles de asimilar por personas con cierto sentido común. 

Se podrán aceptar o acatar teorías a favor o en contra de la cubierta – que las hay – pero no debemos olvidar que todo avance en la comodidad y bienestar del público supone que el espectáculo taurino progrese en estándares de calidad, no sólo para los abonados y público, sino también para los profesionales. Ellos también tienen derecho. Aquellos interesados por lo «rancio» y lo «tradicional», deben saber y partir de una premisa fundamental; la sociedad y el mundo avanzan de manera proporcional a los hábitos que marca la ciencia y la tecnología. Como tal se debe entender que toda innovación, y todo ejercicio que los poderes públicos y privados inviertan para el normal funcionamiento de un espectáculo supondrán ventajas muy positivas para la fiesta de los toros. ¿O acaso un asiento de plástico en un tendido, de color horroroso, en un Bien protegido no se justifica como elemento de bienestar?; ¿por qué no pensar en los efectos positivos de una cubierta.?. Aquí en Sevilla tampoco se podían poner altavoces hasta que al final alguien pensó que toda tradición permite cierta flexibilidad al entorno protegido. Y no ha pasado nada por reformar y adaptar el recinto. Ahora nadie se queja. 

No debemos ampararnos en decir que una Declaración de Bien de Interés Cultural es el motivo principal para oponernos a la cubierta de Las Ventas, cuando en nuestro Estado Autonómico existen monumentos, parajes y bienes de infinito valor y que tras la negligencia de algunos políticos han cometido siniestras vulneraciones a los bienes jurídicos protegidos que nada tienen que ver con lo sucedido en la plaza de toros de Madrid. Nos puede gustar mas o menos, - sobre todo el coste económico de la operación con lo que esta cayendo - pero afirmaciones baratas o insensibles sobre una cuestión que supone una mejora considerable para todos los usuarios de un espectáculo es nadar contracorriente e ir en contra de las reglas que imponen el futuro y progreso. 

Procuremos alegrarnos eso sí, de que las deficiencias y «mala praxis» de la empresa contratada se depuren para que no haya en el futuro cualquier suceso o imprevisto y que y que provoque el lamento tras una noticia desagradable. Siempre se ha dicho, rectificar es de gente sabia y noble, y por tanto cualquier solución al problema debe tener una consecuencia; que la cubierta se instale con plenas garantías. 

Confiemos en ese futuro mejor y no caigamos los aficionados en discusiones absurdas que nada tienen que ver con el toreo; espectáculo éste, singular y tradicional, pero que debe adaptarse a los nuevos tiempos, que son los que corren y los que el cliente responsable sugiere, y si le dejan, demanda.