«Porteros de discoteca VIP*
Tras cada anuncio de las ferias de verano, se me aparecen imágenes premonitorias de plazas de toros devastadas, como arrasadas por la onda nuclear de Nagasaki. Illumbes desolados. Algunos carteles se me hacen dignos de una estrategia de tierra quemada: "Después de nosotros, naide ". No hay ni la más mínima siembra con ventanas al mañana. El círculo se cierra en seis toreros y tres ganaderías; y de esos toreros en rueca se han hecho drogodependientes las ferias y sus dueños, creando un monstruo que se devora así mismo. El manomanismo reinante remata la jugada. Si la tarta se ha hecho pequeña, repartamos entre los que estamos. La propuesta viaja con carnet de ida y vuelta, de empresarios a figuras y viceversa. Y se acepta: si queréis mantener este caché, un toro más. Un toro más y un torero menos.
El empresariado clamaba al cielo y temía al G-10, pero al final sus ferias, cada día más estrechas, más cortas, más nada, se convierten en pequeños clubes de elite con derecho de admisión. Los resultados de Madrid siguen ninguneados incluso por los propios empresarios de Madrid: Simón Casas al menos ha contado con Joselito Adame en Valencia... ¡en octubre! Hay un mano a mano entre Morante de la Puebla y Alejandro Talavante que será, se intuye, a comer clochinas. ¿No cabía ahí Adame o, como dicen ahora, no daba el perfil para las estrellas? Ni para demostrar que sí, ni para contrastar el no de los escépticos abren una oportunidad. Ya puestos falta el mano a mano Fandiño-Perera que no se dio en Fallas con Fuente Ymbro por razones sobradamente conocidas y que ahora se da dos veces en territorio Iván: Dax y Bilbao. En esa línea argumental del manomanismo ché, este duelo habría dicho más que el cartelazo de Finito, El Cordobés y Padilla; en taquilla, no sé, que es lo jodido.
Valencia es el paraíso si mira uno a Almería o al Puerto de Santa María. No fallan los de piñón fijo. A Madrid se le hace de menos no sólo por los que no están, sino por los que están en los mismo mismos niveles que un año atrás. Bueno, se desprecia a Madrid y Sevilla, que a un tío, como Escribano, que cortó dos orejas a un miura en la Maestranza no se le ha concedido ni el beneficio de la duda. Y, sin embargo, los fundidos en negro, los apagones, las desilusiones de José María Manzanares y Alejandro Talavante con seis toros no sólo no cuentan, sino que si te descuidas les han subido el caché. Volvemos a la dependencia creada y admitida que se resumió en aquella frase del G-10 en plena guerra: "Nosotros somos los guardianes de la Fiesta". Y ahora los capos de las empresas que entonces bramaban se han calado la gorra de portero de discoteca VIP con las llaves compartidas de la puerta: reservado el derecho de admisión. Y todos los que ya están dentro tan contentos.»
*Artículo de opinión de Zabala de la Serna, publicado en el Blog " la Hora de la Verdad"
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