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«Antoñete», junto al malogrado «Montoliu» y Martín Recio |
Un tal dia como hoy se hacia un paseillo muy especial en Almería, y por uno de los toreros que más me han marcado como aficionado. No hacia ni 24 horas, uno de los diestros con más proyección artística, José Cubero "Yiyo" moría corneado en la plaza de toros de Colmenar Viejo (Madrid), por el toro "Islero" de Marcos Núñez.
Como saben, Antonio Chenel «Antoñete» compartió cartel con "El Yiyo", y toreaba al dia siguiente en Almería, y cumplió su contrato en homenaje
al diestro de Canillejas. Habia presenciado la muerte de un torero; su
cuerpo fisicamente estaba en Almería, - para realizar el paseillo junto a Pepín Jiménez y Manuel Cascales - pero su "alma" estaba en Colmenar y en los recuerdos vividos junto al «Principe del Toreo» como así llamarón al diestro José Cubero. Y la tarde en Almería era gris.
La foto que ilustra la cabecera de este post es del fotográfo almeriense (q.e.p.d.) Julio Araez, y sirve para recordar esta efeméride, acontencida hace hoy 35 años, y cuyo hechos estan fechados en la tarde del 31 de agosto de 1985. Sirve este modesto recuerdo para la historia de la Plaza de Toros de Almería, y la fiesta de los toros.
Así relataba Antonio Torres para el Diario "El País" la tarde, en la que no sólo fue noticia que «Antoñete» hiciera el paseíllo, sino que lamentablemente fue cogido, de caracter reservado, y no pudo continuar la lidia:
«Antonio Chenel, Antoñete, de 53 años, fue cogido ayer en la plaza de
toros de Almería por su primer toro un día después de la muerte de Yiyo
en Colmenar Viejo. Antoñete, quien fue director de la lidia en la fatal
corrida del viernes, había viajado durante la noche a Almería
conduciendo su propio coche y estaba visiblemente conmovido por la
desaparición de Yiyo. No obstante, decidió torear ayer, según él, "para
dar el ejemplo". El cuerno del toro alcanzó a Antoñete en la parte
interior del muslo izquierdo, aunque la herida no fue excesivamente
grave.
Silencio.
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Momento de la cogida |
El silencio previo a la corrida era la señal de que Yiyo
aún latía en Almería. Antoñete llegó al hotel, para cerrar la feria
taurina de Almería, a las seis de la mañana de ayer, procedente de la
tragedia de Colmenar Viejo. A las seis y media de la tarde de ayer y con
el primer toro de la tarde, el propio Antoñete recibía un pitonazo en
la pierna izquierda al tercer muletazo en la plaza de toros de
Almería.Inmediatamente fue trasladado a la enfermería, donde se dió a
conocer un parte médico que dice que Antoñete sufrió "herida en el muslo
izquierdo, que presenta un orificio de entrada de diez centímetros, con
dos trayectorias, una ascendente y otra, descendente. La herida diseca
músculo vascular. Pronóstico reservado".
"Antoñete ha sido operado con anestesia general, de cuyos efectos se
está recuperando, para ser internado, posteriormente en el hospital
provincial de Almería", afirmó ayer el jefe del equipo médico de la
plaza, José Luis Angulo. Según indicó después otro miembro del equipo
médico, si todo discurre normalmente Antoñete se podría recuperar dentro
de unos 15 días.Antoñete llegó a Almería con las primeras luces del día
conduciendo su automóvil Peugeot 505, matrícula de Madrid. Hasta
pasadas las cuatro y media de la tarde tenía prohibido que le
molestaran. No pidió nada durante toda la mañana. El recepcionista del
hotel informó que ni sus dos hijos, Carlos y Luis, que le acompañaron
hasta Almería, podían hablar con él.
Mi padre estuvo al lado de Yiyo, pero yo estaba con mi tío Paco en
el callejón de enfrente, no sé qué decir, pero sí que fue una tragedia
muy grande". La frase corresponde a Carlos Chenel, 23 años, ojos
vidriosos, hijo de Antoñete. "Mi padre conducía. No hemos hablado de
nada. No nos dejó que le quitáramos el volante, tan solo nos paramos un
par de, veces a tomar café", manifestó Carlos. Con el veterano diestro
madrileño viajaron también dos de los banderilleros de su cuadrilla,
Manuel Montuliu y Martín Recio.El ayuda del veterano torero, José María,
Susoni, tenía orden ayer de despistar a los periodistas. Decía que el
maestro estaba en un pueblo de Almería con unos amigos y que no volvería
hasta momentos antes de la corrida.
Las cuadrillas permanecían en silencio y en ninguna conversación
surgía el tema de Colmenar Viejo. No se oía el menor comentario sobre la
tragedia de Yiyo. Quizá Carlos, el hijo de Antoñete, en un momento de
la conversación con este corresponsal, vino a decir que la muerte se le
vino encima nada más que el toro atacara a Yiyo. El silencio era el
mayor homenaje.
El ambiente distendido que ha venido rodeando el comienzo de otras
corridas en Almería, con toreros recibiendo a incondicionales seguidores
o toreros en la piscina, gastando bromas -Ruíz Miguel, el viernes, por
ejemplo- se cambió por los ojos bañados en sangre de todos los
profesionales del toreo. Susoni dijo en tono de indignación y con ganas
de que todo el mundo lo escuchara, "en el toro se muere de verdad y ahí
no hay falsedad como en las películas del Oeste".
Susoni también presenció la muerte del matador José Falcón, en
Barcelona; la del banderillero El Coli, en Madrid, y, hace un año, la de
Paquirri. "Sólo he aprendido", dijo, "que aquí no hay falsedad sino
mucha verdad y compañerismo, pese a que haya toreros rivales. A la hora
de la verdad, los toreros son humanos", concluyó el ayuda de Antoñete.
A las seis de la tarde Antoñete bajó de su habitación y saludó a la
cuadrilla y a varios amigos. "Si no lo hago yo, quién lo va a hacer. Yo
voy a torear para dar ejemplo", dijo Antoñete. Seguidamente preguntó a
uno de sus banderilleros que si en la plaza había una capilla separada
de la gente. Encendió un cigarrillo rubio y tras medio minuto de
silencio sepulcral volvió a preguntar a este corresponsal cuántos
minutos se tardaba desde el hotel Indálico a la plaza de toros de
Almería.
Antoñete, que toreaba junto a los diestros murcianos Manuel Cascales y
Pepín Jiménez, a las seis y media en punto saludaba a la presidencia.
Después, en el centro de la plaza, miró al cielo con un gesto serio y
triste. La plaza se venía abajo en aplausos y recuerdos para Yiyo.
Antoñete, al dar el tercer muletazo por bajo, recibió un pitonazo en la
pierna izquierda. El toro lo zarandeó y lo tiró al suelo.(...)»
Fotos: Aráez (1985) - colección familiar y EFE, publicada en el Diario ABC el dia 1 de septiembre de 1985.

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