Segunda novillada de promoción en la Maestranza y con un calor sofocante que se dulcificó un poco según avanzaba la noche. Media entrada de aforo para ver una novillada de los Hermanos Tornay, de correcta presentación y que tuvieron nobleza y argumentos para que algún novillo se le hubiera podido cortar más orejas. Juego variado pero interesante en términos generales. Y la expectación por ver al sevillano Pablo Aguado era tremenda en los aficionados, y la verdad que este joven novillero demostró recorrido, sitio, expresión y una cosa importante, piensa delante de los novillos. Si no fuese por los aceros, ayer hubiera salido por la Puerta del Principe. Rozó la Gloria.
Pablo Aguado tuvo un primer oponente que fue de menos a más pero nunca se entregó en los engaños. Gusto mucho en su toreo a la verónica que fue rematada la serie con una media de exquisita interpretación. En la muleta con un toro que le faltó transmisión tuvo la virtud el torero de sacarle todo el partido. Faena bien estructurada, muy ligada a derechas en izquierdas, y con cierto empaque. Lástima que la suerte de matar no le acompañó.
Con el cuarto de la tarde su toreo con el capote y con la muleta. Recibió a su oponente con cinco afarolados muy ligados rematadas con una larga que tuvo empaque y categoría. Buen novillo este de Tornay, que colaboró para que Aguado hiciese una faena bien cimentada por ambos pitones, con toques de artista, y fundamentadas con temple y pureza. Interpreta este sevillano un toreo serio, elegante y muy puro. Al natural lo bordó, como también gustaron los excelentes y largos pases de pecho que ejecutó de forma magistral. Tras una estocada algo delantera se le concedieron con mucha fuerza las dos orejas.
Cristian Pérez, de Albacete, evidenció su bisoñéz ante un animal que pedía sitio y oficio. Demostró voluntad y valor. Varios desarmes inoportunos término por echar por tierra la ilusión del novillero. A espadas necesita mejorar.
En el último, Pérez volvió a demostrar mucha voluntad pero muy poco oficio ante un novillo noble que pidió otra lidia. Faena larga e inconexa que no tuvo eco en los tendidos, tras varios revolcones que despertaron al respetable.
Alejandro Gardel, de Pinto (Madrid) demostró soltura en el recibo con el capote manejando con gusto el engaño. Brindó a David Mora, su faena de muleta donde nunca llego acoplarse del todo ante un novillo que pedía otra lidia. No obstante quiso templar, pero faltó continuidad y cierto mando. Tras una estocada algo trasera y varios intentos para descabellar al toro fue silenciada su labor.
Para cerrar la noche le tocó en suerte otro novillo noble aunque con las fuerzas justas. Le dejó interpretar el toreo al natural, lo mejor de su discreta actuación al no llegar a romper del todo. Gusta torear en cercanías y acompañar la figura. Volvió a fallar a espadas.
Foto: Ambitotoros

No hay comentarios:
Publicar un comentario