Final novillada de promoción en Sevilla: Final gris, con una solitaria oreja para González-Écija

Final de la novilladas de promoción en Sevilla, con media plaza en los tendidos, y como suele habitual, con mucha juventud en los tendidos y gradas de la Maestranza. Fue una novillada gris, sin mucho disfrute del personal, quizás porque hoy en día falta un sello personal a los novilleros. Todos quieren hacer las mismas cosas, y por eso se pierde interés o cierta afinidad con lo que hace en cada actuación cada novillero. Sólo González-Écija, que corto una oreja, - y declarado triunfador del ciclo - puso dejar algo de destellos ante una novillada de Jandilla, que se dejó poco, pero que algunos ejemplares potables, (1, 2º y 5º) tuvieron cierto interés y clase.  

Uceda Vargas no se acopló del todo con su primer novillo con una faena de altibajos ante un novillo que tuvo sus dificultades pero que cuando se le hacían las cosas bien respondía con cierta nobleza. Emocionantes fueron las bernardinas para rematar la faena que caldeó a un público muy entregado con el de Gerena. Silenciada su labor tras matar de forma poco ortodoxa. 

Con el mansito cuarto, pasó apuros con el capote al desparramar la vista por el pitón izquierdo. Anduvo suelto durante la lidia el novillo, y Uceda planteó una faena vibrante con la derecha donde dejó muletazos estimables. Un enganchón con la izquierda motivó que la faena decayera hasta que volvió a torear con temple y ligazón con la derecha. El toreo de cercanías para rematar la faena puso a la plaza de acuerdo. Tras fallar a espadas, vuelta al ruedo como recompensa. 

Gonzalez-Écija estuvo templado con su primero, en la que demostró con un novillo repetidor y con clase, anduvo muy torero y dejando entrever ciertas formas artísticas. Se acopló mejor con la derecha donde las series tuvieron transmisión. Tras fallar intensamente con la espada, se pegó una vuelta al ruedo por su cuenta. Con su segundo, otro novillo que tuvo clase aunque escasa fuerza, estuvo el novillero muy firme y dejando patente que tanto con el capote como con la muleta sabe torear. Demostró capacidad y firmeza y lo mejor de su actuación vino con la mano izquierda. Tras una estocada trasera y tendida, y varios descabellos le fue concedida una benévola oreja "tocando la bocina" de la retirada del animal al desolladero.
"Solalito" anduvo discreto en su saludo capotero con el primero de su lote, que tuvo poca presencia y estilo. Su falta de raza no fue óbice para que el francés demostrase su voluntad y oficio. 

Con el último, ante un novillo que salió con muchos pies, estuvo espeso y con muchas prisas en una faena algo desestructurada y sin llegar a calar del todo en los tendidos. Pincho y fue silenciada su labor.