"Me gustan los toros, pero me considero antitaurino. Es decir, soy un apasionado de la fiesta y, sin embargo, repruebo la actitud de quienes gobiernan –desgobiernan, mejor dicho- la nave del espectáculo. Los políticos catalanes han acabado con los festejos en el delirium tremens de cercenar cuanto huela a España, al mismo tiempo que han dejado que los “correbous” circulen por las calles de muchos pueblos. Así que no nos cuenten milongas acerca de la defensa de los animales. Con todo, los denominados taurinos son los principales responsables del declive en el que se encuentra sumido el planeta de los toros no sólo en Cataluña sino también en el resto de España.
Desde hace unos años, viene lidiándose un animal afeitado –para los no iniciados: se recortan sus pitones o cuernos-, inválido, descastado y muy aburrido. Es un toro que, en la mayoría de los casos, va y viene con nobleza, pero sin la emoción que concede la raza y la casta brava que siempre caracterizaron al animal más imponente de España hasta que cayó en las manos de unos desaprensivos marcados por la avaricia y el desprecio a la Fiesta y, en consecuencia, al toro, cuya dignidad han machacado sistemáticamente.
Estos taurinos, grey formada por innumerables toreros, ganaderos, apoderados y empresarios –hay honrosísimas excepciones en cada uno de los sectores-, han permitido y alimentado el exilio voluntario de aficionados que hemos vibrado con faenas inolvidables y legendarias, con naturales y verónicas, pases en redondo y de pecho que incendiaban nuestras almas con rotundos olés que estremecían los cimientos de las plazas.
Estas sensaciones, fuera del alcance de cualquier otra manifestación artística, van apagándose y acaso aparecen con el cuenta gotas que permiten reses verdaderamente bravas y diestros que no rehúyen el toreo puro ni buscan el aplauso fácil producto de tres circulares y dos molinetes, muy lejanos de la tauromaquia fundamental. Las hazañas de José Tomás o las antológicas faenas de Morante de la Puebla apenas camuflan la imperante y triste realidad del toreo actual.
A mí y a muchos aficionados nos han echado de las plazas estos personajes. En Almería, sin ir más lejos, vivimos un momento terriblemente desolador. Tras la debacle del año pasado esperábamos unos carteles interesantes, pero la mayor parte de la afición coincide en que, de siete carteles, ¡sólo hay tres atractivos! Eso, directamente, es mandarnos al exilio.
Me niego a ser cómplice de la ruina a la que nos conducen. Me niego a callarme, porque amo profundamente la fiesta de los toros. Y creo que aún hay soluciones. Estas pasan por hacer una limpieza absoluta, como se ha hecho en el ciclismo. Hay que analizar rigurosamente las astas sospechosas, vigilar la integridad del toro, evitar que los presidentes de las plazas se muevan en el compadreo con los empresarios y desoigan a los aficionados, o no repetir ganaderías que hayan fracasado, entre otras muchísimas cosas. Pero, sobre todo, hace falta voluntad de ofrecer un espectáculo íntegro. Ahí quiero ver también a los políticos.
El problema es que las figuras mandan sobre casi todos los ganaderos, los empresarios han extirpado cualquier intento de pureza en la fiesta por parte de la autoridad que se corrompe y los públicos son en muchas ocasiones ignorantes acerca de lo que es digno de aplauso y lo que no. Algunas figuras quieren que los toros pasen al Ministerio de Cultura, en lugar de pertenecer a Interior. Perfecto, así sí que iremos de cabeza al desastre.
Hace unos meses le pregunté en Almería, en un acto de la Universidad, a Enrique Ponce si los taurinos se sentían mínimamente responsables de la situación, si eran autocríticos. Se salió por la tangente… En fin, si no asumís que la cosa está mal difícilmente la podremos cambiar. Estamos arreglados."
*Escrito por Alberto Gutierrez, y publicado en el diario "La Voz de Almería, del dia 30/7/2010
12 comentarios:
Me parece que Alberto se le ha ido un poquito la olla.
Emilio, no te permito que hables así de mí. De ninguna manera. Pero, ¿tú qué te has creído? Mira, podrás estar de acuerdo o no con mis argumentos, pero en absoluto voy a admitir que me descalifiques. ¿¿¿Está claro??? Si no sabes participar en un blog es mejor que te quedes calladito.
Emilio, no te permito que hables así de mí. De ninguna manera. Pero, ¿tú qué te has creído? Mira, podrás estar de acuerdo o no con mis argumentos, pero en absoluto voy a admitir que me descalifiques. ¿¿¿Está claro??? Si no sabes participar en un blog es mejor que te quedes calladito.
No hay que hacer ningún caso a este tipo de gente. Siempre hay tipos como estos que se salen del tiesto. Así que, amigo Alberto, ni caso que es lo mejor y lo que se merecen.
Unicamente felicitarte por tan magnífico artículo.
Un abrazo
Pepe Pastor
No haga caso a estos descerebrados,Sr. Gutierrez.
Llevo años leyendole y siempre me ha parecido una persona muy centrada y un gran aficionado.
Saludos
Efectivamente, no merece la pena hacerle caso a este tipo de personas. Emilio, di lo que quieras, tu opinión no me importa en absoluto. De hecho, no sé ni por qué me ha molestado antes. Si fuera otra persona la que lo hubiese dicho, pues quizá estaría fastidiado. Pero viniendo de ti hasta me hace gracia. Qué personaje estás hecho, Emilio.
Emilio, creo que el respeto nunca se debe perder, y sobre todo porque lo que ha dicho en ese artículo, alto y claro, y dando la carita.....es lo que piensa mucha gente, (yo también), y por tanto hay que admitir otros comentarios, aunque no nos gusten, porque gracias a Dios, la libertad de opinión esta amparada en nuestro ordenamiento, y nadie nos puede imponer el mono-discurso.
Si no te gusta ese artículo, como taurinamente se puede decir; ¡¡Puerta!!...pero no faltes nunca el respeto a un aficionado (como tu) a nuestra fiesta nacional, que ha dicho con educación y verbo lo que piensa de la situación actual.
Un saludo
Estimado Pepe, siempre es un lujo que te acerques a este Blog. ¿Vas a ir a la Feria de Málaga?...
Hola Perezlarcon, enhorabuena por este blog en donde se aprecia que existen buenos aficionados y sin complejos.Sobre este artículo afirmar que lo suscribo totalmente, y comparto la inquietud de la fiesta. Este señor no va mal encaminado. Sobre el autor del comentario salido de tono, seré el típico taurino cuyo complejo es palpable cuando sale de una plaza de toros, y solamente realiza afirmaciones como esa, sin fundamento, sin aceptar opiniones diferentes. Debemos mejorar la fiesta porque estamos los aficionados un poco desamparados por los taurinos de pacotilla.
Saludos cordiales.
Está claro: o que no me he sabido explicar, o que no se ha entendido la frase "se le ha ido un poquito la olla". Lo digo en plan de broma, como algunas que le he gastado a Alberto y no se ha enfadado. Bien es cierto que han sido "bis a bis" y se entienden mejor que dejándolo por escrito. Lo repito una vez más la "frasecita" es una frase hecha, sin ánimo de ofender. La verdad es que me he visto bastante sorprendido por vuestras afirmaciones, pero no me ofendo,¡¡faltaría más!!.
Ahora bien, de ahí a que yo sea un descerebrado, que no sepa participar en un blog, tildarme despectivamente de "este tipo de personas", de "personaje", de perder el respeto... me parece que va un mundo Alberto y todo porque yo creo, me equivoque o no, que es una fuerte rabieta. Con esto creo que no ofendo a nadie. Pero en todo caso ofrezco mil excusas y pido perdón sinceramente si te has sentido ofendido Alberto. No era esa mi intención. Una vez más, lo siento.
Saludos
Bien Emilio, yo a lo mejor lo entendí de otra manera. Pido yo también las disculpas necesarias. En todo caso Emilio, recoge una gran ovación (desde el tercio, por tu comentario último, y aqui Paz y allí Gloria que diría uno.
Gracias Manolo por visitar este blog, en la que como puedes no falta la polémica, jajajajaa, pero una polémica muy sana y entre gente muy saludable.
Saludos a todos, y asunto zanjado.
Emilio, acepto tus disculpas. Aclarado queda. Pero entiende que me pareció fuera de lugar la frase. No es lo mismo decir las cosas que escribirlas, en donde no se percibe el tono. Disculpa tú también por lo de personaje... Me alegra que se haya aclarado todo. Un saludo, Alberto.
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