Tarde sofocante de calor - con tormenta de truenos incluida - para presenciar la ilusión de tres bisoños novilleros. Matadores de novillos que debutaban en Sevilla, y que no lograron algunos sus objetivos. Tomás Angulo se conformó con una oreja, pero su disposición y ganas taparon algunos defectos. Otros como Hidalgo acreditaron que en el antiguo INEM podían buscarle un sitio como persona que demanada otro empleo u oficio. Sin terminar de cuajar, por no tener los animales para ello, Angel Jiménez.
Los novillos de Guardiola han sido desrazados y flojos en términos generales, excepto 3º y 4º, que han sido nobles y muy buenos para los novilleros. 2º y 5º sin llegar de terminar de romper, y sin raza el 1º, y con algo de genio y brusco el 6º.
Miguel Hidalgo estuvo voluntarioso con el desrazado primero que perdía la vista y que le atropelló sin consecuencias con el capote. En el caballo apenas inquietó al picador. En la muleta llegó parado y sin apenas posibilidades de éxito.
Con el segundo, un toro que perdió las manos en el caballo, evidenció carencias para lidiar a otro novillo que demostró nobleza y acometividad con nota elevada. Lastima que Hidalgo demostrasé que no esta lo suficientemente preparado para torear en Sevilla. Faena sin estructura e ideas, cuyas intermitencias provocaron la desesperación del personal. Novillos así salen pocos en la vida. Debió ser el calor lo que impidió a Hidalgo ver al noble novillo de Guardiola. Ovación para el novillo en el arrastre cuyo nombre era «Acabado».
El astigitano Angel Jiménez gustó en los lances de recibo con muchoo gusto y temple, las cuales remató con una media rodilla en tierra de plástica belleza. Buen aire con el capote. En la muleta llegó embistiendo con escasa fuerza y raza, y lo poco que tenía el animal se lo sacó el astigitano. Su toreo algo arrebatado y gustándose tuvo acople en las primeras series, bajando el nivel tras sucesivos enganchones.
Con el sobrero de la misma ganadería, estuvo con la misma voluntad y entrega que en el anterior. En todo momento quería colocarse y hacer las cosas bien pero la poca entrega del animal no le permitió lucirse. Su bisoñez con la espada debe meditarla para futuros compromisos.
Tomás Angulo lanceó con mucho estilo a su primer oponente y destacaron sus ganas y maneras para manejar el capote. Se cuidó al novillo en el caballo donde apenas se le picó. Buen son tenía en los capotes. Tras unos pases de muleta se llevó al novillo con criterio a los medios y enjaretó dos series muy templadas con la mano derecha. El novillo transmitía nobleza, y por ambos pitones la codicia por embestir era su principal valuarte. Angulo estuvo siempre queriendo agradar, con alguna serie al natural respetable pero con la sensación de que ajustándose algo más, y provocando al animal la faena hubiera ganado en altura e importancia. Pero es novillero y apenas torea y se le ven cosas de cierta importancia. Tras un pinchazo y una estocada entera, se le pidió con fuerza una oreja que la Autoridad concedió.
Recibió a portagayola al último de la tarde, con cuerpo a tierra incluido, y demostró ganas y mucha voluntad para lancearlo de capa. Solo eso es suficiente para demostrar que quiere ser torero. Otra cosa que su lidia y artesean motivos para teorizar sobre su interpretación. Ese novillo se dejó pegar en el caballo aunque manseara algo tras el castigo. No tuvo raza y clase en la muleta. Pocas series aceptables tenía el animal de Guardiola que tuvo algo de genio en los embroques. No le cogió ni el aire. ni la distancia al desrazado novillo. A pesar de eso, estuvo porfíón - en algunos pasajes algo pesado - que incluso tras una estocada algo desprendida, sus paisanos le pidieron hasta la oreja. Un saludo desde el tercio fue el justo premio.
En los tiempos que corren, que muchos jovenes aspiran a encontra trabajo y una casa digna, los novilleros de esta época no quieren ni novillos de cortijos ni una suculenta y modesta hipoteca para su futuro taurino. Así esta la fiesta.
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