Regresábamos a la Maestranza para cumplir con nuestro compromiso de aficionado de corresponder con la continuidad del abono y presenciar otra novillada de abono con la idea en la cabeza de ver a novilleros que hacian su debut en Sevilla y por tanto, con la finalidad de observar si hay futuro. Durante el desarrollo de la misma, con algo más de un tercio de plaza, los escasos aficionados presentes salimos mosqueados tras la lidia del último porque con los tres novillos de Fuenteymbro, que remendaron a la novillada titular de Guadaira, los jóvenes novilleros, copiados con el mismo modelo de auténticos "pegapases", no estuvieron, en mi modesta opinión, a la altura de la clase y bondad del 2º, 3º y 6º. Novillos para demostrar otra cosa.
Ángel Sánchez tuvo un primer oponente que fue noble pero le faltó raza y condición. Faena que le faltó más ritmo y convicción. Muchos pases sin que aquello dijese algo. Tras una estocada caída fue silenciada su labor.
Con el cuarto, un toro protestón y sin ganas de humillar de Fuernteymbro, Sánchez porfió para sacarle las pocas embestidas de un soso animal. Fue silenciada su labor.
Diego Carretero gustó en los lances de recibo a su primero que tuvieron templanza y cadencia con el sobrero de Fuenteymbro. Un novillo que transmitió en el último tercio donde hubo pasajes de buen trazo cuando el novillero se colocó y le dio el sitio al animal. Faena intermitente y donde le faltó rematar una faena con un novillo exigente pero con mucha clase. Ahogó las embestidas y abusó del adorno en una faena intensa en el último tramo. Se le fue la estocada baja y todo quedó en una ovación. El novillo aplaudido en el arrastre.
Con el quinto, de Guadaira, poco pudo hacer con un novillo que se dejó picar pero que tuvo algo de genio y falta de fijeza. Muchos pases pero el animal no tenia nada dentro. Faena callada y voluntariosa. Lo mejor la estocada.
Angel Téllez tuvo otro novillo para soñar el toreo en Sevilla. Demostró ganas pero no cabeza. Practicó un toreo moderno basado en muchos pases pero, algunos vulgares, sin apreturas, conectando con un público donde su gran totalidad eran del “sector turístico”. Tuvo momentos de interés pero sin que a este aficionado le transmitiese algo distinto de lo ya visto en ocasiones anteriores. Un novillero debe decir algo y este no me dijo en este toro gran cosa.
Con el último, un novillo que le costaba humillar, más desrazado y sin ritmo, tiró de voluntad y firmeza pero con escaso eco en los tendidos. Tras una estocada entera, el público pidio una timida oreja que no fue concedida y el joven novillero se vio obligado a dar la vuelta al ruedo. Cosas de jóvenes.
Foto: Twitter Maestranza-Pagés
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