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viernes, 14 de junio de 2019

Novillada de abono en Sevilla: Noche de mansos y silencios en la Maestranza

Con apenas un cuarto de plaza en los tendidos y gran afluencia de extranjeros que siguen el espectáculo con gran pasión (más que algunos paisanos), se desarrrolló una novillada de abono que no tuvo gran interés por culpa en su mayoría por las reses de la ganadería de Soto de la Fuente. Bien presentada pero mansa en todos los tercios, desarrrollaron genio y su falta de raza de dejó notar en el último tercio. 
Aquilino Girón tuvo un primer oponente que tuvo poca clase y escasa fuerza. Faena sin apreturas que tuvo poca historia donde la voluntad del novillero fue mayor que la poca transmisión del novillo. Tras una estocada algo caída fue silenciada su labor.
Se fue a chiqueros a recibir a su segundo que tuvo genio y poca casta. Fue un novillo que llegó con la cara alta en los engaños, y Girón demostró firmeza en una faena que no tuvo continuidad por la escasa condición del animal.
Cristobal Ramos “Parrita” sorteó un novillo manso que apenas tuvo fijeza en los primeros tercios y donde recibió una Lídia desordenada y poco afortunada. Derribó con espectacularidad al caballo que hacia la suerte y tras esa acción se desarrolló sentido y genio poniendo en aprietos a los profesionales en la suerte de banderillas. Muy poco pudo hacer en la muleta. Abrevió para la muerte y con el descabello alargó la agonía tras dos avisos.
Más templado se le pudo ver en el quinto de la tarde, - quizás el más potable de la noche - con un novillo que tuvo nobleza pero poca raza. Su labor se entonó toreando al natural donde destacaron dos naturales muy largos y mandones. Terminó por apagarse el novillo al hilo de las tablas y la faena decayó. Buena estocada y leves palmas para el novillero.
Pablo Páez debitaba con caballos en la Maestranza y tampoco le ayudó su primero que tuvo genio de salida y terminó agarrado al piso en la faena de muleta. Su desrazada condición fue aprovechada por el incipiente novillero que demostró soltura y sentido en una lidia condicionada por un animal que se entregó muy poco. Mató de estocada desprendida y tras un aviso fue ovacionado.
Con el que cerraba la noche, Páez lo intentó todo ante otro animal descastado que apenas tuvo algo positivo. Se afanó en dar series cortas que no tuvieron calado en los tendidos ante la continuidad de mansedumbre. Silenciada su labor. 

Foto: Arjona (Twitter Maestranza-Pagés)




 

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