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martes, 20 de agosto de 2019

3ª Feria de Almería: Exceso de triunfalismo para Ginés Marín y Ponce

Excesiva tarde llena de triunfalismo y generosos premios concedidos por un palco que se contagió de la alegria de una plaza que viene a divertirse pero que solicita las orejas de manera "magna" y sin criterio alguno. Eso toda autoridad que se suba al palco debiera valorar muchas cosas; condiciones del animal, la suerte de varas y por supuesto el nivel artístico de la faena, que por lo visto esta tarde al gran público - más de media plaza en los tendidos - y a la Presidencia pensaban que existían razones para conceder, de manera alegre, muchos premios por faenas vulgares, ligeras y discretas.
Y para eso, un aviso a navegantes y amantes de la pureza en la fiesta; el tiro de mulillas en Almería es el más lento de la historia para llevarse un toro al desolladero, lo que provoca que la gente siga pidiendo orejas, y el palco, sin aguantar la presión, tenga que concederlas. Esas cosas, por aplicación de un Reglamento Taurino hay que cuidarlas, y más en Almería, donde la costumbre se puede convertir en Ley, ya que todos los años ocurre lo mismo y nadie pone remedio para ello.
 Por lo demás, se presentó un cómodo encierro de Nuñez del Cuvillo, desigual de presentación, con dos toros muy mal presentados como 1º y 2º, y que posibilitó el triunfo de los toreros en líneas generales, pero que le faltó clase, a excepción del segundo de la tarde, que fue un toro muy noble y repetidor.
Enrique Ponce realizó una faena entregada con un animal que manseó en los caballos y durante la toda la lidia. Nunca se entregó el toro y el de Chiva exprimió por ambos pitones a un toro que terminó rajándose y en el que el torero nuna se le vio a gusto. La estocada cayó muy baja y una ovación para el torero. 
Con el cuarto, un animal que tuvo poco clase y que se vencía por el pitón derecho, anduvo técnico y siempre buscando las vueltas a un toro que no le puso las cosas fáciles. Lo mejor vino toreando al natural, con varias series largas. Tiró de efectos y destellos para el personal y tras una estocada algo trasera se le pidió las dos orejas que la Presidencía concedió de forma excesivamente generosa. Así no se levanta una feria y más importante, se da categoría a una plaza de toros. 
Ginés Marín sorteó otro toro bajo y justo de presentación que fue excelente pero que no fue picado. Su prontitud, nobleza y bravura solo se puede resumir en la muleta. Marín anduvo dispuesto con el saludo capotero y con el quite muy firme por saltilleras. Luego en la muleta estuvo siempre firme tuvo momentos excelentes toreando al natural. Toro y torero se entendieron y tras una excelente estocada le concedieron las dos orejas. 
Con el que cerraba su lote, un sobrero de La Palmosilla, que le exigió mucho al torero, le echó raza en una faena entonada, algo enfibrada y con un repertorio variado. Una voltereta sin consecuencias ánimo al torero para embraguetarse y poner un epilogo efectista. Tras una gran estocada se le reclamaron con alegría las dos orejas. Mi modesta oponión, simple y llana de aficionado, que valoro como un excesivo premio que en otros tiempos era de una oreja.  
Antonio Catalán “Toñete” anduvo digno ante un toro que tenía sus teclas y que nunca trasmitió nada. Tampoco el torero tuvo la habilidad para conectar con un público que fue aburriéndose conforme avanzaba la lidia. Fallo a espadas y fue silenciada su labor.
Con el último, un toro sin clase y poca transmisión, el torero de la casa anduvo voluntarioso para arrancar una oreja que justificase su presencia en la feria de Almería. Tras una estocada entera en buen sitio se le premió con una generosa oreja. Tarde excesiva de orejas que no de gran toreo.

Foto: Baltasar Gálvez
 

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