Máxima expectación para esta noche, y como refleja la imagen, desde la apertura de las taquillas de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla a las 10 horas, una cola enorme se ha producido - como muestra la imagen -, de aficionados y público para ver la final de promoción, con tres noveles que han generado mucha expectación, sobre todo los sevillanos Pablo Aguado y Rafael Serna y el extremeño Juan Carlos Carballo, quienes lidiarán un encierro del hierro sevillano de El Parralejo, - que debuta en la Maestranza -, y todo ello a partir de las diez de esta noche.
Como informa el Diario de Sevilla, Pablo Aguado se alzó como triunfador en el segundo festejo, tras cortar dos orejas al cuarto novillo -el de mejor juego- del bien presentado y desigual encierro en comportamiento de Manuel y Antonio Tornay. Aguado, con buen corte, plasmó un toreo con gusto. El torero, apoderado por Enrique Peña y Luisito, también se entregó con arrojo -tres faroles de rodillas- y toreó con temple a la verónica. La faena contó con muletazos con ritmo por ambos pitones y un epílogo con ayudados hondos. Y estocada y descabello para ganar las dos orejas del buen novillo, que fue ovacionado en el arrastre. Con el que abrió plaza, anduvo entonado, pero erró con la espada.
Rafael Serna abrió la Puerta del Príncipe en el tercer festejo, tras una actuación en la que hubo actitud, destellos de calidad y seguridad en la suerte suprema. Alumno de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, bajo la tutela de Luis de Pauloba y arropado por una legión de partidarios, conquistó al público sevillano. Tras una faena desigual a su primero, destacando al natural, propinó una estocada a ley, determinante para la concesión de su primer trofeo. Ante el buen sexto, mantuvo una actitud firme al recibirlo con tres largas cambiadas de rodillas. En la faena, intensa y aderezada con pinturería, destacó nuevamente al natural. De nuevo, estocada soberbia.
Juan Carlos Carballo, nacido en Valencia de Alcántara y formado en la Escuela de Badajoz, fue el triunfador del primer festejo de la liguilla. Valiente, conectó con facilidad con el público y manejó la capa con variedad. En su contra, realizó muy mal la suerte suprema. Consiguió lo más brillante ante el buen quinto, al que recibió con una larga. En la muleta sufrió una fea cogida, de la que se repuso con agallas. Destacó al natural, con ligazón y muletazos templados. Tras un pinchazo, se tiró en plan suicida, a topacarnero, para matar de un espadazo y ser premiado con dos orejas. Con el segundo, cumplió en una faena pasada de metraje.
Foto: Román Fernández (12;11 horas)